HE LOVES CONTROL

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Las luces y el tumulto de gente ya empezaban a molestar un poco a Jungkook, quien no había bebido ni una gota de alcohol esa noche. Sabía que tenía que conducir de regreso y su mejor amigo no estaba dispuesto a hacer ese esfuerzo por él. Lo había dejado solo hacía ya horas, porque había encontrado una buena rubia que se lo llevase lejos, y tampoco creía que siguiera dentro del bar. Pero se había quedado igualmente con la esperanza de que apareciera ebrio en algún momento y le pidiera que lo llevase a casa. Porque llegaba un punto de la borrachera en la que Yoongi se ponía totalmente melancólico y aniñado, cosa que espantaba a la mayoría de sus conquistas.



Después de cansarse un poco, Jungkook decidió salir del lugar para consumir un poco del aire que tanto deseaba y de paso intentar llamar a su mejor amigo. No le importaba interrumpirle su momento de alegría, él realmente quería asegurarse de cuáles eran sus planes y, si Yoongi decía que no volvería, entonces se marcharía a casa de una vez: a las dos y media de la madrugada. Pero no duró mucho en su decisión de alejarse del lugar porque una de sus canciones favoritas empezó a sonar, y claro que quiso disfrutar de ella. Habían pasado música horrorosa hasta ese momento y una vez que se sentía atrapado por una melodía, quiso bailar.


Se introdujo en la pista y comenzó a cantar uniéndose a la voz del artista. Pero se detuvo cuando sus ojos chocaron con los de un pequeño pelinegro que cantaba igual de emocionado que él... y le clavaba la mirada.

Jungkook quiso ignorarlo como había hecho con todos las personas que se le habían querido acercar esa noche, pero el chico resultó ser insistente y hasta empezó a caminar en su dirección. No se asustó, es decir, estaban en un bar, muchos extraños se acercaban a veces y eran simpáticos, tontos o algunos simplemente estaban demasiado ebrios y solo buscaban consuelo por alguna estupidez que la borrachera traía consigo.


El pelinegro se paró frente a él y lo miró de pies a cabeza. Jungkook hizo lo mismo, pero a diferencia del pequeño, él lo había hecho con una mirada más serena, tranquila.


— Espero que lo que sigue no sea un problema para ti, bebé. — Pronunció el chico misterioso cerca de su oído y lo besó. Pero de una forma que hizo que Jungkook olvidara que en realidad no conocía nada de la persona que ahora mismo lo estaba abrazando por el cuello.


Los labios del muchacho se sentían fuertes, hábiles, carnosos y dulces. No había alcohol en ellos, al menos no mucho. Por eso Jungkook supo que el chiquito era totalmente consciente de lo que hacía. Y le siguió el beso, ¿por qué no? Había estado toda la noche aburrido viendo a su mejor amigo besarse con miles de chicos y chicas sin siquiera charlar con alguien. Y en ese momento se sentía de lo más deseado y cómodo, en el medio de la pista de baile, siendo besado por un chico mientras sonaba de fondo su canción favorita.

El extraño también disfrutaba de la música de fondo, pues se movía un poco al compás de esta mientras lo besaba. Su cuerpo estaba tan pegado a él que Jungkook sintió cada movimiento, y mierda que también le estaba gustando.


No sabía a qué estaba jugando ese extraño, pero no quería parar. Quería llegar al final del juego.


La lengua del desconocido se abrió pasó a su boca y la exploró, suave pero sensualmente y los sentimientos que adquirió Jungkook con esa acción se reflejaron en su entrepierna, que empezaba a sentirse incómoda. Las manos anónimas se pasearon por todo el cuello y la nuca del muchacho y luego bajaron a su cintura. Mismo lugar en el que Jungkook abrazaba al joven.

he loves control; pjm + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora