Me despierto de golpe por una turbulencia. Estar en un avión viajando de noche entre turbulencias no es el plan ideal para un domingo noche y más volviendo de unas vacaciones en el paraíso.
Abro los ojos a duras penas y la tele que hay en mi asiento está en los créditos de la serie que estaba mirando antes de dormirme. Me quito los auriculares, me empiezan a pinchar, me he dormido con ellos y ya debo tener la oreja roja.
Me concentro en el ruido de las turbulencias e intento recordar dónde he visto a Brendon por última vez. Echo una mirada rápida al techo para ver si, a pesar de las turbulencias, puedo desabrocharme el cinturón.
Negativo.
Resoplo por no poderme mover y otra turbulencia mueve el avión. Genial. Con un dolor de cabeza de dormir en mala postura encuentro a Brendon sentado en el otro asiento de pasillo profundamente dormido.
Dormir en estas condiciones se diferencia mucho de cómo hemos pasado la última semana.
Después de celebrar mi cumpleaños en la islita privada nos vinieron a recoger y pasamos los largos días en la playa, haciendo largas caminatas en la arena hasta la puesta de sol; habían días que nos apetecía bañarnos en la piscina y verla desde allí. El único día que llovió, sin embargo, nos pasamos el día haciendo el amor y charlando en la cama. Mientras yo leía libros, él tocaba la guitarra y canturreaba.
Estas vacaciones no sólo me han servido para relajarme. Me he pasado horas charlando con Brendon, de los anhelos de cada uno, de nuestras fantasías infantiles, nuestros miedos y deseos. Me encanta saberlo casi todo de él, no por control, sino por el amor que siento que va creciendo cada día más. Cada detalle suyo. Cada confesión. Cada mirada directa al fondo de mi alma. Cada risa tonta. Cada caricia. Cada beso. Cada arrepentimiento del pasado confesado y cada lección.
Joder, estoy hasta las trancas.
Yo también le he contado muchas cosas. De como crecí sin padre. Como mi madre vivía más para sus novios que para criar a su única hija. De como me anestesié del dolor de no tener una familia. De como Marc se convirtió en mi familia y me traicionó. De como me pagué la carrera trabajando de camarera en un antro de Barcelona y que entre ahí y la uni conocí a Alba y mi grupo de amigos. De mis problemas de confianza hacia los demás. De la salvación que fue irme a Londres, conocer a gente y sólo llevarme a Evie de Barcelona. De como Holly y yo salíamos los fines de semana y que mi máxima afectividad se reducía a polvos de una noche: acabar, levantarse, vestirse y no volver a ver a la persona.
Qué mareo que alguien me conozca tanto y sepa tanto sobre mí. De golpe, me siento débil. No estoy acostumbrada a entregarme tanto a algo. Respiro profundamente para aliviar la ansiedad.
-Imposible dormir, ¿verdad?
Salgo de mi ensoñación y al momento giro la cabeza. Veo a mi novio quitándose los auriculares con cara de sueño.
-Las turbulencias....-respondo.
-Todo irá bien, debe hacer mal tiempo.-frunce el ceño y mira la hora en su móvil- por la hora a la que hemos salido y la hora que es, deberíamos llegar sobre las once de la noche hora de Londres. Intenta dormir un poco más, tampoco es que podamos hacer mucho ahora.
Emito un gruñido como respuesta e intento coger postura para dormir. Dejo uno de mis brazos colgando cerca de su asiento.
Noto que empieza a acariciarme el antebrazo con la yema de los dedos.
Me vuelvo a despertar cuando noto que el avión va bajando. Oigo como se enciende el altavoz, que me acaba de despertar.
"Señores pasajeros, estamos iniciando el descenso hacia el aeropuerto de Heathrow, Londres, Reino Unido. Son las 23 horas hora local y la temperatura es de 17 grados Celsius con lluvia suave. Esperemos que hayan tenido un vuelo agradable y esperamos tenerles de vuelta muy pronto".
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Victorious (Brendon Urie y tú)
FanfictionT/N trabaja en un late show en Londres. Al llegar al trabajo, un día se encuentra que le toca estar codo a codo con el cantante de Panic At the DIsco, Brendon Urie. T/N no quiere sentir nada por un famoso, pero no será tan fácil como piensa. No se a...