little secret of the underworld (♡O.N.E S.H.O.T♡)

La oficina de satán

    ¨satán tiene un gran problema y es que le gusta beber la sangre de los condenados para limpiar la suya, ya que esta manchada con aquel dulce error de él que nunca pudo deshacerse¨

satán se encontraba sentado en su oficina, observaba paciente en su ordenador como los pecadores cada vez eran menos, satán se sentía muy molesto y eso solo significaba una cosa, que aquel que cruzara la enorme puerta de esa espaciosa y bien sostenida oficina, no sentirá solo el olor a tabaco, si no que sentirá también la ira de satán ser desquitada con gritos e insultos que no pararían, y aquel alma no estaría solo perturbada si no que aquel ser desafortunado tendría un ojo morado también , por que como bien se sabe satán es el líder y monarca del infierno sin olvidar también que antes de eso fue el máximo pecador así como lo fue su padre lucifer que desafío a Dios así como cuenta la biblia el único libro de historia del inframundo que poseen los mundanos, ese libro miente y es el secreto mejor guardado que poseen el edén y el infierno, y así seguirá por las siguientes generaciones hasta el día en que el cielo se rompa y se haga el día de la tan esperada libranza donde el gran y renombrado Dios junto al igual renombrado satán ajustan cuentas de una vez por todas.

Satán seguía mirando su ordenador con máxima furia que sería desquitada con el siguiente que cruzase aquella puerta, satán solo esperaba con desespero a el siguiente servidor para dejarle un ojo morado.

Era inaceptable que sus ganacias cada vez fueran menos, y que cada vez más ¨ fieles servidores de atamus¨ renunciaban o bien por qué ¨el infierno ya no era lo suyo¨ o porque ¨tuvieron una oportunidad de redención que les ofreció el mismo dethos en presencia, pero satán sabía perfectamente que no era verdad, él sabía bien que estaban mandando solicitudes de empleo, y el bien sabia la razón, tenían miedo, miedo de que la profecía se haga realidad y les pase lo mismo que le paso a su padre lucifer.

Con forme pasaban los minutos el solo podía observar como la gráfica iba callendo y como las demandas se incrementaban, solo una vez Observó como la gráfica subió y luego descendió como por arte de magia, parecía que ahora toda la economía del infierno eran los casinos y prostíbulos, ni siquiera los terroristas quienes eran conocidos en el infierno como los máximos generadores de caos y masacre le llegaban a los talones a los casinos y prostíbulos, y para satán eran como su trofeo su corana representaban tanto para él, que no soportaba la idea de que los casinos y prostíbulos fueran cerrados algún día, por obra y gracia de dethos a Satán se le hacían agua los ojos de solo pensar en eso, pero algo irrumpió su concentración y fue nada más y nada menos que el sonido de la puerta al abrirse eso fue como una melodía preciosa para él.

Satán al escuchar la puerta abrirse, Observó atentamente como un fiel servidor suyo entraba por esta, entro cabizbajo, cargando una gran cantidad de carpetas, y tembloroso, eso solo significa una cosa, eran malas noticias, aquel joven servidor se acercó y dejó las carpetas sobre la mesa y comenzó a abrirlas una por una en completó silencio.

Satán solo lo observaba impaciente a que termina de abrir las carpetas, solo demoro un poco para que se percatara de que el joven servidor ya había abierto cada carpeta y ahora todas se distribuían en dos grupos, las demandas, peticiones etc. y las gráficas económicas.

Satán tomó una de las carpetas que contenía los famosos gráficos y la levantó de su escritorio para observar su contenido, al observar el contenido de estas su cara no tardó en hacer un expresión de enfado y disgusto, a medida que leía y observaba el contenido de una de las dichosas carpetas con gráficos.

El joven servidor solo observaba con temor las expresiones y acciones de satán, el solo podía observar como satán cada vez pasaba las hojas de la carpeta con furia, se empezaba a notar en sus movimientos, respiración y expresiones, cuando el joven vio que satán termino de observar la carpeta en cuestión y la dejo de lado, para acto seguido levantar su rostro, mirar a el joven servidor y empuñar su mano para dar un golpe sobre la mesa en señal de expresar lo molesto que se encontraba.