Una idea no muy santa

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Hola guapos y guapas, gracias por entrar aquí.  Hoy les traigo un pequeño One-Shot, idea loca que surgió mientras escribía el capítulo dos de Problemática Rivalidad Profesional.  Ustedes se preguntarán que pasó con ese capítulo, bueno, les contaré que me extendí más de la cuenta por eso no alcancé a terminarlo el domingo.  Debido a eso, he decidido dividir el capítulo en dos partes, así que lo más seguro es que la primera parte la suba mañana, ya que sólo tengo que terminar de corregirla.

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Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias, a las que comentan, a las que votan, a las que agregan mis historias a sus listas y a las que me siguen. Para todos ustedes, gracias totales.

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Capítulo dedicado a todas las bellas personas que me dejaron un comentario en mi último One-Shot: MiraiAndDemons (mi linda amiga), Dalila312, NaniAlfonsin, CarmenGloriaPinonan7, Soledadanculef, AlYar95, nadael2718, Issa_Chan y antonibelentello. Muchas gracias por comentar, les mando un fuerte abrazo y un beso.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.   La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

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Una idea no muy santa

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Sujetó más firme a su esposa y frunció el ceño.

—Quédate quieta mujer, sino no voy a poder —espetó concentrado, el pelinegro, tratando de dar en el objetivo.

—La verdad es que...  es que ya no estoy muy segura —rió nerviosa, la rubia, zafándome de su agarre.

—Pero, mujer, fuiste tú la de la idea —señaló con un deje de molestia, el pelinegro—.  Me insististe toda la semana.

—Lo sé, Shikamaru, pero... ¿pero si me duele? —preguntó algo incómoda, la ojiverde, mordiéndose el labio.

—Tsk... y se supone que yo soy el cobarde —espetó con fastidio, el estratega, pero enseguida, cambió el tono de voz—.    Mujer, eres una gran kunoichi, la más valiente y cruel que he conocido; demuéstrame de lo que estás hecha.

Las palabras de su marido la confortaron.

—Está bien, Shikamaru —acotó con serenidad, la mujer—, dale no más.

El moreno sonrió de medio lado y lentamente se le acercó.

Nuevamente, la rubia, volvió a sentir las manos de su marido, cosa que como siempre le fascinó, sin embargo, al instante recordó lo que éste le iba a hacer.

—¡Detente! —chilló asustada, apretando con fuerza la almohada.

—Tsk, mujer, tú sí que eres problemática, ¿qué pasó ahora?

—No, no lo haré —negó con la cabeza una y otra vez —, será... será como perder la virginidad otra vez.

El pelinegro no pudo evitar sonreír.

—Pero esa vez no estabas tan nerviosa —acotó incómodo, tocándose la nuca —,  más bien diría que estabas ansiosa.

El estratega carraspeó para aclarar su garganta.

—Bueno, en todo caso, no es lo mismo.

—¡¿Qué no?!.... ¡Es igual! ¡Me vas a enterrar eso y me dolerá! —exclamó, la kunoichi, antes de ocultar su rostro en la almohada.

Una idea no muy santaWhere stories live. Discover now