Amae 情绪: KOOKMIN

sentiments -1.

Su primer beso fue inocente y algo que no esta totalmente orgulloso de declarar. Tampoco le gusta entrar en detalles, pero si le preguntaran, solo te respondería que fue una gran estupidez de un mocoso cualquiera.

El segundo no fue tan malo, pero seguía sin ser algo agradable, como los demás que se dió al pasar su adolescencia. Iba a fiestas, y besaba algunos chicos o chicas, buscando sentir algo como lo que narraba Namjoon, el mayor del grupo. Decía que al besar a alguien, se sentía agradable y un escalofrío tan placentero te podría adormecer cualquier preocupación. Los besos podrían abrir distintas situaciones, un rechazo, algo que llevaría a lo apasionado y así, para Jimin, siempre llevaban a la nada y ser pérdida de tiempo. No servía de nada el forzarse en sentir cosas como las que decía su mejor amigo.

Namjoon tenía suerte, era tan inteligente como los profesores de su antigua escuela. Al debatir ganaba siempre y los comentarios filosóficos que lograban salir de sus labios en días comunes eran realmente valorados. Una vez bromearon en que el mayor debía de hacer más de veinte frases filosóficas para cada día del mes, sería agradable. Lo peor de todo fue que lo tomó demasiado en serio e hizo aquello.

Cuando supo lo que era amor, quiso experimentar eso pero al igual que en otras ocasiones, fracasaba tan horrible que echaba a la otra persona de la habitación, no queriendo enterarse de nadie y así. Pensaba que estaba mal, no lo sabía. Sentir los labios húmedos de alguien contra los suyos fue algo contrario de agradable. Fue asqueroso incluso los toques de la gente cuando trataban de que hiciera algo más. Todo siempre fue un desastre. Por su cabeza siempre pasó la idea de estar defectuoso, como una máquina.

Al menos eso había pensado hasta que conoció a un muchacho, amigo de Kim Taehyung. A este le conoció en la Universidad, se hicieron amigos rápido y cuando comenzaron a salir, Taehyung invitaba a Jeongguk para pasar el rato, ambos se conocieron desde pequeños pero el segundo al ser menor, seguía asistiendo a su último año para luego pasar a la masacre llamada Universidad.

Fue incómodo como ambos se quedaban sentados mientras Taehyung bailaba con alguna chica, o charlaba hasta con el guardia. Fue incómodo como Jeongguk ni siquiera le miraba cuando le llamaba, o que incluso no respondiera a ninguna de sus quejas sobre su día. Debía de estar muy concentrado para fijarse en como asentía con la cabeza y después jugaba con la pajita de su bebida. Al ser menor de edad, no tomaba pero aún así le dejaban entrar a clubes por parecer lo bastante maduro y mayor. Eso a veces enfadaba a Jimin, a quien le pedían sus documentos al ser tan bajo y con una expresión infantil, esos momentos siempre fueron como un insulto.

Estar con el silencioso Jeon Jeongguk era igual de denigrante. Jamás parecía estar entretenido con la conversación que trataba de establecer con él. Solía mirar en otras direcciones para ni siquiera ver su cara al por fin contestar y otras solo recostaba aquel hermoso rostro que poseía en la fría mesa de cristal en aquel club, como ahora.

—A veces creo que me odias —le vio esconder más su rostro en la mesa, no supo como tomar aquello—. Digo, siempre me ignoras o haces muecas raras cuando estoy cerca de ti —jugó un poco con su vaso vacío, mirándole con una profunda curiosidad—. Si me odias deberías decirlo ahora.

Jeongguk apretó los puños, colocando sus nudillos de un color blanco.

—No te odio —hablaba lo bastante bajo como para que sus palabras jamás fueran escuchadas gracias a la fuerte música de ese lugar. Era como una avalancha para que fuera ignorado.

Jimin se mantuvo en silencio, estático porque solamente pudo observar como los labios del joven se movían. No entendió y supuso que era una respuesta afirmativa a lo que creía. Habían cosas que no podía entender él. Además de el por qué no podría estar cómodo besando a alguien, lo otro es el por qué intentaba ser tan amable con ese chico y tratar de entrar en su vida, si siempre recibía más que nada rechazos o respuestas tan cortas que debía morder su labio inferior para aguantar gritarle. No tenía paciencia y eso es absolutamente horrible.