lo eres todo

las mil y un noches

hoseok lo había visto.

vio el momento justo en el que el sol salió siendo medianoche. estaban él y jimin en el balcón de la habitación del mayor, cuando aquel se percató de que este era el ángel de sus días.

justo cuando comenzó a reír, supo entonces, que aquello no era cualquier amistad. su contagiosa risa llenó todos los espacios de la habitación haciéndola a esta aun más cálida.

su corazón comenzó a latir mucho más rápido, justo como lo había comenzado hacer hace meses, y hoseok, confundido, hasta ahora se daba cuenta de sus sentimientos. se desesperó porque estos eran tan fuertes que pensó que el pelinegro los escucharía.

hoseok se quedó admirándolo, cómo sus ojos formaban pequeñas líneas, cómo sus mejillas se abultaban y se volvían más lindas con ese pequeño sonrojo, el cómo su pequeño diente, ligeramente torcido, le hacía ver más adorable.

ahí fue que se dio cuenta que había caído por jimin, que aun si él lo hacía, el pelinegro estaría para entrelazar sus manos.