- Capítulo 1 - Bienvenido a mi vida escolar de ensueño ( Introducción )

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"Ayanokouji-kun, ¿estas bien?"
Llego , llegó otra vez. La temida situación.
Mientras pretendía dormir, esa persona vino.
Era la aparición del demonio, lo que me obligo a despertar de mi siesta y afrontar la realidad.
En mi cerebro estaba sonando la 11va sinfonía de Skostakovich. Esa canción describía perfectamente mi predicamento actual: Él sentimiento de total desesperanza cuando la gente es perseguida por demonios conforme se aproximaba él fin del mundo.
Aun con mis ojos cerrados, pude darme cuenta.
Pude sentir la alarmante presencia del demonio justo a mi lado mientras esperaba a que su esclava se despertara.....
Ahora, como esclavo, ¿De que manera escapo de esta situación...?
Para evadir el peligro, uso la computadora en mi cerebro para que de me ocurra instanteamente una respuesta.
Conclusión... Fingir no haber oído nada. La llamaré la estrategia 'finge dormir'. Mi predicamento se resolverá con esta estrategia.
Si la otra persona era una chica amable, lo dejara pasar diciendo, "Bueno, no hay caso. Te perdonaré por que lo siento★".
Incluso un patrón como 'Si n9 despiertas te besaré, ¿ok? Chuu~~' también es valido.
"Si no despiertas en 3 segundos vas a enfrentar castigos".
"¿...A que diablos te refieres con 'castigos'?"
En menos de un segundo la estrategia 'finge dormir' fue frustrada y sucumbí a la amenaza.
Aún así, me rehúse a alzar la cabeza y continúe resistiéndome.
"Como esperaba, estabas despierto".
"Conozco el miedo que causas si te hago enojar".
"Muy bien. Entonces, ¿tienes un momento?"
"¿...Y si digo que no?"
"¿Bueno...no puedo obligarte, pero me pondré de mal humor si es así".
Entonces continuó.
"Y si me pongo de mal humor, seré un gran obstáculo para la vida escolar normal de Ayanokouji-kun. Hmm, por ejemplo, poner incontables tachuelas en tú silla, vocarte agua en la cabeza cada vez que entras al baño, y otras veces apuñalarte con aguja de un compás.
Sip, ese tipo de comportamiento."
"¡Eso es acoso puro! ¡Además, ese último parece extrañamente real, como si recordara que ya fui apuñalado!"
A regañadientes me desperté y me levanté de mi asiento.
Una chica con largo cabello negro y elegante, con hermosos ojos mirándome con superioridad desde un costado.
Su nombre es Horikita Suzume. Clase 1-D, mi compañera.
"No te asustes tanto. Solo fue una broma. No volveré agua sobre ti cuando entres al baño."
"¡Lo de las tachuelas y el compás son más importantes! ¡Mira esto, mira!
¡Aún puedes ver dónde fui apuñalado! ¿Como asumiras la responsabilidad si se vuelve una cicatriz de por vida?"
Arremangue mi brazo derecho y le mostré la zona superior a Horikita.
"¿Dónde está la evidencia?"
"¿Huh?"
"¿Dónde está la evidencia? ¿Estas diciendo que yo soy la culpable sin ninguna prueba?"
Por supuesto que no hay evidencia. A pesar de que la única persona que estaba lo suficientemente cerca como para apuñalar me era Horikita, y aunque ella estaba sosteniendo un compás en su mano, es difícil decirlo definitivamente...
Aunque tenía algo importante que confirmar.
"¿En verdad tengo que ayudar? Lo pensé de nuevo, pero después de todo..."
"Oye Ayanokouji-kun. ¿Qué prefieres más? ¿Arrepentirme de tu decisión mientras estás sufriendo...?
Ya que me sacaste de mis deberes, deberias ser responsable. ¿No es así?"
Horikita me ofreció solo dos ridículas opciones. Parece que no va a ceder.
Fue un error hacer un contrato con el diablo. Decidí rendirme y obedecer.
"...Entonces, ¿que se supone que haga?"
Pregunté mientras temblaba del miedo.
No me sorprenderé cuando escuche lo que me vaya a pedir.
No sé cómo terminaron las cosas así, pero recuerdo cómo empezó todo.
Conocí a esta chica hace exactamente dos meses.
¿En el día de la ceremonia de apertura fue...?
En Abril. La ceremonia de apertura.
Estaba yendo a la escuela en autobús, el cual se sacudía cada vez que pasaba sobre un área de la carretera con baches.
Mientras miraba el cambio del paisaje de área a área, los pasajeros del autobús se incrementaron gradualmente.
La mayoría de los pasajeros llevaba uniformes escolares.
El único asalariado frustrado que se subió al autobús me recordó a la vez que accidentalmente agarré a alguien la última vez que subí a un autobús repleto.
Una anciana parada frente a mí se mantenía de pie como podía, con
cuidado, como si fuera a caerse de un momento a otro.
Cometí un error al tomar el autobús.
Aunque logré asegurar un buen asiento, el viento frío soplaba hacia mí y todo el autobús se encontraba repleto.
La pobre mujer tendrá que esperar hasta que el autobús llegue a su
destino.
El cielo despejado y el clima es refrescante... creo que podría dormirme.
Mi tranquilidad y paz fueron interrumpidas de repente.
“¿No crees que deberías darle tu asiento?”
Por un momento, abrí los mis ojos que estaban a punto de cerrarse.
Eh, por alguna casualidad, ¿me estás regañando?
Eso fue lo que pensé al principio, pero aparentemente advirtieron a la persona que estaba en frente de mí.
Un joven rubio fornido estaba sentado en el asiento de prioridad. Quiero decir, un estudiante de preparatoria. La anciana estaba de pie junto a él. Y una oficinista estaba al lado de la anciana.
“Sí, tú, ¿no ves que la anciana se le está dificultando?
La oficinista parecía querer que él le ceda el asiento de prioridad a la
anciana.
En ese autobús silencioso, su voz sonó más fuerte y atrajo la atención del resto de los pasajeros.
“Esa es una pregunta muy loca, señorita.”
El chico puede que se haya enojado, que haya sido ignorante, o quizás brutalmente honesto, pero simplemente sonrió y cruzó sus piernas.
“¿Por qué debería darle el asiento a esta mujer? No hay ninguna razón para que lo haga.”
“¿No es natural cederle los asientos de prioridad a los mayores?”
“No entiendo. Los asientos de prioridad sólo son asientos de prioridad, y no existe una obligación legal para que yo me levante. Que me levante o no
debería ser algo que decida yo, la persona que lo está ocupando. ¿Me cederias tu asiento porque soy un joven? Jajaja, es una manera estúpida de pensar.”
Es una manera de hablar que uno no esperaría de un estudiante de
preparatoria. Su cabello está teñido de rubio, y tiene algunos rasgos
inesperados para un estudiante de preparatoria.
“Soy un joven sano. Ciertamente, no creo que estar de pie sea un
inconveniente para mí. Sin embargo, es obvio que estar de pie consumirá
más fuerza física que estando sentado. No quiero hacer algo tan inútil. O quizás, ¿me estás diciendo que debería ser más animado y enérgico?”
“¡¿Qué, qué clase de actitud es esa hacia tus superiores?!”
“¿Superiores? Es obvio que ustedes dos han vivido más tiempo que yo. No hay duda de eso. Sin embargo, ese ‘por encima’ se refiere a la altura.
Además, tengo un problema contigo. Aunque haya diferencia de edad, ¿no es esa una actitud impertinente y ruda?” (1)
“¡Qué...! ¡¿Eres un estudiante de preparatoria?! ¡En serio, sólo escucha lo que los adultos dicen!”
“Está bien, está bien...”
La oficinista se alteró, pero la anciana no quiso que la situación empeorara.
Trató de calmarla con gestos con la mano, pero la oficinista siguió
insultando al chico de preparatoria y parecía que estaba a punto de
explotar de la rabia.
“Parece que la anciana tiene mejor oído que tú. Oh cielos, supongo que la sociedad japonesa no es completamente inútil aún. Disfruta del resto de tu vida al máximo.”
Luego de mostrar una sonrisa inútilmente fresca, se puso auriculares y comenzó a escuchar música. La oficinista estaba chasqueando los dientes
por el enojo.
Aquella actitud egoísta la molestó conforme trató de discutir con él.
Personalmente, no me involucré porque estaba de acuerdo, en parte, con el chico.
Una vez que el problema de la moral se resuelve, la obligación de ceder un asiento desaparece.
“Perdón...”
La oficinista trató de contener sus lágrimas mientras se disculpaba con la anciana.
Ocurrió un pequeño incidente en el autobús. Me alivié al no estar
involucrado en la situación. No me importan cosas como ceder mi asiento a los mayores o negarme tercamente a moverme de mi asiento.
El disturbio terminó con el chico que ganó con su gran ego. Al menos todos pensaron que había acabado.
“Um... yo también pienso que la señorita tiene razón.”
Se extendió la ayuda de una mano inesperada. La duela de la voz parecía estar al lado de la oficinista y valientemente le comunicó su opinión al chico. Llevaba el mismo uniforme que yo.
“Esta vez es una chica linda, parece que hoy tengo suerte con las mujeres.”
“Abuela, parece que está haciendo mucho calor. ¿Podrías darle tu asiento?
Puede que no sea asunto tuyo, pero creo que contribuirá a la sociedad."

Youkoso jitsuryoku shijou shugi no kyoushitsu e volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora