LOS LOBOS DE CASTRONEGRO

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Hola. Me llamo Miguel. Tengo 22 años, vivo en Madrid y estudio criminología en la Complutense.
Os voy a hablar de un suceso que tuvo lugar el mes pasado y que cambió mi vida para siempre.

El 15 de octubre recibí una carta misteriosa que me invitaba a una fiesta a las afueras de Madrid, en una casa campestre. Con el mapa que venía dentro de la carta conseguí llegar a este lugar tan apartado y misterioso y descubrí que no era el único que había recibido esa carta tan extraña.

Al entrar en la cabaña vi que se encontraban ya cuatro personas más. Los conocía, ya que todos ellos estudiaban en la Complu pero no tenía gran relación con ninguno de los cuatro.

Alicia era la chica más guapa y popular de toda la Universidad, conocida por su amabilidad y encanto. Sin embargo, estaba locamente enamorada de Luis, capitán del equipo de fútbol y querido por todos en la Universidad. Ambos se encontraban entre estas cuatro personas, cogidos de la mano y con una expresión de extrañeza en la mirada.

Carlos era un chico corpulento que se dedicaba a pegar a los más débiles por pura diversión. Era el líder supremo de un grupo de amigos que se hacían llamar “Los Leones”, los cuales gastaban su preciado tiempo atormentando a cualquier chico con gafas y aspiraciones en la vida que no fueran el alcohol o las fiestas.

Finalmente, en la casa se encontraba Estella. Era una chica extraña, con ligero sobrepeso que nunca hablaba con nadie por timidez pero cuya mirada reflejaba todo el daño que era capaz de ocasionar.
Todos ellos se quedaron mirándome cuando entré en aquella lúgubre casita de campo.

-Hola Miguel – me dijo Alicia con una encantadora sonrisa - ¿Eres tú quién nos ha invitado a este sitio tan extraño?

-No, yo estoy igual de extrañado que vosotros – contesté, echando una mirada a mi alrededor.

-Lo único que hay en esta casa es esta mesa de mierda con un juego sin sentido que se llama “Los Lobos de Castronegro” y un radiocasete con dos grabaciones dentro – me explicó, enfadado, Carlos - Así que tú me dirás que cojones hacemos aquí.

-Propongo que escuchemos la grabación, quien quiera que sea el imbécil que nos está gastando esta broma querrá que escuchemos lo que tiene que decirnos – argumentó Luis, al mismo tiempo que cogía de la mano a Alicia.

Todos nos acercamos al radiocasete, excepto Estella que permaneció en su sitio mirando al suelo. Pusimos en marcha la grabación y lo que escuchamos nos dejó helados. Una voz distorsionada nos envió el siguiente mensaje:

“Bienvenidos a lo que será la peor experiencia de vuestras vidas. Os he reunido aquí a todos para jugar a un juego, un juego lleno de misterio y terror del cual no podréis escapar. Entre vosotros cinco se encuentra un asesino, dicho asesino, llamado lobo, tiene como objetivo acabar con los otros cuatro aldeanos. Cada noche que paséis aquí jugaréis a “Los Lobos de Castronegro” hasta que uno de vosotros muera asesinado. Las reglas consisten en colocarse en un círculo y repartir las cinco cartas que se encuentran en la caja. Una de estas cartas es la carta de lobo y las otras cuatro son los aldeanos. Un narrador, el cual seré yo mediante  la otra grabación que habéis encontrado, irá indicándoos cuando cerrar los ojos para que el lobo actúe. Después de cada ronda tendréis que votar a quién pensáis que es el lobo hasta adivinar quién de todos es. Cada noche jugaréis tantas partidas como sean necesarias para que la carta de lobo le toque al verdadero asesino. Entonces, esto dejará de ser un juego. El asesino-lobo matará a uno de vosotros cada noche hasta solo quedar él. He electrificado las vallas que rodean al recinto por si intentáis escapar. No hay cobertura en ningún rincón de la casa. El último que quede con vida podrá huir. Buenas noches y bienvenidos a “Los Lobos de Castronegro”.

Miedo. Incertidumbre. Recelo. Fueron las tres sensaciones que se cruzaban en la cabeza de cada uno de nosotros.

Las siguientes horas las pasamos cada uno en nuestro mundo sin abrir la boca hasta que finalmente llegó la noche y “Los lobos de Castronegro” comenzaron.

Carlos repartió las cinco cartas y Alicia puso la grabación. Nos colocamos todos en círculo, con un miedo atroz a que la carta de lobo le tocase al verdadero asesino. Sin embargo, teníamos que jugar ya que sabíamos que uno de nosotros podía salvarse.

La grabación comenzó: “Pueblo duerme, lobo despierta, lobo mata, lobo duerme y pueblo despierta”

Jugamos tres partidas normales, sin que pasara nada hasta que en la cuarta partida, al abrir los ojos, Estella se desplomó en el suelo, muerta.

Alicia emitió un grito desgarrador y acto seguido se echó a llorar de puro terror mientras Luis intentaba tranquilizarla.

Examinamos el cadáver y no encontramos ninguna causa externa de su muerte así que decidimos registrarnos los unos a los otros paras buscar el arma. Lo único inusual que encontramos en los bolsillos fueron mis bolígrafos de epinefrina pero todos sabían que soy alérgico a muchas sustancias y que necesito llevármelos a donde sea que vaya.

-¿Y ahora qué coño vamos a hacer? – dijo Carlos, desesperado.

-Lo único que podemos hacer es seguir jugando – expliqué yo – si uno de nosotros puede salvarse tenemos que intentarlo.

Las siguiente noches, volvimos a jugar y a la tercera partida perdimos a Carlos de la misma manera que habíamos perdido a Estella.

Finalmente llegó la tercera noche y la última… Quedábamos con vida Alicia, Luis y yo.

Repartimos las cartas y pusimos la grabación. Al abrir los ojos Luis había muerto.

En aquella habitación solo quedábamos la asesina y yo. ¿O no? Saqué el último bolígrafo de epinefrina que llevaba. Los había llenado con un veneno mortal que acababa con la vida de las personas al instante.

-Como comprenderás no puedo dejar que vivas después de todo lo que has visto en estas tres noches – le expliqué – Así que antes de que acabe con tu vida quiero que sepas que llevo queriéndote desde primero de carrera y si no puedo tenerte nadie lo hará.

Tras estas palabras y ante la mirada de terror de Alicia, le inyecté el veneno en el cuello. Si amigos yo, Miguel Espada, soy el Lobo de Castronegro y he acabado con la vida de estas cuatro personas. Y os preguntaréis: ¿cuáles eran los motivos de esta masacre? Pues bien, os lo voy a explicar:

Luis fue mi mejor amigo hace unos años. Él era la única persona que sabía que estaba locamente enamorado de Alicia y sabiendo esto fue capaz de quitármela y enamorarla así que dejé de hablarle. Por este motivo se encuentran los dos muertos esta noche.

Carlos lleva pegándome e insultándome desde preescolar y cada día que pasaba se acumulaba dentro de mí más odio hacia él así que decidí acabar con su vida.

Finalmente, Estella. Estella me pidió salir hace unos meses y yo la rechacé porque no me atraía ni lo más mínimo. Sin embargo, se enteró de que había falsificado la prueba de acceso a la Universidad e intentó chantajearme con contárselo al vicerrector. Por este motivo le cerré la boca para siempre.

El juego ha terminado y el Lobo ha ganado. Enterré los cadáveres de mis víctimas unos kilómetros al sur de la casa de campo y ahora, sentado frente a mi chimenea, observo como el fuego consume la carta del lobo de Castronegro.

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⏰ Última actualización: Mar 05, 2018 ⏰

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