La mañana se desplegaba radiante, con el cielo despejado y sin una sola nube. El aroma de las flores recién florecidas impregnaba el aire, llenándolo de un dulce y refrescante perfume.
Kaito se levantó de la cama y se dirigió al baño para ducharse después de una noche difícil. Tras asearse, se vistió y, con poco ánimo para peinarse, movió su cabello de manera descuidada. Bajó al comedor para desayunar y encontró a su hermana Kaiko sentada a la mesa, luciendo una dulce sonrisa, y a su primo Akaito, con una actitud fría y distante, sosteniendo un trozo de hielo.
Kaiko estaba disfrutando de un tazón de cereal, con su celular sobre la mesa, soltando algunas risas. En contraste, su primo estaba completamente callado, leyendo el periódico mientras tomaba té y escribía en su libreta. Kaito se sentó a la mesa, que tenía finos detalles en madera sólida. Aunque había desgaste debido a los años, la mesa era grande y espaciosa.
A pesar de la presencia de otros, el ambiente era desértico y solitario, ya que no intercambiaban palabras entre ellos. El lugar de Kaito ya tenía un plato de panqueques.
—¿Y cómo va la búsqueda de tu príncipe azul? ¿Ya lo encontraste o todavía estás en ello?— preguntó Kaito con tono burlón, dirigiéndose a Kaiko. Ella se molestó, dejó caer el tenedor con un ruido metálico contra la madera de la mesa, y la tensión se palpó entre los tres.
—¡¿Podrías callarte de una vez?! ¡Comprende que no tuve la culpa!— exclamó Kaiko, furiosa. Se levantó de la mesa, empujando la silla hacia atrás, provocando un fuerte sonido al caer.
Kaiko tenía una expresión dura en su rostro, claramente disgustada por la situación. No era culpa suya que Kaito hubiera sido trasladado de salón.
—¡Cállense los dos!— gritó Akaito, cerrando el periódico con fuerza y dejándolo sobre la mesa.
Su grito reflejaba claramente su irritación. También dejó de lado su libreta, claramente molesto por la actitud de sus primos.
—¡Esto merece una...! ¡Guerra de Salchichas!— exclamó Kaiko, lo que llevó a los tres a prepararse para la batalla con pistola de salchicha, espada de salchicha y daga de salchicha.
___________En otro lugar___________
Miku ya estaba lista para ir al instituto. Bajó a desayunar y encontró a Rin y Len sentados juntos, mientras Mikuo estaba en una silla vacía, reservada para el aqua. Todos estaban sentados a la mesa en una aparente "paz".
—¡Buenos días!— dijeron animadamente los que ya estaban en la mesa.
—¡Buenos días!— respondió Miku con alegría, bajando las escaleras con pequeños saltos, aún disfrutando de comportarse como una niña.
—¿Qué hay hoy para desayunar?— preguntó Miku curiosa, observando los platos de los demás. Se sentó a la mesa.
—Waffles de puerro, banana y naranja; malteada de naranja, banana y puerro— respondió Rin con una sonrisa, mientras se levantaba para servir el desayuno de Miku.
Ella tomó el desayuno de Miku de un estante cercano y lo colocó frente a su silla antes de volver a su lugar.
—¿Por qué nunca podemos comer algo normal?— preguntó Mikuo irritado, mirando al techo como si implorara paciencia para soportar a los rubios que solo reían.
—Porque tú no sabes cocinar y Len y yo sí— respondió Rin con confianza.
Miku se rió en silencio, cubriendo su boca con las manos para evitar estallar en carcajadas. Len sacó un papel que decía «Rin 6281 | Mikuo 0», lo que hizo que Miku comenzara a reír a carcajadas, golpeando la mesa y pateando el suelo. Su risa provocó que los platos se movieran y rompieran la aparente "paz".
—¡Estúpido shota!, ¡te mataré y la banana número 14 también!— exclamó Mikuo, sacando una katana de debajo de la mesa. Esto sorprendió a Miku y provocó el cese de la risa de Miku.
—¿Por qué tenemos eso allí?— preguntó Miku confusa, viendo a Mikuo corretear con la katana alrededor de Len.
—Ah, es que Mikuo dijo que era una "medida de seguridad"— dijo Rin sin mucho interés mientras Mikuo y Len corrían por el comedor en círculos.
—Genial, en otras casas hay martillos escondidos pero aquí tenemos una jodida katana—
En ese momento, la alarma del celular de Miku sonó, indicando que solo quedaba un minuto para la escuela. Los tres menores salieron corriendo de la casa, dejando a Mikuo solo. Recorrieron al menos tres calles para llegar al instituto, logrando entrar gracias a la amistad de Len con el guardia de seguridad.
Al llegar al salón, Miku entró primero, causando un gran alboroto y derribando a la profesora. Todos los compañeros comenzaron a reír, y los tres se sintieron muy nerviosos, bajando la cabeza con vergüenza.
—¡Señorita Hatsune y jóvenes Kagamine están castigados!— dijo la profesora Lily molesta mientras se levantaba del suelo y trataba de recoger los papeles esparcidos.
—¡Sí, profesora!— respondieron en coro los tres, dirigiéndose a sus asientos mientras la maestra continuaba con la clase como era de esperar.
—Como decía, un nuevo alumno se integrará hoy a nuestro salón— anunció la maestra, dando entrada al atractivo chico de cabello azul, piel pálida y ojos profundos.
La mayoría de las chicas comenzaron a gritar emocionadas. El ruido era insoportable para Miku, que lo percibía como el rasgar de uñas en una pizarra.
—¡¡Ahhhhhh es Kaito Shion, Ahhhhh!!— gritaban todas las chicas, menos Miku, que actuaban como si fuera una estrella de la fama.
—¡Rin, ¿qué pasa? ¿Es un ídolo o qué?!— preguntó Miku molesta, cubriendo sus oídos y dirigiéndose al pupitre de su amiga, deseando golpear su cabeza para dejar de escuchar el horrible ruido.
—¡Es Kaito Shion, es Kaito Shion! ¡Es mejor que la Banana número 14 de Len!— decía Rin, gritando a pleno pulmón con una enorme sonrisa.
Miku se acercó al chico mientras todas las demás gritaban. La profesora y los chicos intentaban calmar el caos. Miku abofeteó a Kaito, haciendo que todos se callaran. Kaito, aunque se retorcía de dolor por dentro, intentó mantener una actitud fuerte.
—¡¿Qué les pasa?! ¡Es solo un chico asqueroso, maloliente, pervertido y repugnante, él no es nadie!— dijo Miku, como una general molesta con sus cadetes. Señaló a Kaito con desdén.
—¡Tienes razón, Miku!— dijo Meiko levantándose de su asiento. El resto de las chicas solo bajaron la cabeza y asintieron.
Miku regresó a su asiento, dejando a Kaito confundido.
—Bien, gracias, señorita Hatsune. Ahora, joven Shion, siéntese detrás de la señorita Hatsune. Pero antes, preséntese— dijo la profesora, retomando su postura autoritaria y ubicándose frente a Kaito.
—Bien, soy Kaito Shion, es un gusto— dijo Kaito con seriedad y frialdad, intimidando a muchas de las chicas en la clase.
—¡Buuu! ¡Saquen a este cliché del salón! Es lo típico, ahora la profesora le dará una compañera difícil, él se enamorará de ella, y ella de él, y al final tendrán cinco hijos y vivirán en una mansión— dijo Miku en tono burlón mientras Kaito pasaba a su lado.
—Oye, si tu teoría es cierta, tú eres la más difícil. ¿Entonces, quieres que te llame cariño?— respondió Kaito con una sonrisa burlona, dejando a Miku enojada y callada.
Kaito se dirigió a su asiento y lanzó una sonrisa de desafío a Miku, quien respondió con una sonrisa igualmente desafiante.
ULTIMA CORRECCION 2024
ESTÁS LEYENDO
Yo no soy como las demás (Miku x Kaito)
FanfictionHatsune Miku, una chica de 16 años que no se enamora fácilmente, es simpática y a veces algo enojona. Desde que Kaito llegó a su vida, todo cambió; tal vez para bien, tal vez para mal. Shion Kaito, un estudiante que fue cambiado de salón, piensa que...