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Frank no era una persona que solía socializar o hacer amigos nuevos. Y menos si estos habían sido sus rivales, estaba acostumbrado a incrustarle una bala en el cráneo a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Bueno, lo hizo, no fue la excepción. Pero no funcionó. Aunque pudo haberlo matado si quisiera, tuvo numerosas oportunidades para acabar con la vida del ciego. Pero por ciertas razones, decidió dejarlo con vida.

Grave error.

El "pequeño" Matt Murdock, se convertiría en su debilidad.

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En los meses posteriores a aquel encuentro con Frank, en la azotea de un edificio, sus juntas se volvieron más frecuentes. Se estaban volviendo más cercanos, es que, poco podían hacer luego de la vergonzosa charla pasada.

En ocasiones los que se encontraban eran Frank y Matt. Otras veces, Daredevil y Punisher eran los que se reunían a pugnar contra los facinerosos de New York. Porque sí, el menor logró convencer a Castle de no ejecutar contra los que luchaban juntos. De todas formas cuando Francis se encontraba patrullando sólo, lo hacía. Esa era su forma de limpiar la ciudad, y nadie cambiaría eso.

La Mano, no había mostrado siquiera señales de actividad. Por lo que decidió dejar el tema a un lado.

Murdock ahora se encontraba mejorando, estaba superando la muerte de Elektra. Mejoraba en muchos sentidos; dormía lo necesario, bebía poco alcohol, comía a diario, su trabajo era cada vez mejor y con ello su situación económica también mejoraba, y comenzó a recuperar las amistades que creía perdidas (entre ellas, Franklin Nelson). Lentamente su vida tomaba colores, metafóricamente hablando, no podía ver.

La mayor parte de esto se la debía Frank. Parecía un tipo frío, calculador, insensible. Pero luego de profundizar su relación, conoció al verdadero Castle.

Él era quien había estado para Matt todo ese tiempo, era quien lo había apoyado y aconsejado. Había sido él. El que sacó a Murdock de su propia miseria, el que lo hacía reír cuando sentía que su mundo se caía a pedazos, el que lo abrazaba cuando las tétricas pesadillas lo invadían. El que ponía el hombro cuando Matt lloraba, el que le hacía dormir, comer y salir de la habitación a la fuerza, por su bien. El que estaba las veinticuatro horas del día preocupado y el que más le importaba.

Frank se había convertido en el principal eslabón en la vida del ciego y viceversa.

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Cariño, ¿estás bien?- Salió de sus pensamientos al oír aquella ronca, pero a la vez dulce, voz.

Sí, sólo me distraje unos momentos.- Dijo para luego brindarle una cálida sonrisa que Frank sin duda correspondió.

Habían pasado cuatro años desde que Castle volvió a aparecer en su vida, y tres desde que eran pareja. En ese momento se encontraban la típica cena romántica cliché para celebrar el tiempo que llevaban juntos. Rosas, vino, platillos, postres y regalos. Lo típico. En ese instante no eran Punisher y Daredevil. No eran justicieros, un asesino, o el menor siquiera un abogado. Eran dos personas, Matt y Frank, dos simples enamorados pasando tiempo en compañía del otro.

Al principio hablaron sobre cómo y cuándo se conocieron. El resto de la cena se la pasaron hablando de tonterías y cosas sin sentido. Pero al final, realmente se divirtieron.

Habían pasado dos horas y unos cuantos minutos desde que estaban allí. Eran las 22:31 exactamente. Todas las noches salían juntos a vigilar New York, y esa no sería la excepción. Frank le había dicho sobre un secuestro a las afueras de la ciudad, debían ir sólo ellos ya que era demasiado peligroso para el rehén el hecho de que fuera la policía.

Mi cielo, casi es hora.-Dijo el menor.

Ehh... Sí, tienes razón.-Respondió reaccionando lento a lo dicho por su pareja.

Pagaron y se retiraron al apartamento que compartían.

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Daredevil y Punisher ingresaron sigilosamente al abandonado edificio. Ya lo habían recorrido casi en su totalidad, sólo quedaba el último por revisar. Extrañamente no se encontraba nadie en ninguno de los anteriores. Lo cual llevó al Diablo de Hell's Kitchen a pensar que era una trampa elaborada por los "secuestradores". Ya daba igual, si era una trampa, ya habían caído.

Finalmente subieron, allí sólo se encontraron una vieja silla de madera en la mitad de la sala. Matt caminó hasta quedar frente a esta, Frank estaba a su lado. Sobre la silla se encontraba una pequeña caja forrada en terciopelo negro.

La tomó y la abrió lentamente. Mientras "observaba" con detenimiento y confusión lo que estaba dentro de la caja, no se percató de que Frank se encontraba arrodillado hasta que pronunció las palabras que aclararían la confusión actual.

Me llevaste a ser la persona que soy ahora, realmente me importas, Rojo, y he tomado la decisión de limpiar esta ciudad junto a ti durante el resto de mi vida. Matthew, ¿Te casarías conmigo?- Dijo con la voz llena de nerviosismo y dudas.

Matt sólo sonrió y asintió. - Tal vez- Respondió. Para luego abrazarse y posteriormente unirse en un dulce beso.

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¡Hola! Aquí termina este Mini-Fic. 💕

Como sea,

¡Muchas gracias por leer, espero y te haya gustado!

Estoy abierta a cualquier sugerencia, corrección o crítica de su parte.

Maybe, Red (Fratt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora