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LUHAN

¿Api? ¡Api, despierta! — lloré moviendo el cuerpo de mi papá, el piso y mis manos manchados de sangre. — Api, tego miedo. ¿Qué e pasa a ami?

Hannie... — tosió más sangre — ve con los señores de traje negro, diles que papi los necesita. ¿Entendiste, mi amor? — asentí frotando mis ojos con los puños para detener las lágrimas. — Trataré de distraer a mami, no dejes que te atrapé ¿está bien? Es como el juego.

Api- — se escucharon pasos desde la cocina, acercándose lentamente.

Han, no hay tiempo. Sal de aquí, ahora. — se puso de pie como pudo y besó mi frente, apuntó hacia la puerta. — Te amo, hijo.

Te amo, api. — abrí la puerta y corrí escuchando gritos. No me detuve hasta que llegué con los señores de negro. — ¡Senor Zhou! ¡Ayua! ¡Mi api los nedecita!

¿Niño Han? ¡Dios! ¡TENEMOS UNA EMERGENCIA! — gritó al ver mis manos y ropa llena de sangre — Tu padre está en casa ¿verdad?

Asentí y vi salir a más hombres.

Entra con él, nosotros iremos con tu padre. — me volteé a ver al hombre mencionado y cuando regresé la vista el señor Zhou ya no estaba.

Joven Lu, joven Lu. ¿Se encuentra bien? — el hombre tomó mi hombro y me sacudió suavemente — ¡Joven Lu!

Abrí los ojos asustado y miré a mi alrededor, me encontraba en el avión.

— ¿Se encuentra bien, joven Lu? — el señor Lee me miraba preocupado.

— Sí. — me froté el rostro notando la humedad de mis mejillas — Fue solo una pesadilla. — solté un suspiró — ¿Ocurre algo?

— Aterrizamos hace quince minutos, joven Lu.

— Oh, perdón. — le sonreí y me puse de pie.

— Considero que debería usar sus lentes. — me extendió los lentes de sol.

— Gracias. — me los puse y bajamos del avión. — Muchas gracias por todo, señor Lee.

— Siempre es un placer poder ayudarlo a usted y a su familia, así que no hay nada que agradecer, joven Lu.

— Y para nosotros es un placer contar con un piloto de su nivel, señor. — correspondí su reverencia. — Envíele mis saludos a su familia y por favor descansen. Me retiraré primero.

— Estarán felices de recibirlos. Que le vaya bien, joven.

Hice una última reverencia y salí del aeropuerto con mi maleta en mano. Caminé por las calles de Seúl hasta que un olor me hizo detenerme, me concentré y lo identifiqué en una cafetería en la calle de enfrente, algo en mí se estremeció cuando estuve en la puerta.

La campanita sonó en el momento que ingresé al local, el olor a chocolate se intensificó y lo vi, en una de las esquinas del local. Me quedé congelado, estaba ahí, riendo y luciendo increíblemente apuesto, no puede seguir observándolo debido a que alguien saltó sobre mí.

— ¡Han! — devolví el abrazo con intensidad cuando reconocí a la persona que me sostenía con fervor. — Te extrañé mucho.

— También te extrañé, Sunmi.

— Toma asiento, por favor. ¿Quieres algo? — me dirigió a una mesa cerca del ventanal.

— Un café helado estaría bien. — caminó hasta el mostrador, después de unos minutos volvió con mi café, me lo entregó y tomó asiento frente a mí. — Gracias, noona.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2020 ⏰

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No me abandones || HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora