Honor y Sacrificio.

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Capítulo 25.

Nanda, Zeke, Green y yo caminábamos por el mundo 92, era hora de pasar el mundo, poco a poco nos acercábamos al final del juego. El mundo 92 era de los más peculiares de todos, era un mundo de lava, el centró hexagonal estaba flotando en medio de lava ardiente, el jefe del nivel se encontraba en algún lugar del mundo; nos dispusimos a caminar por un camino que llevaba a las afueras de la ciudad, las piedras crujían a cada paso y era más que evidente que en cualquier momento estas terminarían rompiendo o hundiéndose.

-Karou, no hay cosa en el mundo que odie más, que el calor- dijo Nanda sofocada, ya que el mundo 92 era un mundo constituido solo de lava-, ¿Por qué tu hermano no pudo encargarse de este lugar?.

-Porque él ya había luchado en el mundo anterior y sería injusto que volviera a hacerlo- dije mientras caminábamos por el camino de piedras.

-Vamos, es fuerte, debiste haberlo dejado ir- dijo Zeke sofocado.

-No- dije y me reí ligeramente-, se derretiría antes de llegar al jefe.

-Vamos, no es tan frío- dijo Green destacando un poco de alegría.

-Hemos llegado- dije y me asome a un abismo de lava-, caray…

El abismo era en descenso, era lo suficiente profundo como para sentir la caída unos minutos, además de que más allá de la caída había un mar de lava, entonces salió un mensaje en nuestras consolas: “Jugadores, ¿desean aceptar el reto?.” Todos aceptamos sin vacilar un solo momento, entonces frente a nosotros aparecieron cuatro pequeños caminos de piedra, de manera tal que teníamos que colocarnos de perfil.

-¿Y ahora qué?- preguntó Nanda, pero entonces la tabla se rompió.

Los estrechos caminos en realidad eran tablas para surfear, si, surfear en lava, caímos por el abismo, hasta tocar la lava, al hacer contacto está expidió unas ligeras llamaradas y empezamos a deslizarnos en empicada. El mar de lava tenía una corriente extremadamente rápida, por lo tanto nos deslizábamos a gran velocidad, todo parecía bien hasta que una bola de fuego venía en dirección nuestra como si fuese un meteorito.

-¡Bola de fuego!- gritó Green mientras cambiaba de dirección.

-No dejen que los toquen o moriremos- dijo Zeke.

-No, pensé que si nos tocaban nos iban a dar una vida extra- bromeó Nanda y se echó a reír.

-No puedo creer que estés tan divertida con esta situación- dije tranquilamente-, ¡Carajo Mujer!.

-Ya, tranquilízate, y ponte a esquivar las bolas- dijo Nanda con indiferencia.

Las bolas de fuego impactaban fuertemente en la lava, causando así grandes olas de lava, cuando estas caían y salpicaban, el líquido burbujeante quemaba como si estuvieses en las brasas de un asador; las bolas venían con más rapidez, sin contar que el número de proyectiles aumentaba más y más, pronto no tendríamos manera de esquivarlas y moriríamos. Pero entonces pensé –¿Qué pasaría si les disparamos a las grandes bolas de fuego?–. Desenfunde mi rifle de asalto y mientras maniobraba con los pies apunté a una de las bolas y dispare; la bola estalló en el cielo negruzco.

-Todos disparen a las bolas- dije mientras disparaba.

Todos comenzaron a desenfundar sus rifles y apuntar a las grandes bolas der fuego, los proyectiles salían cada vez más rápido que los anteriores, hasta que en un momento dejaron de salir. Seguimos deslizándonos por el mar de lava, hasta llegar en un circuló inmenso, el cual estaba constituido por rocas grandes y largas, las tablas se detuvieron en ese punto, estábamos rodeados por grandes montañas y un mar de lava bajo nuestros pies.

Proyecto legacy: Una Pesadilla Virtual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora