8: Cuéntame sobre ella.

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Denovick

Sólo era cuestión de intuición.

El edificio de ladrillos alto y delgado se hizo ver entre los árboles y caminé hacia él con las piernas cansadas y la mochila negra en mis hombros.

Cuando abrí la puerta del departamento fui sin siquiera quitarme el abrigo hacia mi habitación en donde imaginé que la encontraría acostada y descansado como debía después de aquél golpe, pero otra parte de mí, la racional, decía que con lo terca que era Storm, se habría ido ya hace rato.

Pues la parte racional ganó y con ella caminé apurado hacia la cocina en donde tomé un vaso de jugo de naranja para luego agarrar la patineta y salir disparado al trabajo donde debía ir primero. Ella se encontraría ahí, eso era un hecho.

Jethiet se encontraba completamente vacía esa mañana, pero Frenchie se mostraba igual de apurado. Contaba billetes en la caja y anotaba números en una planilla.

La puerta estaba abierta aunque el letrero que estaba colgando de ella decía "cerrado". ¿Qué habría pasado?

—Llegas tarde, otra vez. —comentó el chico de cabello azul entre dientes y sin quitar la vista de su trabajo.

—Lo lamento, tuve que ir a mi departamento en busca de...

—¿Una Storm malherida, hambrienta, y con su típico humor de mierda?—¿cómo se había enterado?—Pues tampoco está aquí, la envíe a casa.

—Maldición...

—Sí, Nick. ¡Maldición!—gritó arrojando los billetes dentro de la caja —¿Cómo pudiste llevarla a tu departamento luego de semejante accidente? ¿Cómo pudiste hacerle caso y no llevarla a un hospital? ¿Por qué te empeñas en hacer lo que ella quiere y cuando quiere? Deja de tratar de conquistarla, Nick, no es bueno para ninguno.

—Exageras, no intento conquistarla.

Me acerqué y me senté en frente de él dejando que la mesa alta nos separara un poco por si intentaba golpearme durante la conversación. Aunque él no tenía aspecto de ser agresivo.

Ante mi contestación, él levantó las cejas las cuales parecían raras ya que el color de su cabello no era exactamente ese.

—Podría haber muerto, se golpeó la cabeza.—dijo algo aturdido y noté sus expresiones muy afligidas.

—Mi vecino, en el pasillo de enfrente, es médico, Frenchie.—le expliqué para que se calmara—Le pedí que fuera a verla y eso hizo, le dio un par de calmantes y curó su herida la cual pudo haberse abierto luego de levantarse sin permiso de mi cama.

Cerró la caja registradora y se levantó para preparar un café con crema y un batido de frutilla para mí.

—¿Podrías decirme dónde se encuentra su casa?—pregunté sentándome en una mesa con él y al instante notó a lo que me refería.

—Sabes que no.

—Por favor, no voy a ir a secuestrarla—comenté bromeando, pero al parecer pareció no notarlo así.

—Vas a ir a molestarla y me matará si es por mi culpa.

—Sólo quiero ver si se encuentra bien.

Tomó una servilleta y se limpió las manos suavemente.

—Escucha, Nick, Storm no es lo que buscas... no es una persona afectuosa en absoluto, ni cariñosa, ni dulce. Ella es distante, algo brusca, cortante; la conozco bien y la tensión entre ustedes es peculiar a tal punto que tengo miedo de lo que pueda hacer.

—Empiezo a asustarme, Frenchie.

—Deberías.

Terminé el batido y cuando él su café, cerramos el lugar para ir juntos a caminar por ahí. Finalmente decidí no hablar más sobre ella, pero no era más que una táctica para que él mismo terminara contándomelo todo sin hacer preguntas concisas.

Sin proponérnoslo, llegamos a mi departamento. Frenchie se mostró muy a gusto y se recostó en el sillón a mi lado para mirar algo en la televisión vieja.

—Entonces... dime,— empezó él—¿Hace cuánto vives aquí?

Me parecía tan raro haber vivido aquí sin haberlo conocido antes, GreenHill no es de una característica muy grande.

—Unos 6 años.

Ni siquiera tuve que preguntarle y él ya estaba contestando.

—Mi madre me trajo aquí cuando supo que estaba embarazada, vivíamos en Holanda, un país hermoso por cierto. Mi padre era un corrupto, hacía cosas que no tenía que hacer y bueno, mi madre escapó en un barco con nosotros a rastras.— contó—Yo tenía entonces 7 años.

—¿Qué clase de cosas hacía tu padre?—pregunté a lo que Frenchie me devolvió una mirada intensa—No tienes que responder si no quieres.

—Fue acusado por abuso sexual...—dijo entre suspiros llenos de decepción—Unas 3 veces. Nos encontró viviendo aquí cuando cumplí los 15 y me llevó con él una noche sin que mi madre lo supiera, hasta volver a mi país natal. Por supuesto, yo era un niño ingenuo que sólo quería volver a ver a sus amigos perdidos.

—¿Y entonces?—lo animé a continuar.

—¿Y entonces?—rió—Mi madre accedió a perdonar a mi padre y vivir con él hasta que  apareció una muchacha llena de sangre en la puerta de la casa diciendo que era hija de Colin y Liva Wender, el geofísico y la esculturista más reconocidos del país. Accedió a pagarnos una suma grandiosa de dinero si la ocultábamos y no decíamos nada a la policía, y por supuesto que eso hicimos. Pero... mi madre descubrió que mi padre se acostaba con la pobre inocente que no podía hacer nada para quitárselo de encima y decidió volver a fugarse conmigo y con la chica para no volver nunca más.—tragó saliva y agregó—Mi padre fue arrestado meses después por saber del paradero de la chica.

—¿Y qué pasó con ella?

—Pues... sabes bastante, esa chica es Storm.

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2018 ⏰

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