No dejo de pensarla
Jaison
Dulce María ha llegado a este mundo para confirmarme porque la vida vale la pena, y para poner en perspectiva muchas cosas que antes no lograba ver.
Ahora sé por y para quien debo luchar sin parar, asimismo trabajaré duro y me enfocaré en dar lo mejor de mí siempre, una personita ya me necesita para sobrevivir y me tendrá ahí para ella.
Tengo en mis brazos a mi princesa, es tan pequeña, sostiene mi dedo índice como si nunca quisiera dejarme ir y eso me llena el alma. Saber que depende de mí para cuidar de ella, es lo que debe hacerme un mejor hombre cada día. Su cabello es rubio, es muy blanca, tiene algunos de mis rasgos, ver parecido de mí en ella me hace amarla aún más.
Dulce María se mueve en mis brazos, se empieza a quejar, ya extraña a su madre para que le dé calor y, por supuesto; le dé su comida.
—Jaison no quiero que se acostumbre al pecho, es mejor darle su leche, la que le receto el doctor. Me duele demasiado amamantarla y succiona, pero no
sale nada.
—Alice recuerda que el mejor alimento para ella es que la amamantes, debes aguantar el dolor, muchas madres lo hacen por sus hijos, ella te quiere a ti,
sólo intenta darle por un rato, hasta que te logre bajar. No quiero que dañemos su estómago con su leche de fórmula, está muy pequeña. Ya sabes que papá es pediatra y me informó acerca de esto.
—Claro como tú no eres el que pasa por este dolor se te hace fácil decirlo. No tiene nada de malo darle su tetero, todos los bebés toman leche de fórmula que les receta su doctor ¡No digas tonterías Jaison!
—Bueno Alice si no deseas alimentarla tú misma, no lo hagas. Voy a ir a prepararle su tetero, no me gusta verla llorar.
La dejo sola con mi hija. No puedo comprender como una madre no prefiere darle de amamantar a su bebé. Tengo claro que debe doler, pero es por un bien, y porque nuestra hija lo desea. Esto me molesta, pero es mejor que lo deje pasar, no podemos empezar a discutir en este momento, tengo que considerarla, el embarazo post-parto puede crear en ella mal humor e irritación.
Al regresar a la habitación me encuentro con Alice dormida y Dulce María tratando de hallar su seno, ella mueve sus diminutos piecitos y sus manos. Me acerco a ella, la tomo en mis brazos, Alice abre sus ojos porque siente cuando la aparto, pero enseguida vuelve a dormirse.
Le doy de comer como todo un padre experto y ella queda satisfecha, la recuesto en mi hombro para sacar sus gases y la acuesto en su cuna, luego me
dirijo a echarme una ducha para despejarme. Esto de ser padre sin duda es todo un trabajo, agota y se acaba la diversión, ahora todo gira en torno a Dulce María,
pero por ella todo vale la pena.Caminar por los pasillos de los supermercados es una rutina que ya aprendí a sobrellevar. He vivido solo desde hace mucho tiempo; por tanto, hacer las compras no es algo que no haya hecho antes, ahora que vivo con Alice sigo esa rutina que solía llevar de soltero, la diferencia es que ahora no compro para mí
solo sino para tres personas.
Soy consciente que Alice debería ser la que haga las compras, pero nunca ha sido una persona doméstica, no le gusta llevar un carrito con las compras, lo hago yo la mayoría del tiempo y no es que me moleste, ya estoy acostumbrado.
Tomo lo que necesito y me dirijo a pagar, lo bueno es que por los momentos en Vancouver paso desapercibido y puedo andar tranquilamente por la calle; aunque el frío de esta ciudad es una total locura, no sé cuándo terminaré de acostumbrarme a él.
Tengo que disfrutar este momento de calma porque me temo que después todo será muy diferente. He visto amistades que empiezan desde abajo y luego al tener éxito no pueden ni asomarse a la puerta de su casa porque les llueven los paparazzi. Es lo que viene con esta vida y no todo lo que brilla es oro.
No puedo evitar pensar en Darla, ella a pesar de venir de una familia de actores famosos en la que toda su vida ha estado rodeada de este mundo, parece que esto no le ha afectado, simplemente ella es, como es, tan auténtica, sencilla, sincera, humilde, con los pies muy puestos sobre la tierra; a pesar de ser tan joven, ella tiene esas ganas apasionadas de comerse el mundo. Es increíble cómo ha sabido manejar esta vida.
Quiero aprovechar que estoy fuera de casa para comunicarme con ella. Le pedí su número y me lo dio, no puede ser tan malo que la salude, somos amigos,.tal vez no me responda porque seguramente está con su novio.
¡No Jaison! Es fin de semana, es muy probable que esté ocupada con su familia, amigos o novio —pienso. Ella me comentó que viajaría a Los Ángeles, así que debe estar allá. Ese imbécil con el que sale tiene mucha suerte, lo he visto y no es la gran cosa, se ve amargado siempre, ella merece un hombre que la haga reír y la haga sentir muy bien. Bueno tal vez me equivoque y el tipo si la
haga feliz; por lo visto llevan tiempo.
¿Será que le escribo? ¿Y si no responde? ¿Si el novio está a su lado? —Me planteo una y otra interrogante.
Bueno no tendría nada de malo, sólo somos amigos. Me gustaría oír su voz, pero es mejor sólo dejarle un mensaje de texto. Esto me pone ansioso, no sentía estás cosas desde hace mucho tiempo, es una emoción diferente, es una especie de intriga, el no saber si ella me corresponderá ¡digo, si ella responderá el mensaje! Dejo mi indecisión a un lado y le escribo.
<Hola Darla… espero vaya muy bien tu fin de semana. ¿Viajaste a Los Ángeles? Att: Jaison Donell>.
Enviado…
¡Oh Rayos! ¿Acaso le he preguntado eso? A ti que te importa si viajó o no a Los Ángeles. Ella no va a responder a eso. Tantas otras cosas que pude escribirle y ¿Eso fue lo único que se te ocurrió? Idiota —me reprendo.
Tomo asiento en una de las sillas que se encuentran al fondo, está solo así que aquí podré estar tranquilo por un rato. Pasan algunos minutos: 3 minutos; 5
minutos; 10 minutos… al no obtener respuesta me doy por vencido, me levanto y meto mi celular en mi bolsillo trasero, pero enseguida empieza a sonar y casi dejo caer todo lo de las compras con tal de sacar lo más rápido posible mi teléfono. ¡Me está llamando!
Saco el celular muy ansioso por contestar, pero todo se viene abajo cuando me doy cuenta que no es Darla sino Alice.
—Alice ¿Qué sucede?
—Jaison ¿Dónde estás? Me desperté y no te encontré aquí.
—Vine de compras al supermercado, nos hacían falta algunas cosas, en un rato estoy ahí.
—Está bien, no te demores. Tráeme un helado de chocolate que me ha provocado.
—SÍ, yo llevo tu helado y pendiente de Dulce María, nos vemos en un rato.
¡Joder! Mi vida empieza a cambiar completamente. Bueno nadie dijo que sería fácil. Ver el nombre de Alice en mi teléfono tan seguido últimamente empieza a aburrirme. Cuando éramos novios yo era el que solía escribirle o llamarla, nuestra relación tenía ciertos momentos de emoción y locura que me
gustaban, ahora todo es diferente, estar en contacto tantas veces al día se ha vuelto algo tedioso y rutinario, ella suele llamarme a cada minuto y esto vuelve loco a cualquiera. Espero sea una especie de cosa que le da a las mujeres después del embarazo, que se ponen obstinantes e insistentes, nadie las entiende.
Voy camino al estacionamiento y mi celular vuelve a sonar, pero esta vez con un mensaje. Trato de no emocionarme porque es muy probable que sea de nuevo Alice.
Empiezo a guardar las compras en mi auto, luego tomo asiento y me pongo cómodo para revisar mi celular. Al ver en la pantalla alumbrado el nombre de “Darla” una emoción invade mi cuerpo, siento alivio por recibir una respuesta de ella, mi corazón se acelera y no puedo evitar sonreírle como un tonto a la
pantalla del teléfono. Como dicen por ahí: “tarde pero seguro”.
ESTÁS LEYENDO
Destinos Cruzados La realidad supera la ficción
RandomUn amor más allá de la ficción, dos personas destinadas a estar juntas en tiempos diferentes. Un amor oculto, escondidos viviendo su propia historia fuera de la pantalla. Jaison Donell, un hombre casado, con una hija, cantante, modelo y recientement...