Love is in the air

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Dos meses después...

Narra Vitenka.

Hoy.

Hoy es el día en el que le pediré a Yuuri ser mi novio. Llevamos ya casi tres meses saliendo, ya es momento de hacerlo todo oficial. Después de todos los problemas que hemos tenido, desde su casi muerte por culpa de Yurio, hasta mi casi muerte por Yuko, ya es hora. Todas las difíciles situaciones que hemos enfrentado nos han unido aún más como pareja.

Un día, tuve que protegerlo de una horda de chicas chillonas, las cuales solo hablaban pestes de él. Obviamente, me enfurecí y me limité a decirle que no me molesten más. Yuuri es día se veía tan lindo, estaba tan rojo como un tomatito. Mi lindo tomatito.

Si se preguntan si Yurio lo intentó matar hace unas semanas atrás, están en lo correcto, pero gracias al cielo, el kazako estuvo ahí para evitar cualquier intento de homicidio de su parte. Yuko en cambio, no tuvo quien la detuviera, ella si me golpeó, varias veces, en lugares los cuales no deben ser golpeados. Luego de la golpiza, Yuuri le explicó todo y quedamos en paz. ¡Los tres mosqueteros se volvieron a reunir!

Estos últimos meses han sido intensos, todos los sentimientos que me produce Yuuri me tienen en las nubes, y simplemente no puedo ocultar mi felicidad. Si tuviera que resumir estos meses en tres palabras, serían fácilmente, amor, mimos y sexo, mucho sexo, ¡demasiado!

Entré al baño ansioso por mi salida con Yuuri, después de hoy, todo será oficial, quiero que Yuuri sepa que voy en serio, presentarle a mis padres, enseñarle mi hogar en San Petersburgo, incluso le pediré que cuando salgamos ambos de la universida...

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Entré al baño ansioso por mi salida con Yuuri, después de hoy, todo será oficial, quiero que Yuuri sepa que voy en serio, presentarle a mis padres, enseñarle mi hogar en San Petersburgo, incluso le pediré que cuando salgamos ambos de la universidad, considere mudarse conmigo allá. Tal vez adoptar un cachorro, o algo por el estilo ¡No puedo esperar!

Abrí el agua de la regadera y esperé unos segundos a que se calentara, me deshice del pijama y me adentré en la ducha. Tallé mi cuerpo con un oloroso jabón de miel, haciendo espuma por toda mi piel. Escuché la puerta de la habitación cerrarse.

— Llegué amor — anunció mi cita alargando la última vocal, dejando sus cosas en el suelo y acostándose boca abajo en la cama.

— Estoy en el baño — canturreé mirando su lindo trasero de durazno — ¡Que nalgotas bebé! — chillé para llamar su atención — ¡Quien fuera panadero para glasearte la dona! — él giró su cabeza y levantó su dedo del medio, dibujando mudamente la palab...

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— Estoy en el baño — canturreé mirando su lindo trasero de durazno — ¡Que nalgotas bebé! — chillé para llamar su atención — ¡Quien fuera panadero para glasearte la dona! — él giró su cabeza y levantó su dedo del medio, dibujando mudamente la palabra "púdrete" con una gran sonrisa — ¡Te amo idiota!

— ¡Y yo a ti! — gritó cerrando sus ojos con una sonrisa, como si estuviéramos a kilómetros de distancia.

Reí y me volví a adentrar en el baño, terminado de enjuagar mi cuerpo y lavar mi cabello de la abundante espuma. Abrí ligeramente los ojos mientras el agua bajaba por mi rostro, haciendo que todo se vea borroso, cuando logré distinguir una mancha negra en la pared. Un segundo. ¿Desde cuándo las manchas se mueven?

— ¡AAAAAHHHH! — grité lo menos masculinamente posible y tan agudo que casi se rompen las ventanas. El nipón pegó un salto en la cama y corrió a mi recate.

— ¿¡Viktor?! — lo escuché entrar al baño, totalmente alarmado por mi horripilante chillido — ¿¡Estás bien?!

— ¡A-ARAÑA! — Tartamudeé pisando el jabón, cayendo torpemente fuera de la ducha, pero convenientemente en los brazos de Yuuri, el cual me atajó noblemente para que mi cara no estampara contra el frío suelo.

— ¿Qué? — preguntó buscando mi despavorido semblante con el suyo. Abrió un poco la cortina descubriendo al horripilante animal de tres metros. — Por dios Viktor, mide como tres centímetros — la asquerosa criatura caminó por la pared.

— ¡Se movió! — salté en sus brazos — ¡mátala! ¡mátala!

— Es solo una arañita Viktor, tranquilo...

— ¡No me pidas tranquilizarme con esa cosa aquí! ¡Es una maldita araña! ¡me va a comer Yuuri! ¿quieres que eso pase? — hice un puchero porque no me estaba tomando en serio. Me dan pánico esas cosas. Yuuri carcajeó — ¡No te rías idiota! —regañé — ¡Solo mátala y ya!

— Está bien, está bien, pero bájate primero.

— Oh, lo siento — me bajó delicadamente y con el chorro de agua envió a la miserable criatura al otro mundo, ahogándola y mandándola por el desagüe.

— Ya está, muerta — se giró hacia mí con una tierna sonrisa.

— ¿Estás seguro?

— Segurísimo — sonrió y besó mi frente rodeando mi cuello con sus brazos.

— Es la tercera esta semana Yuuri, voy a terminar incendiando todo este lugar algún día.

— No es para tanto Viktor —soltó ahogando una carcajada.

— ¡Claro que sí! — articulé seriamente ofendido por su poca preocupación a la situación — ¡Son arañas Yuuri! ¡Arañas! ¿Qué vas a hacer cuando una me coma?

— Lo más probable es que te deje morir ahí, tal vez no me asusten, pero sí me daría asco una con un tamaño capaz de digerirte — tiré su oreja airado, provocando un chilido de dolor, pero a la vez risas.

— ¡Idiota! — me crucé de brazos haciendo un infantil puchero. Él en cambio, carcajeó y pellizco mi mejilla.

— Soy el idiota más afortunado del mundo — anunció con una ridícula sonrisa, con esos hermosos ojos cafe chocolate posados en mí, permitiéndome ver casi el mundo entero en ellos. A pesar de sus comunes tonalidades, me enloquecían.

— ¿Por qué? — pregunté ingenuamente, aunque sabía que me diría algo muy romántico.

— Porque te encontré Vitya —

— Técnicamente yo te encontré a ti, yo choqué contigo ¿Lo recuerdas?

— Oh, lo siento, corrijo — carraspeó optando una posición más erguida — Eres el idiota más afortunado del mundo, porque chocaste conmigo — rió agudamente, y antes de que pudiera refutarle algo, depositó un casto beso en mis labios, para luego adentrarme en la ducha.

— Espérame en el Tea House, te tengo una sorpresa — dije con una sonrisa.

— ¿No me la puedes dar ahora mejor? La verdad es que me da mucha flojera ir hasta allá.

— Estás muy flojo Yuuri, sólo ve, no te arrepentirás — el lindo nipón bufó desanimado — por favoooorrrr — supliqué poniendo ojos de cachorro lastimado. Él puso sus bellos lóbulos en blanco.

— Está bien — salió del baño recogiendo sus cosas — más te vale que sea un strip show.

— Será algo mucho mejor que eso, te lo aseguro — guiñé el ojo derecho, riendo ansiosamente por la gran sorpresa que le espera. Él sonrió por mi evidente emoción, se dirigió a la puerta, perdiéndose de mi vista.

— ¡Nos vemos luego! —anunció abriendo la puerta.

— ¡Te amo! —chillé antes de que la puerta nos separara finalmente.

— Y yo a ti — se escuchó antes de que se escuchara la madera resonar por toda la habitación.

Suspiré con el corazón a mil por hora, con seguramente las mejillas tan rojas como un par de cerezas y con las pupilas dilatadas. Ohhh, ¿qué haré con todo este amor que siento?  


Cambio de CuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora