El olor a café pululaba en el lugar al igual que la tensión.
Los murmullos eran de esperarse al igual que las miradas indiscretas del pequeño círculo de curiosos que se agruparon para ver la extraña escena presentada a mitad de la cafetería del mall.
Las mujeres jóvenes tomaban una que otra foto, sin tener la más mínima decencia de apagar el flash del celular antes y las madres nerviosas dudaban de cuales palabras eran las adecuadas para poder explicar la situación a sus hijos pequeños silenciando sus preguntas con un pequeño "shhh", lo más fácil era abandonar el lugar, pero la mayoría rehusaba a retirarse sin saber cómo terminarían las cosas. Inclusive el vigilante del turno de la tarde, eternamente amargado según palabras de los jóvenes, se perdía entre las cabezas de los demás intentando obtener una visión más clara del desarrollo.
Dos individuos, uno, aparentemente perdido en la época de 1500, vistiendo una cota de malla, una espada enfundada en la cintura y una capa roja con un brillante dragón dorado bordado en una esquina, fruncía el entrecejo murmurando incoherencias, se veía tan mítico como la época de donde su estilo de vestimenta fue robado; alto, fornido, rubio, mandíbula fuerte y bien marcada, mentón cuadrado y ojos azules que miraban con fiereza, parecía un fuerte caballero apunto de enfrentar una gran bestia. Tras él, en el suelo, tembloroso, confundido e igual de enfadado, un pobre incautó con mala suerte sería el otro.
Cuando intentaba ponerse en pie y alejarse, el rubio lo regresaba al lugar tras su espalda con un pequeño empujón, la complexión delgada del cuerpo contrario se lo permitía, daba la impresión de que buscaba protegerlo de un peligro invisible.
Un hombre de traje irrumpió en la escena, se veía molesto, una gran mancha de café ensuciaba su pantalón gris y los rizos oscuros de su cabeza estaban despeinados dándole una apariencia de cansancio, disperso a la gente con voz neutra, era el gerente. Cuando se acercó al hombre medieval recibió una mirada estoica, era claro que no se movería de ahí y el larguirucho a sus espaldas no se veía cómodo con su decisión, estiró su mano a él.
Algunas personas seguían aglomeradas tras el vidrio de la cafetería cuando el puño envuelto en cuero golpeó con fuerza el rostro del encargado, el impacto lo desequilibró teniendo que sostenerse de una mesa para no caer. El golpe le dejo una sensación extraña en la nariz, como si la sangre fuese a salir de ella en cualquier momento a chorros; la mejilla estaba roja y punzante, el guardia se dignó a entrar.
"Tendré que pedirle que se marche, está vetado", el caballero le miró serio, dispuesto a seguir peleando. La mirada preocupada del joven tras él pareció hacerlo cambiar de idea, lo tomo de una mano y lo obligó a ponerse de pie para llevarlo casi arrastrando, el avergonzado muchacho no podía liberarse del fuerte agarre mientras el hombre lo llevaba a la salida amenazando a cualquiera que estuviese enfrente, "si está con ese loco, tampoco puede volver" fue lo último que escucho.
El rubio se veía perdido, tirando con fuerza de la manga del chico que lo miraba extrañado, al final su compañero por obligación le ayudo a salir del ruidoso centro comercial, algunos testigos de la vergonzosa escena en el café aún los miraban esperando a que el joven armado hiciera algo que les sacará de lo aburrido que su fin de semana debía ser.
"Ya me tengo que ir" se atrevió a hablar por primera vez el chico larguirucho una vez fuera de todo el jaleo, su acompañante arqueo una ceja.
"No es que tu compañía sea molesta..." agregó intimidado por la penetrante mirada del rubio "pero tengo cosas que hacer".
El pelinegro se alivió cuando sintió la presión sobre su muñeca disminuir en señal de que estaba siendo liberada, en la palidez de su piel quedaron marcas grandes, huellas de los dedos del hombre a las que no les dio importancia mientras sobaba la zona adolorida por la fuerza aplicada. Sin saber cómo seguir con exactitud, dada a lo curiosa que era la situación, el joven sólo se despidió con un simplón gesto de mano y comenzó a caminar sin ánimos de seguir cerca de aquel extraño, sin embargo los pasos que escucho a su lado le hicieron parar, lo estaba siguiendo.
"¿Necesitas algo?" pregunto nervioso, aun con la calle llena de personas se sentía inseguro de poder lidiar con lo que podría venir del desconocido después de la escena montada en esa cafetería.
"¿Es acaso una de tus bromas, Merlín?" la voz del caballero medieval era profunda, sonaba fastidiada y una mueca de disgusto le adorno el rostro, factores que no impidieron la corriente que recorrió el cuerpo del muchacho haciéndolo estremecer.
El joven rubio continúo observando al chico, "¿Me escuchaste?"
"Creo que estas equivocado", fue la única respuesta que encontró correcta el pelinegro tras deshacerse de su bochorno, a pesar de no haber entendido muy bien, pues, a pesar de que el idioma era el mismo, el acento con el que fue pronunciado era extraño, algo tosco y golpeado.
Ambos se observaban sin decir nada, dos miradas azules igual de confundidas y hasta cierto punto hastiadas, la situación les causaba estrés pues pensaban en la broma de mal gusto que uno intentaba hacerle al otro.
"¿Qué quieres decir con que estoy equivocado, Merlín?" se atrevió a preguntar el rubio poniendo énfasis en el nombre con el único propósito de exaltar al joven.
"Mi nombre es Colin" corrigió incomodo, la charla no llevaría a ningún lado pues no dejarían de molestarse, esa reflexión impulso la retirada del muchacho, decidido a ignorar al indeseado desconocido si este le seguía de nuevo.
Caminaron y doblaron las calles juntos sin siquiera mirarse, un pequeño juego sobre quien se cansaba primero se desarrolló inconscientemente entre ambos mozuelos orgullosos, de vez en cuando alguno se topaba con el otro de manera intencional para hacerlo caer o por el simple hecho de recordar que aún seguía ahí, siendo en los dos casos el molesto rubio expresando lo difícil que era librarse de él. Sin embargo Colin no se inmuto ante la conducta grosera de su acompañante y continuo avanzando, su destino fue una gran aglomeración de edificios de concreto y vidrio que se extendía sobre lo que parecía un gran campo de flores, en ciertos lugares se ubicaban arboles con bancas pequeñas de metal debajo, en donde los alumnos solían sentarse entre semana para bromear entre ellos o simplemente tomar una siesta. El muchacho larguirucho no se explicó lo que el caballero medieval pregunto frente a las grandes estructuras, tratar de autoconvencerse de que todo era una simple broma mal elaborada estaba fallando más de lo que realmente esperaba, opto por sentarse y con una seña invito al extraño,"estas llegando demasiado lejos, dime que quieres y déjame tranquilo, por favor" pidió el pelinegro.
"Tú eres quien actúa extraño, recuerdo morir en tus brazos y ahora no me reconoces" su voz iba decayendo conforme hablaba, como si cada palabra que pronunciaba le pesara.
Un gran embrollo se formó en la cabeza de Colin, decía estar muerto, peor aún, decía haber muerto en sus brazos, una gran culpa se apodero de él y le apretó el pecho, quizás el pobre incauto era un esquizofrénico perdido al que no debía tratar con tanta rudeza, se preguntó a quién debía recurrir, el rubio debía estar siendo buscado en esos momentos. Lo miro de pies a cabeza intentando hacer memoria sobre algún cartel que hablara sobre un joven perdido, pero termino por impresionarse ante la imitación tan realista de la vestimenta del medioevo que llevaba el hombre, desde la cota de maya hasta la espada parecían auténticas, el dragón dorado bordado sobre la capa roja le recordaba al estandarte de la familia Pendragon, cuna real del príncipe Arthur, con quien, supuso, deliraba aquel paciente extraviado.
"No sé qué hago aquí o siquiera en donde estoy, todo es tan extraño y lo único familiar que he visto es a ti, así que deja de hacer el tonto" hablo de nuevo el rubio, aun mirándolo.
"Es la universidad, no un castillo" resignado a unirse a su juego Colin respondió a la pregunta que lo orillo a hablar de nuevo con el extraño personaje "Y necesito que me acompañes adentro".
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La desesperación del príncipe ⚔
FanfictionEl único rey a resurgido, vaga por calles modernas confundido, sin embargo no sólo la época a cambiado y Arthur deberá aprender a lidiar con ello.