Cambio de Cuerpo

El comienzo de una cita

Narra Yuuri.

Salí de la habitación de Viktor, y como siempre, todas las chicas me miraron con mala cara. Después del incidente de los chupones, muchas me acosan, dejando cartas en mi puerta, y enviándome mensajes anónimos.

No les facilito mi atención en lo absoluto, creo que consentir tal inmaduro comportamiento sólo empeoraría mi relación con Viktor, aunque bueno, nada es oficial aún, hasta hoy. Hoy le pediré que sea mi novio, quiero poder sostener su mano en público, y a pesar de todas las veces que él lo ha intentado, yo me he negado, por miedo a esas arpías.

Entré en el Tea House y curiosamente me encontré con Yuko.

— ¡Yuuri! — anunció la castaña levantándose de su puesto, estaba tomando un café con Alisha, Mila y Sara, las cuales estaban más amistosas de lo usual. Alisha en cambio, sólo me observaba con una tierna sonrisa.

Alisha es una de las nuevas amigas de Yuko, la conoció en su grupo de apoyo, al cual la obligué a ir después del tan horripilante accidente, gracias al cielo no hubo mucha resistencia de su parte, pero no se veía muy cómoda al principio. Yo me ofrecí a ir con ella para que se sintiera mejor, pero se negó rotundamente, excusándose con que ya no era una niña y que no necesitaba compañía, sin contar, que realmente no estaba muy bien que digamos, después de la pelea con Viktor, sacarme de la cama era un milagro, solo me levantaba para ir a practicar, y eso que no lograba encontrar consuelo en la danza tampoco. Alisha tiene el cabello corto, aún más que el mío, de una tonalidad miel, que hacían juego con sus verdes ojos, su piel es blanca, marcando sus pecas. Una mujer muy tierna, además de su baja estatura.

— Hola Yuko — levanté la mano tomando asiento con las chicas — Alisha, Mila, Sara — asentí mirando a cada una respectivamente, las cuales sonreían cordialmente.

— Hola Yuuri — saludó amablemente la pelirroja — Que raro no verte con Viktor — apoyó su barbilla en la palma de su mano con una confiada sonrisa.

— Lo estoy esperando de hecho, me pidió que nos viéramos aquí —confesé sin muchas vueltas, todas las presentes sabían que había algo más que amistad entre el peliplata y yo.

— Uuuuuh — agregó Sara removiéndose en su asiento — Me huele a citaaaa — canturreó. Sentí mis mejillas arder por un segundo.

— Eso parece — sonreí un poco avergonzado.

— Oh Yuuri — dijo Yuko, abrazándome — ¡Qué envidia! ¡Tú vida amorosa es tan perfecta! ¿Quién te reconocería? Ese ruso te ha cambiado tanto en tantas maneras — besó mi mejilla — ¡Pero, lo ha hecho muy bien todo! — reí nervioso, ¿realmente cambié? Es cierto, últimamente me he sentido más directo y seguro, pero ¿se nota tanto?

— Todos rumorean cosas Yuuri — anunció Alisha — ¿Cuándo harán todo oficial? ¿Viktor sabe que te están hostigando? — Me sentí un poco culpable, no le he comentado nada de esto a Viktor, por miedo a que vaya a cometer alguna locura ese idiota. Me quedé callado — Yuuri...

— No le he comentado nada aún, pero hoy todo se acabará.

— ¿Estás seguro? — agregó Sara — Nos preocupas Yuuri, hoy escuché que unas amigas de su ex querían hablar contigo, no puedes darte el lujo de estar solo si eso llega a pasar.

— No se preocupen, yo me encargo — afirmé con seguridad, aunque en verdad, no sé qué es lo que haré si algo así ocurre de repente. Las cuatro chicas bufaron no muy contentas por mi vaga respuesta — relájense, tengo todo bajo control.

— Yuuri, no es que no confíe en ti, pero las cartas cada día aumentan, ayer tuve que remover como cien de tu puerta para ocultarlas de tu novio — dijo Yuko.

— Tranquilas chicas, estoy bien, Viktor está bien, estamos bien ambos y no ocurrirá nada más allá de esto — sonreí para intentar tranquilarlas — ¿Pedimos algo? —intenté cambiar de tema, cuando Mila levantó la mirada señalando algo detrás de mí.

— Creo que no es el momento — agregó con una sonrisa, apoyando su mentón en la palma de su mano nuevamente. Antes de poder voltear, sentí dos musculosos brazos rodeándome, haciendo que pegue un salto del susto.

— ¡Yuuri~! — la familiar voz de Viktor cosquilleó mis oídos. Cada vez que decía mi nombre delineaba tan perfectamente las letras de este con sus labios, que me causaba un huracán de sensaciones, es como si jugara con cada sílaba.

— Hola Vitenka — saludó animada Yuko, yo me quedé inmóvil por el susto que me causó.

— Hola Yuko, Mila, Sara, Alisha — saludó caballerosamente. Las chicas asintieron respectivamente, curvando sus labios complacidas por la presencia del ruso.

— Veo que la salida de hoy es muy importante ¿no, Viktor? Te ves muy apuesto — alagó Sara.

Me volteé para confirmar lo que decía la morena, y así era. Viktor hoy particularmente se veía más apuesto de lo habitual, con una ajustada camisa negra y unos pantalones del mismo color, su cabello peinado y elegante, se ve mucho mayor, y muy varonil. Me quedé boquiabierto, ¿Realmente estaba saliendo con alguien así de guapo?

El ruso sonrió gallardo por el cumplido, aunque ya estuviera más que acostumbrado a ellos.

— ¿Qué ocurre Yuuri? — preguntó gozante, me quedé hipnotizado por ver tal cuerpazo.

— N-No es nada... — susurré — te vez muy guapo, eso es todo...

— ¿Disculpa? no te escuché — acercó su oído a mis labios, haciendo que me encogiera más de hombros al oler su exquisito perfume.

— Te ves muy bien... — mascullé rogando que no se notara tanto mi enorme admiración por mi futura pareja. Él sonrió de oreja a oreja sujetando mi mano, depositando un beso en ella.

— Muchas gracias.

Le sonreí de vuelta, quedando atrapado en una empalagosa atmosfera rosa, perdiéndome en sus hermosos ojos, deseando besar cada centímetro de su cara, pero estamos en público, y debo controlarme. Se escuchó a Yuko carraspear muy fuerte.

— Chicos, no es necesario nos restrieguen su amor en la cara, ya tenemos suficiente con Mila y Sara, así que ¿por qué no se van mejor? — alejé mi mano de Viktor escondiéndola en mi regazo, asintiendo.

— Me parece una estupenda idea, ¿Nos vamos Yuuri? — ofreció mostrando su mano para que la sujetara nuevamente. Viktor nunca me había sujetado la mano en el campus, y tampoco le había permitido hacerlo, siempre era todo afuera o en privado.

No puedo dejarlo con la mano ahí colgando, sería muy maleducado de mi parte, sin contar que no quiero que se sienta mal por mi cortante comportamiento dentro de la institución. Jamás fue con ganas de hacerle daño, es ser precavido a las críticas y amenazas.

Con duda, aterricé la palma de mi mano en la suya, dejando que me ayudara a ponerme de pie, él apenas pudo, me haló descaradamente, acercándome a su rostro, dejándome absorto de ganas de besarlo y mandar a todos a la mierda. Comenzó a acercar sus labios semi abiertos a los míos, en una fracción de segundos me di cuenta de que todos nos estaban mirando, y antes de que se terminara de acortar la distancia entre nuestras pieles, coloqué mi dedo índice en su húmeda boca.

— Salgamos de aquí — susurré ante su desconcertada expresión, guiñándole el ojo. Lanzó un suspiro y volvió a plantar una sonrisa en su rostro.

— Está bien — agrandó la distancia entre nosotros y volteó a las chicas que miraban impactadas la escena, todas con mejillas rojas como cereza— Adiós chicas — anunció feliz, moviendo su palma. Ellas con la poca movilidad que poseían, imitaron el gesto de cortesía.

— Adiós, nos vemos luego — murmuré siendo jalado por el ruso.