𝟔.

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La música se había detenido y todos corrían de un lado para el otro murmurando. Frente a la enorme piscina un tumulto de gente se formaba en círculo y los ojos de los curiosos se empezaban a asomar, era imposible ver que era lo que pasaba. Taehyung empujaba a los demás abriéndose paso, su semblante estaba pálido. Yo me preocupaba más por la reacción que tendría el rubio cuando se enfrentara a la situación.

—¡SALGAN DE MI PUTO CAMINO! ES MI JODIDA CASA, LARGO TODOS.

Frente a nosotros se encontraba un chico mucho menor que el resto, grandes ojos negros, cabellos oscuros y facciones bien marcadas.  Su cuerpo yacía tirado en el suelo y sus rodillas flexionadas. Un par de chicas que no conocía revisaban su brazo derecho con cuidado.

—Parece que se quebró... —confirmó una de ellas angustiada.

—¡AHHHHHH DUELE! —bramó de dolor entrecerrando sus ojos.

—Tenemos que llevarlo ya mismo a un hospital —una pelirroja bastante linda dijo desesperada a la vez que las lagrimas corrían por sus mejillas.

—MI CABEZA VA A EXPLOTAR —gritó luego de que la sangre brotara por uno de los costados de su cabeza. Horrorizados vimos en primera fila como las gotas escandalosas poco a poco escurrían por  su rostro.

—Rápido ayúdenme a levantarlo —varios chicos llegaron a su auxilio.

Describir a Taehyung presenciando ese momento es un tanto difícil, pues su cara lucía impactada pero sus cejas fruncidas me recordaban el asco que tenía a las heridas y sobre todo a la sangre, entonces era una mezcla de enojo y repulsión. Colapsaría ahí mismo.

—¡¡ERES UN IMBÉCIL!! —exclamó fuera de sus casillas.

—Tae —lo tomé de los hombros y lo dejé detrás de mí, interponiéndome entre los dos antes de que se abalanzara sobre el chico. Solamente lo volteó a mirar en silencio con sus grandes ojos saltones—. Yo lo voy a llevar —dije para tratar de arreglar el desastre.

El camino a la sala de emergencias fue eterno y sumamente incómodo. Tuvimos que escuchar a Kim quejándose y recriminándose a si mismo el porqué había dejado que chicos de cursos menores estuvieran en la fiesta. El pequeño pelinegro por otro lado, iba recostado en las piernas de una de sus amigas casi perdiendo la conciencia. Yo dentro mí mismo me limitaba a reflexionar en por qué justo esa noche nos tenía que pasar todo eso.

Siempre odié los hospitales y más aun en la madrugada. Detestaba ese horrible olor, las paredes pálidas y esa energía tan pesada que se podía sentir en los pasillos. Y era mucho peor cuando se encontraba totalmente desolado, se veía alguna que otra enfermera y a los guardias de seguridad. El piso de Urgencias se sentía tranquilo, se llevaron al menor de inmediato y nos quedamos en la sala de espera. El único sonido que podía escucharse era el de una vieja radio, la cual reproducía una melodía inaudible a lo lejos. 

—Cuando sepa su nombre y por qué estaba en mi casa, juro que le rompo el otro brazo.

—Lo siento mucho... —repetía una de sus amigas, la alta de cabello castaño.

—El que lo va a sentir es tu jodido amiguito.

Exasperado interrumpí la tonta conversación.

—Es mejor que vayas y preguntes por...—dije para calmar el tenso ambiente que se propagaba entre los dos.

—Jungkook, su nombre es Jeon Jungkook.

—Bien, ve y pregúntale a alguna enfermera ¿Él va a nuestro instituto?

— S-sí —respiró hondo y me contestó sin ánimos.

—¿Y cómo diablos llegaste tú a mi fiesta? —interrumpió el rubio calcinándola con la mirada.

S E R E N D I P I A 🌙  •Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora