Capítulo 18:

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-Tienes que quedarte con papá ¿si?

Le dije a mi pequeño mientras le sonreía. Austin nos miraba desde la sala, en silencio, con sus brazos cruzados sobre su pecho y apoyando su hombro izquierdo en uno de los pilares que dividía la cocina y la sala de estar.

-¿Por qué te vas? -preguntó Matteo, mirándome con esos ojos que tanto amaba.

Lo miré con adoración mientras acariciaba su pequeña y hermosa carita.

-Tu madre tiene algo que hacer, Campeón. Deberá dejarnos. -le dijo Austin, serio.

Solté un largo suspiro al escucharlo.
Matteo volteó a mirarme, con el ceño fruncido. Mordí mi labio para evitar reirme.

-¿Qué tienes que hacer? -preguntó, mirándome como si fuera un padre celoso.
-Cosas. -dije, tocando juguetonamente la punta de su nariz. -Volverás con papá dentro de unos días, te esperaré con los brazos abiertos en casa, ¿te parece bien?

Matteo miró a Austin y luego volvió a mirarme a mi.

-No quiero que te vayas. -murmuró apenas audible.
-Anoche no te conté porque estabas dormido, pero Danna llamó. -le conté sonriendo.

Su rostro se iluminó y abrió sus ojitos como platos.

-Terminó con unos papeles que le encargué y decidió venir antes. -le seguí acariciando.
-¿Sophie vendrá con ella? -preguntó de inmediato.
-¿Quién es Sophie? -habló la dulce voz de Mía.
-Es mi mejor amiga, te caerá bien. -le dijo Matteo, mirándola.

Austin sonrió al mirarlos.

-Y tengo que preparar habitaciones. -mentí, sin mirarlo.
-Sophie puede dormir conmigo, como antes, cuando se quedaba en casa. -me miró.
-¿Y Chris dónde dormirá? -pregunté divertida.
-¡Chris no está! -exclamó.

Cierto. Me había olvidado completamente de mi prometido.

-Pero volverá, cielo. Danna tiene pensado quedarse los tres meses que estemos aquí.
-Chris puede irse a un hotel. -me dijo tranquilo.

Austin no pudo esconder la sonrisa divertida.

-Ese es mi hijo. -murmuró burlón.

Puse mis ojos en blanco y negué.

-No, no puede. Por eso iré a preparar las habitaciones para ambas, y luego de unos días te veremos en casa de tus abuelos ¿está bien?

Matteo me miró por unos segundos y luego asintió.

-Está bien, mami. Te extrañaré.
-Y yo a ti, cariño. -lo abracé.

Mía me miró con sus grandes y lindos ojitos y me sonrió, le devolví la sonrisa, separándome de mi hijo.

-Prometeme que los cuidarás. -le dije a Austin, mientras tomaba mis cosas.

Él seguía en la misma posición.

-Sabes que lo haré.
-Sé que Teo lo hará. -lo miré.

Él seguía igual, serio.

-Como sea, ¿te llevamos? -me miró.

Un golpe al corazón. Su dureza y frialdad dolían.

-No. -negué. -Emma vendrá por mi, ya debe estar por llegar. -susurré.
-¿Podemos ir arriba? -preguntó la niña.
-Claro princesa. -le sonrió él.

Mía se acercó a mi y escondió sus manitos en su espaldas.

-Adiós, Alli. -pronunció con un tono torpe y sus mejillas se sonrojaron.

Era tan linda.
Me coloqué a su altura.

-Adiós, cielo. -la abracé suavemente y deposite un beso en la mejilla.

Cuando se liberó de mi, ella y Matteo corrieron hacia su habitación, riendo.

-Llegaron por ti. -me dijo Austin, mirando por la ventana.
-Yo... -me callé y él me miró. -estaré llamándote por... por... mi hijo.
-No tienes que hacer esto. -me dijo él, negando.
-¿Por qué? Es mi hijo y quiero hablar con él, no porque tú seas el pa...
-No hablo de eso, y lo sabes. -dijo serio.
-Me tengo que ir.
-Como siempre. -dijo irónicamente mientras tomaba mi maleta y caminaba hacia la puerta.
-¿Disculpa? - lo miré.

Austin tomó con fuerza el pomo de la puerta y suspiró pesadamente. Me miró.

-Que ya estoy acostumbrado a que huyas siempre de mi. Es increíble, pero es lo mejor que sabes hacer. -me echó una mirada rápida y salió de la cabaña.

Solté todo el aire que contenían mis pulmones.

-Lo sé. -murmuré para mi y lo seguí.

***

-Esperaba a Emma. -hablé, cuando salíamos hacia la carretera.
-Lo sé. -susurró Ellie, tras el volante.
-¿Y? ¿Qué pasó?
-Quería venir yo... -alargó.
-Ah.
-Lo siento. -habló nerviosa. -Lo siento mucho, Alli.
-¿Sientes qué? -murmuré sin mirarla. Solté un suspiro. -¿Haber hecho que Austin volviera o el hacerme sufrir a mi?

Ellie negó, mientras suspiraba tristemente.

-Solo pensé en ustedes dos. -me dijo con la voz baja. -No pensé en que sufrirías, no pensé en Matteo, ni en Chris, ni en nadie. Sólo quería que estés junto al hombre que realmente amas. Que sean una familia. Y me salió espantosamente mal, Austin salió herido y tú sufriendo.

Me quedé en silencio y sin mirarla. No sabía muy bien que decirle, y la verdad, ya la había tratado muy mal como para decir algo fuera de lugar que la lastimara aún más.

-Lo siento, en serio lo hago.
-Lo sé. -murmuré.
-Sólo lo hice porque... yo... no estoy segura de que tú quieras tanto a Chris como para casarte y compartir toda tu vida con él.
-Tienes razón... -susurré en un hilo de voz.

Ella abrió los ojos y me miró sorprendida unos segundos.

-¿No lo amas? -preguntó.
-No. -negué, con mis ojos a punto de explotar en lágrimas. -Estos dos días junto a Austin me confundieron y mucho más todo lo que me dijo, y... ya no se que hacer. -le dije y cubrí mi rostro con ambas manos.

Nos quedamos en silencio. Quité mis manos de mi rostro y la miré; ella apretaba sus labios e iba con la mirada fija en la carretera.

-¡Dime algo! -exclamé desesperada.

Ella me miró, luego volvió a la carretera, esta vez, con una sonrisa divertida pintada en sus labios.

-Aún lo amas. -afirmó, sonriente. -¡Aún lo amas, joder! -dijo aún más feliz.
-Dios... -me quejé. -Tengo 28 años, estas cosas no tienen que pasarme.
-Claro que te tienen que pasar. -me dijo y soltó una risita. -¿Que planeas hacer?
-Casarme con Christopher.

Ella borró la sonrisa y me dedicó una rápida y seria mirada.

-¿Qué?
-No quiero volver a hablar de esto ¿entiendes? Me casaré con Chris, seremos una familia feliz como siempre soñé y eso es todo. Sé que algún día llegaré a amarlo. -dije seria.

Ella negó.

-Eres una idiota. -habló seria.
-Lo sé, Ellie... lo sé.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora