El antisocial dibujante

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Amelia

Me levanté, me duché y me vestí no muy especial, pues hoy no iba a tener a quién impresionar. Me puse una camiseta verde que dejaba ver uno de mis hombros y dentro ponía unas letras en rojo con lentejuelas: HATE. Me encantaba esa camiseta, pues las lentejuelas, si pasabas la mano por encima, cambiaban y se podía percibir en azul la palabra LOVE. Me coloqué unas medias de rejilla y una falda negra, a juego con la chaqueta de cuero negra que tenía. Fui a la cocina y cogí una de las tostadas con mermelada de fresa que me esperaba en un plato.

-Buenos días.-dijo mi madre desde la encimera-

-Buenos días.-le respondí con la boca llena-

Me acerqué a ella y al verme me miró con melancolía.

-¿Estás bien?

-Sí, ¿por?-comenzaba a preocuparme su mirada-

-Nada, tan solo que esta noche volviste a gritar.

Era algo que me sucedía de vez en cuando. Yo no hablaba en sueños, si no que gritaba. Por suerte solo lo hacía cuando estaba triste o enfadada con alguien, era una forma de desahogarme inconscientemente.

-Anoche tuve que irme por que Kevin, el chico que me regaló a Darcy, desapareció.

Le expliqué todo lo sucedido respecto al policía y su caso, pero no lo que me contó la madre de Kevin, Lena.

-Por cierto, ¿y Darcy? Cuando me levanté no estaba conmigo en la cama.

-Estará investigando la casa, no te preocupes por él.-me dijo mi madre-

Dicho esto miré la hora, si seguía hablando con ella llegaría tarde. Le di un beso en la mejilla y me despedí.

En una plaza cerca del instituto me esperaban Silvia y Joaquín. Al verme sonrieron tristemente, ya debieron enterarse.

-¿Estás bien?-me dijeron agarrándose cada uno de uno de mis brazos mientras seguíamos caminando-

-Sí, me dijo que volvería, así que no estoy preocupada.-mentí-

-Bueno, cambiemos de tema.-comentó Silvia-¿Recuerdas la chica que te dije?

-Sí...-volví a mentir-

-Pues es una hija de... pero me presentó a una de sus mejores amigas. ¡Y adivina!

-¿Tiene un Ferrari?

-Casi, ¡Es lesbiana!

-¡No me lo puedo creer!-me sentía superfeliz con ella, al fin encontraría a alguien-Espera, ¿Y Joaquín?-había desaparecido-

-Allá.

Giré la cabeza y lo pude ver a unos metros de nosotras "hablando" con un chico. Las dos reímos y seguimos andando. Llegamos al instituto, todo muy normal, la verdad. Ella se despidió y yo me dispuse a entrar en clase, cuando Kira me detuvo.

-Como me preguntes si estoy bien te juro que te pego.-hizo pucheros y negó con la cabeza-

-Venía a avisarte, hay alguien bastante "especial" en el sitio al lado del tuyo.

No podía ser. La aparté y entré en clase. Me llevé una gran decepción. En el sitio de Kevin había un chico que no conocía. Escribía algo en una hoja mientras escuchaba música con unos articulares que parecían haber pasado tres guerras mínimo. Tocó el timbre y me senté. Él me miró una milésima de segundo y luego volvió a centrarse en lo que escribía, que al parecer eran poemas. 

El profesor entró en clase mientras nos miraba de uno en uno, como si quisiera entrar en nuestro cuerpo y robarnos el alma, sí, era José, nuestro tutor.

El Rebelde Y La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora