Y es ese olor a mar el que me reconforta, el que me hace sentirme vivo, me encanta observar como esa gran masa oscura de agua se abalanza sobre la escarpada y angulosa pared de negra como la noche pizarra, ver como el agua trata de derribar el imperturbable muro que es el acantilado.
Los días de lluvia hacen que la roca brille con un color muy especial, solo comparable a una perla negra, además, el rugido imponente del mar hace que cada parte de mi cuerpo se estremezca ante la majestuosidad de su naturaleza.
Era bello el poder estar solo en esos momentos, entrar en un trance con la mar y sincronizar mis pulsaciones con el va y ven de las olas, sentir esa conexión solo comparable al Nirvana.
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Historias
RandomHistorias que escribiré cuando tenga tiempo o inspiración, puede que las acabe o no.