Russia.

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#Domingo, 17 de Abril.

–Nobody, Nobody, Nobody Can Drag Me Down – Suena mi teléfono anunciando un mensaje.

Me giro hacia la mesa hacia la mesa de noche, tomo el aparato y lo revisó, el mensaje es de Alex.

3:37pm

* ¡Ey! hubo un cambio de planes, no podré recogerte mañana a la tarde así que prepara tus cosas, pasó por ti a las seis. *

3:38pm

* Bien, estaré lista. ¿Que habrá para cenar? *

3:39pm

* ¿Porqué siempre piensas en comida? Tú solo debes preocuparte de estar en la puerta cuando llegué, no me quiero quedar más de lo necesario. *

3:40pm

* Hay pero que gruñón andas últimamente cariño, relajarte no te va a hacer daño, estaré ahí no tienes de que preocuparte. *

Inmediatamente salgo de mi cama preparó mi bolso con todo lo que necesitaré el fin de semana y cuando terminó me dirijo al baño, y me dispongo a tomar una relajante y larga ducha, de esas que tanto me gustan. Al terminar salgo del baño y me dirijo a mi habitación, hago lo que puedo con mi cabello para peinarlo y milagrosamente queda decente.

Procedo a vestirme y una vez lista y con al menos una hora de sobra, me siento en forma de indio sobre la cama, cuando consigo estar cómoda me dispongo a jugar con ese pequeño y estúpido dinosaurio de google que te da la mala noticia de que no tienes conexión con la red.

Unos 20 minutos más tarde escucho la puerta de mi habitación abrirse y luego cerrarse, pero estoy tan concentrada en no perder que no le doy importancia por lo que tampoco me digno a tan siquiera levantar la mirada.

La persona que entro, se quedo de pie junto a la puerta un momento y luego sentó al final de la cama sin articular palabra alguna, me pareció muy extraño ya que había pensado que sería mi hermana quien entró, y ella nunca cierra la boca, así que evidentemente, no era ella.

Pierdo la concentración de un momento a otro y el dinosaurio se estrella contra un cactus, maldigo por lo bajo y entonces soy consciente de la pesada mirada de esa persona que entro en mi habitación.

Levantó la mirada y me sorprendo al encontrarme con la mirada de Alan, estoy en shock no entiendo qué demonios hace aquí, ya que de hecho me ha estado evitando.

– ¿Qué haces aquí? – pregunto con intriga.

No responde, sólo se acuesta y fija su mirada en el techo. Su actitud me confunde y me incómoda, por lo que optó por ignorarlo tal y como él lo hace conmigo.

Me encojo de hombros y conecto los auriculares al teléfono y revisó mi lista de canciones una vez elijo una bajo el volumen de manera que pueda escuchar si me llaman y vuelvo al juego del dinosaurio.

– ¿Que haces? – no le respondo, pues me concentro en el juego.

– ¿Iras a algún lado? – al parecer se da cuenta de mi bolso de escape.

– ¿Me estas ignorando? – me parece irónico que pregunte.

Vuelvo a perder y vuelvo a maldecir por lo bajo.

– ¿Podrías dejar de maldecir? Sabes que no me gusta. – Siento que se levanta, y luego se sienta frente a mí de la misma forma que estoy sentada.

Me quita ambos auriculares lentamente, y luego pone sus manos en mi regazo.

–Te estoy hablando. – dice mirándome con esos ojos que tanto me gustan.

Ocurrencias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora