Dulce y Salada Maternidad

Capítulo 2

Después del nerviosismo inicial que conlleva estar acarreando a otro ser vivo dentro de uno, decidimos ir al doctor lo antes posible para terminar de confirmar lo que ya sabíamos. Y ahí lo vimos, en la pantalla grande de la consulta del ginecólogo estaba el porotin más hermoso del mundo (aunque con suerte se veía) pero da lo mismo pa ti es lo más bello que hay igual. Me emocioné pero no me puse a llorar como esas mamás que andan circulando en vídeos de facebook con los mocos colgando de la pura felicidad. ¿Significaba eso que yo no era feliz? ¿o que era una corazón de hierro? Naaa! En serio si no lloran al ver a su creación por primera vez en blanco y negro en pantalla ultra hd no se aflijan, yo creo que la mayoría llora de pura obligación social porque si no lo haces es como que no te pusieras feliz por la guagua que viene en camino. Yo les digo, si no les cae la lágrima, relax. Ya la soltarán cuando su embarazo esté mas avanzado y lleven 3 semanas sin poder hacer del dos. Créanme.

Yo en ese tiempo vivía aún con mis padres. Ellos son tan terriblemente buena onda que dejaron que mi pareja se viniera a vivir con nosotros (esto antes de que se una a la familia el porotin de arriba). Yo había terminado mi carrera hace poco y fue durante unas merecidas vacaciones post tesis que pasó el hecho romántico que me dejó con la guata del porte de una sandía. Igual me daba wea contarle a mis papás porque pensaba que me iban a cagar a puteas por haber sido tan pava de embarazarme antes de afirmarme con un trabajo decente pero la situación era insostenible. Cada día que pasaba me despertaba con mas náuseas y tenía que ir corriendo al baño a vomitar a lo exorcista y hacerlo piola para que mis viejos no sospechen y me pregunten antes de estar preparada para decirles. Además el cumpleaños de mi mamá se venía esa misma semana y que mejor ocasión pa celebrar la noticia, asi que compré unas botitas de lana y las puse en papel de regalo (en vola hacerlo de esa forma enternecia el corazón de mis viejos y no me agarraban a chuchadas).