- A Todos vas a Sorprender -

581 64 41
                                    

— Eliza, vámonos a casa, esto no vale la pena — hablo Philip, con los años Philip había madurado convirtiéndose en la viva imagen de Alexander, solo que con una pecas claras decorando sus mejillas y nariz. La madurez lo convirtió en un muchacho atractivo e inteligente, pero también muy pillo y muy confiado, especialmente con las damas jóvenes y hermosas, aún a esas alturas no perdonaba a su padre pero le mantenía cierto respetó que disimulaba muy bien

— ¡Cállate y saca pelotas! ¿O acaso no eres hombre? — su hermana le miró con burla, Eliza también creció, su belleza es despampanante y su formalidad sobresalta, pero se le conoce como "la astilla de la estaca" puesto que saco el mismo carácter potente e indomable de su madre, una auténtica genio que no se dejaba pisotear de nadie. Ella ama a su padre, lo adora y venera apesar de su pasado, ella le perdonó no podía vivir con ese rencor en su corazón aún cuando no le parecieron correctas las decisiones de su padre. Philip le miró con una clara indignación

— Soy un auténtico hombre, qué pena que no lo puedes comprobar por ti misma — hablo inquisitivo, la cara de Eliza se tornó roja y rápidamente abofetea a su hermano

— ¡Eres un sarnoso! ¡¿Como podemos compartir lazos sanguíneos?! — vocifero, sancandole una zorruna carcajada a su hermano. Más una maliciosa sonrisa se asomó en los labios de Eliza —. Por eso, Theodosia Burr no te presta atención, solo eres un hablador sin gracia — las risas de Philip cesaron y miró a su hermana con evidente furia reprimida, Philip se cruzó de brazos y miró a otro lado sacándole una sonrisa traviesa a Eliza que siguió con su camino.

Hace unos días, en unos de sus rutinarias salidas, tuvieron el honor de conocer a un tal George Eacker que se dedicó a hablar blasfemias de su padre queriendo ensuciar el honor y el legado de su padre, puesto que es partidario de Jefferson. Elizabeth Hamilton tenía una clara definición de honor y un código que respetaba al pie de la letra, por ello iría a hablar con George y pedirle educadamente que se disculpara y si no, pues tenía un guante blanco que con gusto le presentaría a la mejilla de ese canalla. Philip, que conocía mejor que nadie la explosividad de su hermana, suspiró para irse tras ella, aunque dos jóvenes damiselas le llamaron la atención, ambas castañas, aunque una poseía unas graciosas pecas. Todos galante fue hasta ellas, aunque solo la pecosa reaccionó a su acercamiento, la otra se veía bastante desinteresada, tal vez por el anillo en su dedo

Entre Eliza seguía caminando y preguntando por George, Philip platicaba con la joven de pecas que estaba encantadisima con el chico tan apuesto. Eliza noto a su hermano distante y solo frunció el entrecejo al verlo ligando cuando se suponía que le ayudaba a buscar a él miserable lengua larga, se acomodó su guante en su mano derecha y camino con firmeza hasta dónde está su hermano con unas muy claras intenciones de arruinarle su interacción con la joven, aunque a unos metros, la chica casi se desmaya en brazos de su acompañante y su hermano se di media vuelta para ir hasta ella

— George está en la obra, por allá — señaló Philip, Eliza arqueo una ceja —. ¿Que? Tú querías saberlo y yo te informó que está en Broadway — Eliza rodó los ojos con una sonrisa para ir donde le indican, casi corriendo, o bueno, a todo lo que le permitían sus caros tacones

Philip no pudo evitar reírse

"Algún día, los sorprenderás a todos" pensó con orgullo para irse tras su hermana, que iba con firmeza al acto principal, y no precisamente de la obra

El palco de George fue fácil de ubicar, una vez en el teatro, Eliza solo busco a que tuviera mejor cara de idiota y llego hasta ahí –aunque por poco entra en el palco de Jefferson–

— Aún podemos irnos a casa, compramos helado y nos reímos de alguna desgracia — dijo Philip

— ¿Cuál desgracia?

- Solo Está Vez - [Hamilton] [Alexander×Angelica] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora