Entre tus brazos

Episodio 10

Fuimos al sofá de la gran sala

-Naruto yo... - me llamaste-perdón por interrumpir pero debo irme ya...

-No, es muy tarde, ya son las 2 AM, ven-te dije tomando tu mano para llevarte al cuarto de huéspedes - Puedes quedarte aquí por hoy, gracias por todo-te dije sin antes abrazarte e irme donde mi padre

Con mi padre hablamos de los viejos tiempos de cuando mamá estaba viva, y hace mucho que no platicabamos sobre eso

-Naruto, perdón, por no ser un buen padre. Siempre estuve ahí metido en el trabajo intentando superar lo de tu madre sin poder disfrutarte, es triste porque aún cuando lo conseguí todo no paré. Y me perdí parte de tu adolescencia, tu primera pelea, tu primer proyecto científico escolar, me perdí cada etapa.

-Papá... - tragué saliva-Yo soy el agradecido, siempre voy a entenderte, no era fácil, no lo fue, éramos pobres cuando mamá falleció, cuando te hiciste millonario las cosas no iban a cambiar ambos ya nos habíamos distanciado. Pero siempre entendí que fue por mamá y por sacarme adelante, yo la única paga que pude darte después de tanto tiempo fue con las notas y ahora siguiendo el empleo que escogiste. Estoy orgulloso de ser tu hijo

-Y yo de ser tu padre, siempre me dijeron que serias un gran hijo, siempre que me llamaban del colegio o de cualquier cosa que te metieras me llamaban diciéndome que eras un buen alumno, un buen competidor, una buena persona, que era un gran padre para ti, que eras una persona muy noble de buen corazón. Pero la verdad es que yo no te eduque hijo, no pude y siempre me arrepentiré de ello. Es por eso que me cuesta tanto trabajo verte a la cara, sólo por encerrarme en la pieza a intentar borrar algo por unos momentos. Perdóname hijo, perdóname.

Él me dijo tomando mis hombros con los ojos rojos llenos de arrugas, su frente también estaban con arrugas al igual que el resto de su rostro. Su cabello perdía el brillo y unas cuántas canas por ahí.

-No te preocupes-te dije-Tampoco intenté salvarte papá, lo siento - Ambos nos abrazamos y lloramos nuevamente.

Después de los remordimientos me afirmaste que sí habías dejado de comer por la depresión que nuevamente se hacía presente. Conversamos de traer a unos psicólogos y coincidimos en traerlo este lunes.

-Cambiandote de tema, Naruto, ¿Quién es ella?

Al principio no entendí su pregunta habíamos hablado tanto que había olvidado que estabas aquí Hinata.

-¡Oh Hinata! - te dije suspirando, mirando la hora-Es tarde papá, son las 4 AM

-No me cambies el tema Naruto, déjame ser presente al menos en esta etapa

Suspiré derrotado tenía razón.

-Es amiga de Sakura, estamos conociéndonos, no somos novios -le dije antes de que lo mal pensara. Porque en teoría nos estábamos conociendo no éramos nada, sólo estábamos averiguando cada historia de ambos.

-¿Y te gusta?

Reí pero no contesté la pregunta, lo llevé a su cuarto. Nos despedimos. Fui al mío todavía pensando en el alzheimer de papá y en la pregunta que me había hecho sobre ti

Dando vueltas y vueltas en mi cama me preguntaba una y otra vez dos preguntas frecuentes

¿Qué haría cuando papá me olvidara por completo?

¿Me gustabas Hinata?

A la mañana siguiente desperté y tú estabas ahí en la puerta, quizás apunto de tocar. Sí tengo la mala costumbre de dormir con la puerta abierta

-Preparé el desayuno - me sonreíste - Tu padre también espera, por cierto recuerda todo

Me levanté de un buen ánimo, no sé si por verte o por la buena noticia. Y cuando fui a la mesa habían tostadas, huevos, tocinos, leche, jugo, y frutas picadas.

Papá tomaba su típico café o eso creía

-Hijo, menos mal ya despertaste, tu amiga se dedico toda la mañana a prepararnos esto-Me dijiste sonriendo y guiñandome un ojo. Ya sabía a dónde querías llegar

Sonreí a Hinata en modo de agradecimiento y vi un pequeño rubor en sus mejillas.

Fue ameno, ese día recordé lo que me habías preguntado. Si creía en el amor, juro que en ese instante podría creer hasta en los duendes, fue tan especial ese día, recordar la buena relación de nosotros, la complicidad que transmitiamos nosotros y tú lo bien que congeniabas con ambos.

Desde ese entonces decidí volver a vivir con mi padre para cuidarlo y Hinata dijo que vendría una vez a la semana.