Prólogo.

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Lunes 5 de febrero, 6:47 am, Lugano, Argentina.

Acababa de despertarme de mi pequeña siesta. Mi padre nos había dicho que durmiésemos un poco para poder salir tranquilos a la ruta y poder disfrutar de esas 4 horas y media de viaje. Ciertamente no tenía ganas de disfrutar ningún tipo de viaje pero preferí hacerle caso, éstas serían unas de las últimas vacaciones con ellos, puesto que estaba cercana a cumplir 17 años y el año que viene me iría con amigas en vez de con ellos.
Me levanté e higienice lo más rápido que pude, mi madre me había pedido que la ayudase a guardar las últimas tonterías que sobraban. Mis hermanos estaban cambiándose y poniéndole el pretal al perro, estábamos por salir.
Me puse a pensar. Eran las primeras vacaciones que pasaría soltera, ya que años anteriores había viajado con novio o alguna clase de estereotipo de relación. Pasaríamos del 5 al 9 de febrero en Necochea y ese mismo día viajaríamos a Mar del Plata hasta el 21 de febrero; debíamos volver porque tengo rendir una materia y volver a trabajar.
Guardamos las últimas cosas en el baúl y partimos, le dije adiós a todas esas cosas que me hacían mal, éstas vacaciones me harían volver renovada y con miles de sentimientos por descubrir.

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