14:39-¡¡¡Zapp-san!!!
-¡¡Cállate Leo!!- le tapó la boca.
Ambos sujetos corrían despavoridos por media manzana. Sus torpes acciones habían provocado otro desastre del que se arrepentían profundamente pero que ya era demasiado tarde. El desastre ya estaba hecho y como siempre, eran incapaces de solucionarlo por ellos mismos.
Siguieron corriendo hasta que cansados, se escondieron dentro de un edificio y esperaron a que la tenebrosa criatura pasará. Sin embargo fue en vano, la criatura de asqueroso rostro y cuerpo los rastreó sin problemas y los empezó a seguirlos de nuevo.
Tras aquel enorme cuerpo, a paso lento avanzaba un figura delgada y bien vestida, sin una sola arruga en su impecable traje, con unos zapatos negros que destacaban su lento paso.
Esmeralda
Blood
FreezeCero
AbsolutoLa bestia no puedo ni mover un músculo tras que aquel hombre dijera esas palabras. No había ningún rincón de su cuerpo que no estuviera repleta de ese gélido hielo.
Los dos chicos, que habían permanecido al margen para no morir de una hipotermia, se preguntaban si era mejor echar correr o esperar a que su muerte llegase.
Zapp sin dudarlo empezó a echarle la culpa a Leo mientras que este lo miraba indignado y dando argumentos que lo defendiera de las estupideces que decía su compañero.
En un momento de desesperación para que estos dos mocosos se callasen, congeló a ambos y los llevó de vuelta a Libra, donde tuvieron que descongelarlos a base de secadores.
El primero en recobrar el conocimiento fue Zapp, a parte de que tenía una cara de pocos amigos también tenía unas cuantas palabras que decirle a cierta persona pero esperó a que Leo recobrara el sentido para usarlo de escudo humano.
Ahora si estaba preparado, Leo estaba despierto y delante suyo- ¡Steven maldito! ¡Nos congelastes a nosotros también!- La cara de pocos amigos del nombrado hizo callar al del pelo blanco.
-¿Ah? Estabais a punto de ser aniquilados por esa bestia. Al menos agradecédmelo- sus palabras sonaban a una recomendación, su mirada no tanto.
Sin decir nada más hicieron lo que les había dicho, incluso se arrodillaron. Y es que, cuando Steven estaba estresado o de mal humor no había nada que le pusiese de buenas, nada salvo...
-Steven- lo llamó su supervisor y mejor amigo.
El nombrado relajó toda facción de enfado y se aproximó hacia su amigo, quien lo miraba serio.
-¿Qué pasa Klaus?- lo miró preocupado.
-Tengo que comentarte una cosa, ¿me acompañas?
-Sí, claro- intentó no sonar demasiado deseoso.
Desde hace ya un par de años, Steven tenía unos sentimientos ocultos por su mejor amigo, aunque sabe que se quedarán así como amigos, ya que nunca han pasado a nada más allá de abrazarse como hermanos o hablar de otra cosa que no sea de trabajo.
Se sentaron en una mesa de una terraza, había sido un día bastante tranquilo salvo por el pequeño inconveniente de esos dos.
-¿Qué me querías decir?- le dio un sorbo a su café.
Me da un poco de vergüenza pero...-suspiró- Van a celebrar una especie de fiesta en la que me han escogido como representante, esta noche.
-Eso es genial, no veo el problema.
Soltó otro suspiro, este más pesado que el anterior- un requisito obligatorio es el saber bailar...
-¿Y...?
-¡Qué yo no sé! -contestó avergonzado.
Espera... ¿acababa de oír bien? Klaus Vous Reinherz, el agente más fuerte de todo Libra no sabe bailar. Y eso no era lo impactante, ya que a muchos es normal el no saber algo pero... lo que estaban viendo sus ojos era algo impresionante; una máquina de matar como es su compañero, sonrojado y avergonzado por declarar su poca calidad en el baile.
-¿Me puedes enseñar?
-Ehm... sí claro- dijo sin medir el valor de sus palabras- ¿eh...?
16:12
La música flotaba por toda la sala inundando la habitación espaciosa que tenían. Decidieron practicar en un lugar muy espacioso que se encontraba justo en el edificio de Libra.
Aquellos ligeros zapatos que antes habían resonado para salvar la vida de Zapp y Leo, ahora lo hacían ese mismo sonido para enseñar los pasos a su amigo. No era un experto, sabía lo suficiente para defenderse.
-Tienes que relajarte, deja de pensar y tan solo mueve los pies al ritmo de la música- observaba como su compañero intentaba dominar sus pies para que no resbalarse.
Después de unos minutos, al ver que estaba preparado para la verdadera acción, se acercó algo tembloroso y posó su mano encima de su hombro, juntó sus dos manos, sin atreverse a posicionar mano del contrario en donde correspondía.
Klaus, tímidamente posicionó su mano restante en la parte baja de la espalda de su compañero y comenzó a moverse, mirando todo el rato hacia sus pies para no pisarlo y memorizar sus movimiento.
-No bajes la mirada, mírame a los ojos- sonrió.
Siguieron así hasta que la música cesó. Las respiraciones estaban un poco agitadas, sin embargo no despegaron la mirada del uno al otro.
-Klaus... tengo que decirte algo- intentó disimular su nerviosismo y sonrojo. Le empezaban a flaquear las piernas.
-Steven...
-¡¡Klaus-san!!- la voz de Leo rompió la aura y burbuja que se había creado entre los dos.
El nombrado se dirigió enseguida hacia el castaño, escuchando con atención lo que le decía.
El azabache se quedó al margen, contemplando la escena con serenidad. Se lo venía venir desde hace mucho tiempo; la mirada de ambos agentes, la sonrisa nerviosa de Leo y el rostro que Klaus ignoraba que ponía cada vez que l veía, que tal vez no se daba cuenta ninguno de ellos. Pero que Steven la conocía muy bien.
-Leo-kun, ¿te gustaría acompañarme a...- fue último, a parte de la respuesta afirmativa del menor, antes de que su corazón, una coraza de hielo, se congelara hasta no sentir nada.
-Steven, ¿qué era lo que querías decirme?- le preguntó antes de salir por la puerta.
Salió de su trance un poco sorprendido, se metió las manos que formaban un puño en los bolsillos y sonrió.- Ten cuidando allá afuera amigo.
Klaus le devolvió la sonrisa y asintió, ajeno a la coraza que se acababa de formar alrededor de su gran compañero y amigo.
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Baile de sentimientos/ Kekkai Sensen/ Yaoi
FanfictionSteven no puede concentrarse en el trabajo ¿razón? Klaus V Reinherz. Esta enamorado de su mejor amigo desde que lo conoce, pero nunca se ha atrevido a decírselo. Su oportunidad llega antes de que él se de cuenta.