41 - The beginning of the end

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La fuerza con la que su corazón galopaba, apenas podía soportarlo. Toda su energía estaba en eso, en intentar soportar el ataque de nervios que la estaba carcomiendo por dentro. No podía siquiera ponerse de pie. Sus rodillas y manos se habían vuelto muy amigas del suelo, y sus lágrimas no querían cesar. El silencio que se había generado, todas las miradas de los presentes sobre ella con mucho dolor y pena.

Yukio no la soltó ni un segundo, no confiaba en la detención de esos sollozos que escapaban de lo más profundo de su corazón.

— Mamá, yo... —susurró con mucho esfuerzo tomando por sorpresa a todos — Yo venía a decirte que lo siento. Por favor, regresa.

El peso de aquel dolor y aquella angustia la llevó a apoyar su frente contra el suelo bastante húmedo de lágrimas saladas.

— Por favor... Necesito que me escuches, necesito oírte.

"Hazme el favor de no volver a aparecer en mi vida."

El peso de aquellas palabras, esas que fueron las últimas que le dijo. Cerró sus puños con fuerza, raspandose los dedos contra el cemento. Dobló una de sus piernas hacia dentro y consiguió ponerse de pie con dificultad. Kasamatsu seguía sosteniéndola por los hombros.

Ella giró su rostro hacia el gran portón de su casa, el cuál acababa de cerrarse, encontrándose así con su padre parado del otro lado. Su rostro inerte ante la situación, sólo consiguió terminar de romper algo dentro de ella. Ese odio que emanó contra su madre hacía unas semanas atrás, estaba volviendo sin tenerle piedad.

— Maldito... —susurró dando torpes pasos hasta atrapar un barrote a cada lado de su cuerpo con ambas manos — Acabaré contigo ¡Juro no dejar nada de ti en este mundo!

Sus gritos desgarrados, lágrimas llenas de desesperación y una falta de cordura inminente, destellaba en su mirada azul; la misma que le hacía competencia al color de sus ojos.

El hombre sólo se dio media vuelta y se adentró a la casa sin dar respuesta. Inoue aflojó su agarre y dejó escapar una estridente risa de sus labios, dejando perplejo a Yukio.

"Prometiste cuidarla, fallaste. Prometiste amarla, fallaste. Prometiste que seríamos una familia muy feliz... —extendió su sonrisa — fallaste."

Yukio dio un paso atrás aturdido. Conocía ese maldito tono de voz.

— Vaya, los pensamientos de ésta niña no sólo son de odio hacia sí misma... Me gusta.

— Inoue... —insinuó nervioso.

La nombrada giró unos centímetros su rostro, permitiendo que sus pupilas azules se devoren a las temerosas turquesas del azabache.

— Oh, eres tú. Ahora no te despegas de ella ¿cierto?

Kasamatsu presionó sus puños furioso. No de nuevo. Otra vez ese maldito ser peligroso había manipulado por completo el cuerpo de su mejor amiga.

¿Debía de suponer que algo así pasaría?

Pues claro, ella estaba tan destrozada y herida luego de tal momento que toda la desesperación e impotencia fue suficiente para querer esconderse en lo más recóndito de su alma, dándole todo el lugar a ella.

Pero ¿Por qué ella y no su heterocromia? ¿Tan dominante podía llegar a ser que ni siquiera la fortaleza de la Akane de ojos marrones podría defenderse?

— ¿Qué quieres?

Gruñó él. Ella volvió a elevar su mirada hacia el portón, donde de lejos se podía apreciar su casa y volvió a sonreír con malicia.

Amo odiarte | Akashi SeijuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora