5. Aprender A Cocinar Primero

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Rubén.

La tarde transcurría lentamente. Sólo escuchaba la música del vecino continuo a mi departamento y logre identificar el ritmo: maldecí internamente. Detestaba esa canción.

Raspberry y Wilson dormían tranquilamente en el sofá. Les compraba pequeños cojines, mecedoras e incluso pequeñas camas y, ¿En donde dormían los ingratos? En el lugar del humano. Llegue a creer que lo hacían sólo para fastidiarme.

Solté un suspiro frustrado. No podía dormir, simplemente no lograba coger el sueño y ya me había fastidiado de pasar casi toda la mañana pegado a la pantalla de mi televisor. Ni Twitter, Instagram, Facebook o Tumblr lograron entretenerme.

Me incorporé y camine a la puerta. Sentía como mi cuerpo pesaba más de lo que quisiera recordar. Arrastraba los pies como si eso fuera una verdadera tortura y entonces cogí mi billetera, las llaves y una chaqueta, afuera hacia un frió de los mil demonios. Claro, gilipollas. Ya casi era invierno.

Al salir me aseguré de poner el seguro de la manera correcta, tal vez era un paranoico o exagerado, pero tenía cierta desconfianza sobre dejar a mis gatos solos. Un padre sobreprotector. Caminé y sonreí con la idea de ser padre. Me imagine a mis hijos, me imagine a mí cuidándolos. Un gilipollas corriendo de aquí para allá, intentando cambiar desesperadamente a su pequeño. Me imagine si sería sobreprotector: sí.

Tal vez en un momento de mi vida llegué a pensar en que no quería saber absolutamente nada de lo que tenga que ver con niños. Pero el pensamiento cambia mediante va pasando el tiempo, y lo había pensado. Había pensado en que amaría mucho a esos seres que todavía no existían.

Frente a las personas suelo ser... materialista, lo reconozco. Finjo que nada me interesa o que "por el momento" no quiero nada, pero. He tenido pensamientos existenciales y, ¿Qué pasará después de mí? YouTube de un momento a otro podría desaparecer y yo simplemente me reduciré a nada. Mis fans poco a poco me olvidaran. Olvidaran al chico raro que vieron en su juventud y seguirán con su vida, ¿Y yo?, ¿Qué haría? Me quedaría estancado, viendo como todos seguirán con sus vidas y a mí me irán borrando poco a poco de sus memorias hasta quedar convertido en un simple fantasma.

Al salir del edificio sentí como el viento gélido se adhería a mi cuerpo rápidamente, reclamando mi piel como suya. Me coloqué la chaqueta a una velocidad para nada respetable y sentí como poco a poco la sensación de frió se dispersaba hasta desaparecer por completo. Era extraño, el sol estaba pintando un hermoso atardecer y la brisa trataba de encajar también en ese entorno. Levanté mi mirada para después agachar la cabeza y caminar por el asfalto hacia el lugar donde me pasaba ahora la mayor parte de mis tardes. No hace falta recalcar que me sabía el camino de memoria.

Me puse a pensar sobre el tema del que hablé con Mangel. También le estaba dando vueltas a ese asunto y comprendí que después de todo él tenía razón. No podía sentarme a esperar algo que seguramente también este esperando, tenía que luchar, buscar y construir. Pero también me cautivo demasiado lo que dijo, ser construido.

¿Y si alguien estuviera dispuesto a construirme? Alguien que no me quisiera por interés, sino por ser solamente yo, por ser Rubén. Y yo, ¿estaría dispuesto a dejarme construir? Definitivamente, sólo tenía que poner más atención a mi entorno, poner más tiempo en las personas que me importaban y tal vez, sólo tal vez encontraría a la persona por la cual yo tanto lloraba.

No supe en que momento llegué al edificio, ingrese y vi que una anciana colocaba en las puertas del ascensor un pequeño letrero con una caligrafía ladeada que decía nada más y nada menos que un gran "FUERA DE SERVICIO".

Estrellas Latentes (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora