Encuentro Mortifero

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El sol se colaba con sus suaves rayos en el bosque donde paseaba con mis compañeros de trabajo. La compañía donde desempeño mis labores de secretaria organizó una acampada en los Bosques Altos de Noruega, un grupo de personas latinoamericanas estábamos súper lejos de casa. Hacía bastante frío a pesar del sol pero íbamos cantando y riendo a medida que el guía nos llevaba a distintos sitios donde tomar fotografías, se nos había dicho que debíamos tener cuidado con los lobos salvajes que rondaban la zona. El guía era nativo de esta zona y la conocía muy bien, era un hombre excesivamente blanco y alto como esos vikingos de las películas, su melena rubia y lacia, ojos azules y gran guapura. Lucía, una de mis compañeras me hacía señas y nos reíamos cómplices al mirar a nuestro guía llamado Naveur.

Eran las 2:46 pm cuando nos tomamos un descanso bajo el cobijo de un hermoso y frondoso árbol. Tomábamos agua tranquilamente y aprovechamos para comer algunas chucherías mientras Naveur observaba el alrededor en busca de algún peligro. Me estiré y caminé un poco alrededor del árbol palmeando el hombro de mi compañero Juan, Lucía se acercó a Naveur sacándole conversación y los demás chicos comían y bebían mientras pasaban horas.

-Este lugar es fascinante ¿No?- Juan se colocó a mi lado tomando fotografías.

-Demasiado, es como mágico, hay algo que te atrae y te impulsa a curiosear por el alrededor. Luego me acuerdo que me voy a perder y se me pasa- Estallamos en carcajada y mi compañero meneó la cabeza.

-Aurora a veces tienes unas ocurrencias más extrañas- Me dio un codazo aún riéndose –Sabes me hubiese gustado que mi esposa hubiera venido-

-¿Por qué no vino hombre? Juré y perduré que venía contigo-

-Por que el Jefe dijo que sin acompañantes, es un ridículo, me ofrecí incluso a pagarle todo pero dijo un rotundo NO- Resopló con fuerza metiendo las manos en sus bolsillos.

-Bueno así son las industrias Juan, ganamos bien pero a veces siento que somos esclavos. He pensado en renunciar y buscar otro trabajo-

-No eres la única, trabajamos 12 horas al día y es excesivamente desgastante-

Mientras conversábamos se escucharon diversos aullidos de lobos por lo que Naveur nos hizo levantar y caminar rápidamente de vuelta al campamento, era demasiado tarde, nadie vio venir lo que iba a ocurrir. Nos encontramos rodeados de más de 20 lobos, Juan y Lucía estaban al frente junto a Naveur. Este último sacó su escopeta pero eran demasiados caninos, disparó al aire y emprendimos la carrera en dirección de la cabaña. Los depredadores parecían uno solo nos rodearon nuevamente y uno de los muchachos les disparó una Bengala haciéndolos romper su fila, aprovechamos el momento y corrimos nuevamente pero Lucía se enredó con una rama y cayó de cara contra el suelo. Todos siguieron corriendo olvidándola por lo que corrí hasta ayudarla, uno de los lobos le mordió la pierna desgarrándole el musculo, los gritos de mi amiga fueron estruendosos.

Tomé varias bengalas y los distraje un momento para aprovechar y ayudar a mi amiga a levantarse corriendo lo más rápido que podíamos, le dolía pero si nos deteníamos íbamos a morir ambas. Lucía se volvió a caer y uno de los lobos aprovechó y mordió mi brazo, grité y le encesté un fuerte puñetazo haciéndolo que me soltara, volví a tomar a mi amiga y seguimos avanzando. No iba a rendirme, no ahora, tenía muchos sueños y lucharía hasta el final costara lo que costara. Llegamos a una cabaña abandonada, hice recostar a Lucía en un mueble empolvado mientras veía por la ventana donde estarían los lobos, divisé al que supuse sería el alfa de la manada, un enorme lobo gris con unos ojos negros como la noche penetrantes. Rasgué la camiseta que llevaba y vende mi herida, me dolía muchísimo pero debía resistir.

-Busca ayuda Lucía, los distraeré para que se alejen de la casa mientras llamas a los demás- Tomé las tres bengalas que me quedaban y las 4 de mi amiga.

-No hagas locuras Aurora, no te atrevas a salir allí. ¿Sabes cuánto de esos animales están allí afuera?-

-Si nos quedamos juntas te van a aniquilar, estas imposibilitada con esa herida- Tomé un trozó de tela y la vendé igualmente –Es ahora o nunca. No mueras Lucía, recuerda que aún debemos ir a París a comer en la torre Eiffel- Besé su frente y la abracé, para levantarme.

-Aurora no hagas esto- Mi amiga comenzó a llorar –Prométeme que volverás sana y salva-

-Aún queda Aurora para rato- Le guiñé el ojo y salí a toda prisa de la casa. Los animales enseguida me siguieron y corrí lo más rápido que pude esquivando las ramas y raíces que podían hacerme caer, necesitaba alejarlos lo más que pudiera de la cabaña hasta que la ayuda llegara. Les disparé dos bengalas pero no eran lobos comunes, ¿Cómo rayos esquivaban y corrían sincronizados? Una hembra blanca salto hacia mí sorprendiéndome al frente y atrapando mi hombro entre sus fauces, grité con fuerza y la golpee varias veces hasta que le dispare en el vientre y saltó gritando, como pude me levanté y corrí sosteniéndome el hombro, el alfa saltó hacia mí inmovilizándome contra el suelo y la hembra volvió a morder mi hombro, otro más mordía mi muslo ¿Era mi fin? Gritaba desesperada mientras intentaba alcanzar una Bengala, mi sangre empapaba mi ropa y jean. Mordieron mi cuello y pronto me golpeó la pérdida de sangre, estaba casi inconsciente ¿Así acababa todo para mí? 

Querido Oso (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora