James Smith estaba caminando a paso lento por la acéra esperando que uno de sus hombres llegara a su encuentro.
Para ser un hombre exitoso en la gran empresa que heredó a causa de la muerte de su padre, no se conformó con fabricar joyas, la codicia lo era todo para él. Estaba en pleno siglo XVIII.
Caminó hasta una taberna en busca de alcohol y algunos problemas.--¿Qué le gustaría tomar señor?- preguntó una muchacha, apenas el hombre entró al lugar y se situó junto a la barra esperando impaciente a que lo atendieran.-¿Deséa una copa de vino?
--Me apetece el mejor vino que tenga señorita- respondió James, sentándose en un banquillo frente a la barra. Tenía una perfecta vista hacia la puerta de entrada. Vería fácilmente a cualquiera que entrara o saliera.
Al cabo de una hora de espera y perdida de su valioso tiempo, decidió salir e irse de aquél lugar. Si tuviera esposa, le estaría preguntando donde se encuentra y por que no ha llegado a casa aún.
Era muy tarde, en estas horas de la noche toda la gente se encuentraba ya en sus camas y disfrutando la compañía de alguien, pero no, James estaba sólo en aquél lugar, esperando a un hombre que le había citado para hablar de un negocio en común; Armas.Se dirigió hacia donde había dejado su carruaje, los negros corcéles se movían inquietos. James percibió una presencia recostada entre los caballos y la parte en donde uno de sus hombres se sentaba y agarraba las riendas. El señor Smith sacó un revólver del bolsillo interior de su traje azul cobalto hecho a medida. Apuntó hacia la sombra del hombre que reaccionó y salió a la luz antes de que Smith disparara.
Era alto y corpulento, si intentaba pelear con él, difícilmente ganaría.--¿Eres James Smith verdad?- murmuró el hombre dirigiendo su mano izquierda para estrecharsela.
--Si.¿Tu nombre?- respondió el señor Smith mientras le daba la mano.
-puedes llamarme Diablo- dirigió una rápida mirada a la calle y a las ventanas de las casas.
--¿Diablo?- dijo atónito James
--Si, Diablo, es un nombre de pila- masculló el hombre de mala manera- De todos modos, háblame de tu negocio con armas-
--Va bien, como viento en popa- vio como Diablo se acercaba hasta casi menos de medio metro de distancia entre él, retrocedió dos pasos.
-- A tu mujer no le gustaría que estuvieras en la calle tan tarde-- dijo el hombre avanzando un paso hacia Smith.
-Presiento que no estás aquí por negocios- masculló nervioso James.- y tu no sabes nada sobre mi, no tienes derecho a hablar de mi esposa como si la conocieras.
-Claro que si, pero no me interesan tus armas, de hecho, necesito que tienes unos cuantos papeles sobre mi negocio- dijo el hombre de forma cínica.- y por cierto, ¿como están tus hijos?, la muerte de su madre les debió haber afectado mucho-
--No te metas con mis hijos, son lo unico que me queda y no me interesa ahora tu negocio, me citaste por que querías ser socio de mi empresa, no firmaré nada- respondió Smith con los dientes castañeandoles de rabia.
--lo harás- amenazó el hombre que se hacía llamar Diablo.
--No eres quien para obligarme, no sabes a lo que te enfrentas- con enojo retrocedió unos pasos alejándose.
--Sólo tienes que firmar un papel- insistió el hombre.
--No voy a firmar nada si no me dices de que se trata- dijo Smith con enojo.
-Vale, te lo diré. Inauguré varias tiendas de armas, y no tengo proveedor-- su tono de voz hizo sospechar al otro hombre de que mentía.
--Muestrame los papeles- dijo éste con tono resignado.
El hombre sacó varios papeles del bolsillo trasero de su pantalón y los fue desdoblando, dejando ver pequeñas palabras.
--firma aquí, aquí, aquí y aquí-- dijo señalando los lugares al que tenía que firmar-- te aseguro que no te arrepentirás--
James y el hombre estrecharon sus manos fuertemente. Smith se empezó a sentir un poco aturdido y mareado, todo le parecía dar vueltas. Escuchaba voces en su cabeza; le decían que habia tomado la mejor decisión de su vida, que Ádes habia vuelto y que ya nadie podía pararlo. Separando su mano de la de "Diablo", cayó al piso de espaldas, no sin antes sentir que tomaban posesión de su propio cuerpo y una oscuridad amenaba con llevarselo a lo más profundo de su mente. Ya no sentía nada, es con si alguien hubiese tomado el control de sus decisiones. Básicamente ya no podía hacer nada y se rindió, dejando que su mente quedara en blanco. Un ultimo recuerdo se instaló en la cabeza; pudo ver a sus dos hijos; su preciada hija de 15 años, vió largos mechones color castaño que le caían desordenados en la cara mientras ella reía junto a su padre, la muchacha estaba tocando el piano, sus ojos azules mostraban felicidad, se parecía mucho a él. Mientras que su hijo de 17 años, con su cabello rubio y ojos verdes como los de su madre, acompañaba a su hermana tocando el Chelo. Sin duda sus hijos tenían un talento increíble pensó. Pero no todo era felicidad y despreocupación, en esos momentos que él estaba con sus hijos, un grito perturbador que le heló la sangre, provino de la segunda planta de la casa, les dijo a sus hijos que se escondieran mientras él empezó a subir las escaleras. En la cama donde James y su esposa dormían; había un gran charco de sangre, siguió caminando hasta el otro lado de la cama y encontró un cuerpo femenino; su amada esposa yacia muerta alrededor de un enorme charco de su propia sangre. Sin duda la habían asesinado. Se arrodilló al lado de ella y la agarró apretandola con fuerza, comenzó a llorar desesperado mientras se daba cuenta que su mujer no respiraba y tenía una gran cortada alrededor del cuello y las muñecas. Había llamado a la policía y no tardaron ni 10 minutos que ya estaban en la puerta. Sacaron a los niños y se los llevaron a la hermana de Isabelle Smith. Desde ese día no volvió a dormir a esa habitación, se sentía culpable.
Luego como una corriente de aire que se lleva la hojas en otoño, se esfumó el recuerdo y ya no recordó más nada.Año 1886, Londres
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Epílogo.
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A and A
FantasyAmélia Whytte es una chica ordinaria, de 16 años a punto de cumplir 17, muy fan de los libros de Hush Hush y Cazadores de sombras por lo ficticio e imposible. Mientras ella da un paseo con su mejor amiga por uno de los más grandes shoppings de la ci...