// ¡PAUSED! \\
𝑮𝒐𝒉𝒂𝒏 𝒙 𝑶𝑪!
Sin saber que le depararía el destino, ella llegó al planeta Tierra. Imaginó mil escenarios diferentes, pero jamás creyó que todo se diera de esa manera.
Jamás esperó que aquellos guerreros la acogieran como a una...
Demasiado tiempo había transcurrido y no habían rastros de Naomi por ninguna parte. Incontables veces Gohan y Eimi, buscando a la misma, habían intentado sentir su ki, pero tal parecía que ahora lo mantenía oculto.
—Gohan, no era necesario que vinieras. Lo sabes, ¿no?— La rubia había volteado a ver al hombre que volaba a su lado, el cual no apartó su seria mirada del paisaje que se alzaba frente a él a pesar de ella estarle hablando.
—Sí, lo sé. Pero no importa cuanta distancia Naomi planee mantener entre nosotros, aún así seguirá siendo mi mejor amiga— Habló decidido, sin modificar su dura expresión.
—Entiendo— Musitó la chica, devolviendo su mirada hacia adelante.
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—¡Kyōfu, ríndete de una vez!— Exigió la saiyajin. Esta, pronto a lo dicho, elevó su pierna lo más que pudo, logrando así atinarle un golpe con el talón sobre su cabeza. El alienígena rápidamente se vio próximo al suelo, impactando secamente su cuerpo al haber tenido contacto con la dureza de la tierra.
Kyōfu volteó, con una mueca de dolor y con vastos esfuerzos, quedando así boca arriba. Pudo ver como la chica descendía con lentitud del aire, aquel que había servido como su campo de batalla hacía unos segundos.
—Y-Yo no tengo p-porqué hacerlo— Dijo entre exageradas respiraciones. Naomi se cruzó de brazos, observándolo atenta desde su lugar a unos pocos metros frente a él.
Seguido a ello, la transformación del súper saiyajin dos había desaparecido por completo, sin dejar rastro. El cabello de Naomi y sus ojos volvieron a adquirir aquel intenso color azabache, a la misma vez que el aura dorada se esfumaba de igual forma. Kyōfu abrió sus ojos abruptamente por el asombro.
—C-Claro— Sonrió con ironía, dirigiéndose a la chica con un tono burlesco. Ella lo observó crudamente, sin perderse ningún movimiento de su cuerpo. Él apoyó su cabeza sobre el suelo y observó el cielo diurno —Ahora q-que me has derrotado... te sientes con la absoluta libertad de volver a t-tu estado normal... Tramposa— Rió, desganado y con esfuerzo.
Naomi solo se limitó a observarlo, acallando todo lo que quería decirle. No iba a caer en sus juegos otra vez. Lo único en lo que podía pensar era en el por que él aún persistía en quedarse en la Tierra cuándo no tenía oportunidad alguna de ganar, y menos de sobrevivir.
—Solo vete de una vez. Ya me hiciste perder demasiado tiempo— Aquella frialdad que exponía era simplemente una pantalla. Naomi no era para nada la que demostraba en aquel momento, pero tenerlo tan cerca de sus amigos la enfadaba, por lo que prefería verse ruda ante sus ojos para mantenerlo lo más alejado e intimidado posible.
—Tu decidiste perderlo. Yo jamás te obligué a buscarme. He estado aquí por días y sin embargo no he hecho nada malo; solo observé a la distancia a tus nuevos amigos y, por supuesto, a ti— Al parecer, Kyōfu ya volvía a recuperarse lentamente, pues hablar ya no le costaba tanto como antes —¿Qué hice de malo?
