Capítulo 21

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Tres días después...

Miro mi pulsera mientras muevo mi muñeca para ver cómo se mueve, mi mellizo se encuentra sentado detrás de las puertas cerradas del balcón, lo sé porque veo su espalda moverse por el llanto. Yo ya no puedo llorar, no me quedan lágrimas que dejar salir, sigo en la espera de que Derek llegue a casa en su nuevo auto negro y grite «lo siento, fue una estúpida broma de mal gusto» pero ya pasaron tres días y no ha llegado.

Aún así, dándome cuenta de la gris realidad, no consigo dejar salir más lágrimas, simplemente ya no me quedan después de tres días de mojar mi almohada. Dejo caer mi muñeca para ver hacia los árboles y algunos edificios que logran asomarse entre ellos pese a la altura en la que me encuentro, se logran ver nubes de diferentes tonos grises, del más claro al más oscuro dirigiéndose aquí. Ya se enteraron de la mala noticia y vienen a llorarle a Derek.

Yo quise arreglar las cosas con el para volver a la linda amistad que alguna vez tuvimos, para reírnos juntos de nuevo como solíamos hacerlo hace algunos meses, para preparar algunas bromas, para salir a pasear o por un helado, para ir al próximo estreno de cualquier película que nos interesará a ambos, para cenar en casa, para dormir en el patio mirando las estrellas con todos mis hermanos. Pero él se fue antes de lo previsto, el destino no quiso avisarnos antes, nos quiso tomar por sorpresa y lo logró, el karma  hirió nuestros sentimientos cuando yo herí los de él. El destino y el karma hicieron su trágico trabajo.

Pero el tiempo y la memoria son buenos, jamás lo voy a olvidar ni las cosas buenas que pasamos.

Escucho como las puertas del balcón se abren, pero no volteo, sigo con mis ojos puestos sobre las tristes nubes grises que vienen para acudir al velorio también.

—ya nos vamos...—escucho la voz ronca de mi mellizo, asiento y me levanto sin verlo pasando junto a él para bajar.

Vamos en silencio mirando todos hacia afuera por las ventanillas, algunos llorando y otros aguantando las ganas de hacerlo. Jamás creí que algo tan triste nos cerraría la boca por varios días, nos haría llorar y suplicar por que no sea cierto, nos haría pensar acerca de nuestras miserables vidas, acerca de cómo las desperdiciamos peleando, gritando, odiando, golpeando, dañando, hiriendo, celando, envidiando, amenazando, sin darnos cuenta de que podríamos dejar todas esas cosas ridículas de lado para ser felices, ser sinceros, amorosos. Pero bueno, después de todo, somos humanos y es algo que no podemos evitar, desperdiciar el amor para tirar odio por todos lados es parte de una persona, puedes decir que no pero sabes perfectamente que es lo contrario sólo necesitas prestar atención.

[•••]

El padre lanza agua bendita y da la palabra al padre de Derek, el director de mi instituto que siempre luce autoritario y reluciente, simpático en sus momentos y feliz con su vida, pero ahora no, ahora luce cansado, pálido, deshecho, triste. Todos en realidad, pero más él, más su esposa, más yo, pues quizá todos aquí pueden ser amigos de Derek pero nadie lo conocía como ellos ni como yo, nadie estuvo tan cerca de él como yo lo estuve.

Mis hermanos y familia de Derek se encuentran presentes, unos pocos más del Instituto que no conozco y puedo suponer que tampoco Derek lo hacía, pues siempre estaba solo. Ni siquiera las chicas con las que estuvo están presentes, sólo fueron unas zorras que no les importaba nada más que ellas y lo que las personas dijeran de ellas por estar solteronas. Hipócritas, o como yo las llamo, mierdas.

Cuando su padre termina de dar un emotivo discurso a su hijo me hace una seña para que yo también pase, sin pensarlo me levanto con la Rosa azul en mano que Vianka me ha dado cuando llegamos. Es el único color vivo que se encuentra aquí, el baúl es negro, el cielo es gris, las sillas son negras, las ropas son negras, pero el Azul es la única vida que se encuentra y me alegra un poco.

Me paro frente al baúl junto a mi mellizo, lo miro unos segundos en silencio y suspiro.

—Derek...fue un chico bueno, amigable, divertido y dulce con todos nosotros, las circunstancias que nos llevaron a conocernos fueron ridículas pero si no hubiera sido por ellas jamás hubiéramos conocido al encantador Derek. Se ganó el corazón de mi familia, iba a casa constantemente simplemente porque quería estar ahí, ya parecía un hijo más de mi padre...—sonrío con tristeza y mi hermano llora junto a mi.—fue nuestro amigo y cómplice en todo, no le preocupó nunca si se metía en problemas y acababa en la comisaría, eso me agradaba. Fue un gran amigo y novio, no me arrepiento haber estado junto a él y espero que él tampoco lo haga. Nunca te vamos a olvidar Derek, espero que tú tampoco lo hagas estúpido

Algunos de los presentes que no se encuentran llorando ríen, otros parecen llorar más, mis hermanos me miran con un sonrisa triste en sus rostros al igual que mi padre y Melissa.

Dejo de verlos para acercarme al baúl y dejar la Rosa azul sobre el, dejo un beso sobre la fría madera. Mi madre va a conocer a Derek y sé que si pudiera hablarme me regañaria por no darle una segunda oportunidad, se la merecía pero no quise.

Temí a que me engañara de nuevo.

No sabré si dijo la verdad jamás.
No sabré si volver sería un desperdicio.
No sabré si él era el correcto.

Si lo era, corazón, perdoname.

Mis Dilemas y Yo [MISHYY #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora