Algún día: Corazon de Melón

CAPITULO 56

Me encuentro caminando de nuevo con Casleb a su casa, hoy es Lunes. Me pasé el Domingo en casa de Laya, sus palabras aún resuenan en mi cabeza. Pero es mejor que por ahora se queden ahí. Saludo a Demonio y paso al salón. Como siempre, coloco las cosas y Casleb llega unos minutos despues, tras haber sacado al perro al jardín. Ese se distrae con todo, mejor que lo saque. Pasamos un rato estudiando y aprovecho una de las veces que se despista para preguntarle algo que lleva rondándome la cabeza desde la última vez que estuvimos aquí. 

-Casleb, ¿Por qué siempre has sido tan egoísta?- suelto. Llevo tiempo pensándolo, ya me lo explicó todo y admitió las cosas. Pero lo que no me encaja es el por qué siempre ha sido así, qué hizo que se formara así como persona y provocara tantos daños colaterales. Incluyéndome a mí-.

Casleb me mira en silencio unos segundos, con la mirada seria y se humedece los labios antes de hablar.

-Cuando creces en un lugar en el que nadie te va a dar lo que quieres, a no ser que lo cojas tú mismo. Donde nadie va a pensar qué prefieres, hasta que actúes tú y lo demuestres... cuando creces así, tienes ese instinto.

-¿Qué instinto es ese?

-Hacer y decir lo que quieras, dependiendo de lo que quieras en cada situación. También llamado, egoísmo- sonríe-.

-¿Por tu padre?

-Empezando por él, si mis padres no piensan en mí, debo pensar yo. Yo sé que mi madre me quiere pero- pone los ojos en blanco- no pensaba mucho en lo que podía querer un niño pequeño. Si me quiero comprar una guitarra y no un piano, y no escuchan, cojo el dinero de sus carteras y me la voy a comprar yo. Y así siempre. También creando algo de...

-Egocentrismo- termino su frase y sonrío, me corresponde- tiene sentido- le digo. Así que todo ha sido por la forma en la que ha crecido, a la que se ha adaptado desde siempre. Hasta que ha llegado algo que... le ha hecho adaptarse y cambiar. ¿Ese algo soy yo? Es surrealista-.

-¿Has decidido cambiar por mí?- pregunto atónita, asiente- ¿Por qué?

-¿De verdad quieres que te lo repita?- dice con una ronrisa burlona, sabe que me avergüenza pensar que me haya dicho esas dos palabras-.

-N-no, no- sonrío levemente y bajo la mirada hacia el folio-.

Se hace la hora de irme y lo miro en silencio unos segundos, en la puerta.

-Al final el otro día mis padres no vinieron- sonríe-.

-Pensaba que aquella noche me dijiste que ibas a estar ocupado esa tarde porque no querías que los encontrara- sonrío-.

-Y era por eso- admite- pero para nada fue al final, porque no vinieron.

Hoy ha... ha sido raro. Somos conocidos, pero sé que él quiere algo más. Espera algo más. Y está luchando por demostrarme que lo quiere y se lo merece. Pero la cosa es que desconfío, y no puedo evitarlo. Porque tengo un miedo atroz a que me haga daño de nuevo, a sufrir. Mi estabilidad emocional es deplorable y no quiero volver al dolor. Llevo un pequeño tiempito con algo de estabilidad, pero sé lo que puede volver. El dolor que puede volver, y no quiero. Me da miedo. Aunque ahora, cada vez que pienso en esta sensación, me acuerdo de las palabras de Laya, pero rápidamente las intento apartar de mi mente. 

Las dos ultimas semanas de la época de exámenes finales pasan y nos entregan las notas. Al final aprobamos todo, Alya y Vicky tuvieron que presentarse a alguna recuperación pero finalmente aprobamos. Laya también y Casleb... también. Pasa. Lo hemos conseguido... ¡Lo hemos conseguido! ¡Casleb va a pasar el curso! ¡Era algo casi imposible! Salimos del instituto con las notas en la mano y veo a Casleb esperándome fuera. Pude ver sus notas en el tablón pero aún no lo he visto a él. Le sonrío abiertamente mientras camino hacia él a paso rápido, no me lo puedo creer. Casleb me sonríe, me muestra su adorable sonrisa sincera y me sorprendo cuando llego a su alcance y me envuelve en un abrazo.