8-"Sol, playa y arena"

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Daniel corrió el cierre del maletín playero.

Suspiró y pasó lista, mentalmente, a las cosas que llevaría ese día a la playa, en la que, según la bruja, habría muchas probabilidades de serias amenazas para Daniel: ¡Chicos guapos!

Una sombrilla para protegerse del sol…toallas para cubrir su atlético cuerpo…ropa de baño para hacer que todas babeen por él…chaqueta en caso de frío…mini guitarra para cantarle a Amy bajo la luna…Tabla de surf para impresionar…

No pudo terminar de contar, ya que un pitido de su móvil hizo que se detuviera y le echara una ojeada al artefacto que había recibido un nuevo mensaje:

<<Hey chico. ¡Acabo de regresar de Londres!, ¿Puedo ir a visitaros a Amy y a ti?>>

 

Daniel se sentó en el borde de la cama y leyó en la parte inferior del texto: <<Gisela>>.

Sonrió y tecleó un mensaje para su amiga.

<<¡Me encantaría, chica!, pero justo ahora estamos a punto de ir a la playa>>

 

Le dio a “enviar” y guardó su móvil en el bolsillo superior de su camisa hawaiana.

Sin embargo, lo tuvo que volver a sacar, ya que el pitido volvió a oírse:

<<¡Estupendo!, ¡Los acompaño, chico!. Espérenme diez minutos. Bessines :* >>

 

Rodó los ojos y negó con la cabeza, divertido.

No se iba a molestar en escribir un: ¡Okey!, o un: ¡Vale!, porque sabía que Gisela ya se había tomado esos minutos de silencio como un: sí.

En ese momento, la puerta se abrió, dejando ver tras de ella a una apresurada Amy.

La castaña se ubicó frente al espejo y comenzó a hacerse una coleta alta en su cabello.

Daniel ladeó una sonrisa y se acercó a ella por detrás.

La abrazó por la cintura  y dejó un tierno beso en su mejilla.

-Estás hermosa, nena…-susurró seductoramente acercando su traviesa lengua al cuello de la chica.

Amy lo miró un segundo, divertida, y luego volvió a mirar su reflejo en el espejo.

-¿Me ayudas con el vestido?-pidió terminando de enrollar la cinta en su cabello castaño.

Daniel observó la prenda blanca floreada con colores vivos que llevaba Amy.

Luego, vio el lazo desatado. Asintió con la cabeza mientras intentaba hacer un moño con la cinta blanca que estaba alrededor de la cintura de la castaña y, finalmente, consiguió atarlo.

Paternidad ©--PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora