[Paraguas]

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Advertencia: ángeles/demonios/mpreg

—asegúrate de tener cuidado— añadió su padre revisando el listado de ángeles que estuvieron la ultima semana terriblemente aterrado—.. Doyoung.

—¿sí?

—por favor cuida de Jaemin..

Doyoung asintió, retirándose.

Su padre le había ordenado bajar a la tierra a procurar que los ángeles guardianes estuvieran a salvo, Doyoung era un ángel superior que velaba por los demás, era el hermano mayor de todos ellos pero sobre todo del pequeño Jaemin, su verdadero hermano menor.

Seria la primera vez que bajaría a la tierra, generalmente, alguien de alto rango como él no necesitaba hacer ese tipo de trabajos ni mucho menos tener contacto con el suelo, con los humanos y.. con los demonios que acostumbraban a mezclarse entre los humanos a hacer travesuras, destruyendo la tierra más de lo que estaba. Inevitablemente Doyoung estaba emocionado, había oído muchas veces acerca de las lluvias y la nieve, ansiaba presenciar con sus propios ojos aquellos climas que tanto le fascinaban.

El ritual comenzó y los ángeles cantores como colibríes, capaces de curar cualquier enfermedad con sus voces, hacían resonar sus melodías por todo el castillo de Dios, con pasos sigilosos Doyoung se acercaba hacia donde seria bendecido por su padre—Camina con cuidado sobre las hojas del color del atardecer, no mires hacía atrás ¡cuidado! ¡rápido! ¡corre! El demonio esta siguiendo tus pasos, podrá tomarte de los tobillos, nunca mires hacía atrás porque arrancará tus ojos, su belleza te deslumbrara, no hay ser más hermoso en el mundo que él, no oigas lo que él dice, sus melodías son mentiras.— Doyoung vio como su padre tomo con delicadeza su futura tiara dorada, besándola y caminando hasta él para colocársela en la coronilla, acariciándolo con sus suaves dedos y mirándolo con sus preciosos ojos agua, casi transparentes y puros.

—que la gracia este contigo, que la luz sea quién te guíe, vuelve sano a casa mi querido hijo.— Doyoung asintió, inclinándose y besando la suave mano de su padre.

Hacia algunas semanas los ángeles de la guarda habían estado siendo hostigados por unas misteriosas sombras, muchos de ellos aterrados temían salir del palacio donde se hospedaban para sus necesidades básicas, algunos ángeles capaces fueron enviados a la investigación de lo que estaba sucediendo, llegando a la conclusión que nuevamente era obra de los demonios, que estaban divirtiéndose molestando pero aunque intentaron esfumarlos con luz sagrada, no desaparecieron, no causaban daños pero igual mantenían a los ángeles de la guarda preocupados, lo nuevo y desconocido genera miedo, y muchos ángeles temían, como garantía de que nada podría pasarles, su padre decidió enviarlo como protector, Doyoung debería encargarse de que cada uno sea capaz de descansar y deambular por la tierra con tranquilidad, Doyoung protegería a todos hasta que finalmente se sientan lo suficiente seguros como para volver a estar solos.

—ten cuidado hijo—dijo la mujer divina, su madre, cabellos grises ondulados cayendo sobre sus hombros, mirada oscura, aquellos preciosos ojos como perlas negras, alargados y filosos que Doyoung tanto adoraba y que él mismo había heredado.—no te dejes llevar por los forasteros.

Dios estaba dando una garantía a sus ángeles pero también estaba entregando la vida de su hijo en bandeja a los demonios.

El peligro de un hijo en la tierra era mayor, podría traer paz a los ángeles y humanos pero también podría desencadenar un terrible sufrimiento al cielo si algo malo sucedía, y el paraíso nunca sufría.

—recuerda, estas limitado a cualquier poder, debes usar los portales para transportarte.

Doyoung asintió, acomodando su traje blanco—..en caso de que corra algún peligro ¿qué debo hacer?

Mamihlapinatapai. JOHNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora