La belleza

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La belleza, inmortalizada en multitudes de obras, tantas que nombrarlas a todas me llevaría la vida.

Pero ¿Qué es? Cuando lo es, y cuando no es; cuando comienza a ser y cuándo deja de ser; hay, o no hay. Debo admitirlo, escribo esto bajo el narcótico de la belleza, vengo idiotizado por una obra que queriéndolo logra retratar la belleza de una manera poco convencional y ahora estoy bajo una lucidez que un escritor ebrio llamaría "inspiración". Y eme aquí, filosofando sobre lo que es bello y lo que no puede ser. No hallo un propósito con este escrito. Puede terminar siendo un ensayo o una de las tantas odas al amor y a lo perfecto, eso dependerá del lector. Después de todo, como recién engendrado escritor también tengo mis momentos de bloqueo y debo aprovechar la lucidez que me otorguen otras obras de otros artistas más talentosos y experimentados que aquel que redacta esto.

Allá vamos, ¿qué puede ser bello? No hay manera de saberlo, de primeras la belleza la percibimos como fineza, rasgos agudos y curvilíneos. Ningún hombre en sus cinco sentidos consideraría bello lo tosco, lo asimétrico, lo burdo; y nuestros profesores occidentales, los griegos, sabían eso. Pero confíen en la palabra de un ser nuevo en esto de categorizar lo estético. Hasta lo burdo es admirable, lo que nos llene de energía, de dopamina, de un motivo para no abrirnos la garganta. Lo bello es, y lo conceptualizamos, lo estereotipamos, lo profanamos y encerramos cómo la digna raza inteligente que somos.

No quiero sonar cómo los típicos falaces que alegan que "todo depende de la percepción del observador", quiero basarme más en mis conocimientos escasos de la física. Hablemos de relatividad; comprendo que la teoría de la relatividad de Einstein y Bohr no hablaban de estos principios, pero es una manera de atrapar aún más; lo más bello se puede hallar en lo horrible. Porque siempre hay algo horrible en lo bello, y algo bello en lo horrible. Hasta podría decir que lo bello es horrible y lo horrible es bello.

¿Qué nos creemos para tener la capacidad de denominar lo perfecto? Siendo nosotros, seres tan imperfectos. ¿Acaso creamos lo perfecto dentro de la imperfección? En ese caso, ¿qué es lo perfecto?

Admirar la belleza es algo que todos hacen, pero nadie o casi nadie lo realiza adecuadamente, porque todo te puede causar un vuelco en tu cabeza y hacer que vomites mariposas. ¿De qué manera lo haces tú? Quizás romántica, como los juglares. Quizás erótica, cómo los adolescentes. Quizás indiferente, como los nihilistas. En la edad media se inventó el romanticismo para probar que ese sentimiento que, todos y cada uno, podemos llamar bello (que es el amor) no se trata nada más de un impulso biológico por preservar la especie. Ya desde ahí, se admiraba lo bello en una sonata que hablara del amor, de la valentía, de la caballerosidad.

Desde ahí, hemos estado moldeando y construyendo la belleza con las épocas. Y hasta ahora, en pleno siglo XXI, puedo ver con claridad la belleza de lo horrendo; vuelve a hablar un espectador cautivado por lo horroroso que fue la obra en cuestión. Y está ahí, pocos están "agraciados" con un don tan grandioso como des estandarizar la belleza y moldearla a tu comprensión; dándole forma a lo que tu gustes, y mostrarles a los demás lo que es, no para ti, si no lo que es en realidad la belleza, te diré el secreto querido lector. La belleza Es, y nada más, simplemente Es y no se puede fijar como parámetro, meta o base. Porque es necesario buscar y encontrar, para así hallar tu humanidad y ponerle forma hasta lo que no tiene, trascender y buscar otra manera de expresar lo que ya sabemos y no decimos.

Escritos cortos sin propósito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora