Me senté en la tercera banca de la cafetería a comerme mi rico sándwich de mermelada con mantequilla mientras pensaba en que escribir para este concurso en el que estaba participando cuando noté a un chico cabizbajo dejando en la mesa de adelante un mazo de papeles, lo note sonreír levemente y se fue.
¿Que habría dejado?
Cuando vi que se había ido, corrí a la mesa y leí lo que decía con una letra temblorosa. "Leeme, es importante"
Lo tomé dudosa y lentamente casi con miedo empecé a leer:
Lunes 02 de mayo del 2016
Querida persona que lea esto:
Debo pedirte perdón por lo que estás a punto de leer en esta carta suicida, si así es, ésta carta posiblemente la encuentres en la mesa número cuatro de la cafetería del colegio, si es así, déjame decirte que eres el/la increíble ganador/a de un caramelo y una pequeña planta llamada verbena (mi favorita) pegados en la parte posterior de la carta.
Volteé la carta y efectivamente se encontraba un pequeño caramelo de chocolate y una flor morada con un olor delicioso, sonreí ante esto.
Un momento... ¿carta suicida? Rápidamente vi hacia la puerta del comedor por donde el extraño suicida había salido.
Seguí leyendo:
Bien... ahora que tengo tu atención (esperando que no hayas tomado el caramelo y hayas dejado de leer)
Reí cortamente para después seguir con la lectura.
déjame contarte un poco de mi vida, no toda, porque usaría más de las páginas de cien cuadernos universitarios, pero sí un poco de las razones de mi radical decisión de cometer suicidio.
¿Sabes? Nunca fui un chico como cualquier otro, era pálido, con ojos ámbar y una personalidad no muy agradable a los demás.
" Hijo de puta", "Retrasado, "estúpido", eran unos de los cuantos apelativos que siempre escuchaba a mis espaldas cuando pasaba por donde había gente, pero yo no era ninguna de ellos... excepto por el "hijo de puta" pero eso lo contaré más tarde en esta carta.
Mi nombre es Connor, nací el trece de enero del año 1998 y mi madre nos abandonó a mi hermana gemela y a mi.
Mi padre nunca nos quiso y siempre nos maltrato, pegándonos e incluso abusando de nosotros psicologicamente y físicamente, a los seis años nos abandono dejándonos en la calle, lo cual no fue tan malo después de todo pues no estuvimos ni una semana en las calles cuando nuestra abuela nos acogió en su casa, luego, a los ocho años conocí la razón del porque del odio hacia nosotros de mi padre, espiando una conversación que tuvo nuestra abuela con alguien mas, mi madre era una mujer de la vida fácil, si así es, una prostituta, y había quedado embarazada de uno de los muchos hombres con los que se acostaba y mi padre lo supo por una sencilla razón.
El era estéril.
Luego, a mis trece años de edad por fin conocí a mi madre, no porque quisiera, si no porque necesitaba unas firmas que necesitaba para poder viajar y mi abuela no podía firmarlos pues tenia que ser mi padre o mi madre que tenia que firmar esos documentos.
Estaba sentado en una mesa diferente que la de mi abuela en un restaurante y de repente una señora alta de cabello claro y gafas oscuras llego y la saludo y luego paso rápidamente por donde estaba sentado y escuche como le preguntaba a la abuela "¿Y cuando vendrá el bastardo hombre?" así que simplemente alce la mano y le dije a la abuela que me iría, con lagrimas en los ojos llegue a casa y recuerdo a mi hermana consolándome.
Pero ahora ella ya no se encontraba conmigo, ya no podía consolarme, ya no puedo hablar de mis problemas, desahogarme con ella... murió hace una semana junto con mi abuela en un accidente automovilístico, no tengo dinero, donde vivir, que comer, una casa, no puedo dormir tranquilo y todas las memorias de mi vida son un asco.
Querido/Querida lector/a de mi carta suicida... gracias por tomarte el tiempo de leer, no era muy importante, a pesar de todo, no me conoces, ni me conocerás pues mañana a primera hora ya no estaré en este mundo ...
Con melancolía:
Connor.
Al leer esto mis ojos se llenaron de lagrimas, y mi mente se invadió de recuerdos dolorosos de mi propia vida, de la cual no dará tiempo de hablar.
llegue a mi casa y lo primero que hice fue dejar la pequeña flor morada en mi cama, luego buscar un vestido negro, me maquille, me peine, Puse en mi mesa de noche un vaso lleno de agua y al lado de este el frasco que había robado de mi tía y encendí el ordenador, para después transcribir letra por letra la carta del chico le agregue al final un "Yo me llamo Gabriela... te acompañare a primera hora amigo", la guarde en una carpeta vistosa en el escritorio del ordenador y dormí preparada.
El despertador sonó justo a las 8:00
La historia del chico, Connor, había despertado en mi viejos sentimientos por los recuerdos de mi vida y de lo mal que la había pasado tal vez igual o peor que el.
tome con decisión el frasco y lo vacié en mi mano, tome el vaso para luego tragarlas todas, me acosté en mi cama y dormí.
"A primera hora amigo"