- No lo hagas -la idea le ofendió más de lo que debería-. Eso sería insultante.
- Como quieras. Pero algunos hombres se excitan con las fantasías sexuales de su compañera.
- No creo que yo entre en esa categoría.
- Si tú lo dices... Pero si nunca lo intentas, nunca lo sabrás.
_____ parecía ir relajándose a juzgar por su sonrisa de superioridad. Era el tipo de sonrisa que le decía que no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. Quizá debería echar un vistazo a aquellos libros, después de todo.
Desde luego, ella estaba en ventaja porque aunque él había visto su buena ración de revistas pornográficas cuando era adolescente, sólo se había concentrado en las fotografías, no en el texto. Él había supuesto que sería él el maestro y ella la aprendiz igual que habían hecho toda la vida, pero la idea de que _____ pudiera saber más del sexo que él le hacía sentirse muy incómodo.
_____ se desabrochó el cinturón de seguridad.
- Supongo que será mejor que me esconda en el suelo de la cabina ahora.
- Espera un minuto. Eso está muy sucio. Te mancharás el vestido -abrió su puerta y salió afuera a sacar una manta que siempre guardaba tras el asiento-. Pon esto primero.
- ¡Me acuerdo de esta manta! Era la que usábamos para hacer la tienda en tu jardín!
- Sí, es la misma.
_____ la extendió a sus pies.
- Es como encontrar a un viejo amigo. Y sigue tan azul y suave, aunque el borde está un poco desgastado. ¿Para qué la usas ahora?
- Hum... para cosas diferentes.
De repente no quería contarle que había hecho el amor a varias chicas sobre aquella manta. La guardaba siempre en la furgoneta por si el tiempo era bueno y la mujer estaba deseosa. Y ahora, por muy tonto que pareciera, le parecía una traición hacia _____ haberla usado de aquella manera.
Ella lo miró con intensidad.
- No te preocupes, Justin. Ya sé que has estado con muchas mujeres.
Él se agitó en el asiento.
- Yo no diría tanto.
- Pues entonces mis hermanos deben estar mintiendo. Según ellos, te has acostado con más mujeres que...
- ¿Importa eso?
A Justin no le estaba gustando el derrotero de aquella conversación.
- Supongo que no. En cierto modo, es una ventaja. Así tendrás mucha experiencia, o sea que supongo que sabrás lo que hay que hacer.
- Y si no lo sé, tú podrás enseñarme.
Ella lo miró con los ojos entrecerrados.
- No te gusta mucho la idea, ¿verdad, Justin?
Maldición, _____ podía leer en su mente como en un libro abierto. Era la única mujer que había podido hacer aquello en toda su vida.
- ¡Eh, siempre estoy abierto a las cosas nuevas!
- Yo te conozco bien. Sé que eres de los que les gusta tener todas las respuestas..
- Eso no es verdad. Puedo aceptar una sugerencia tan bien como cualquiera."Alguien que ama no insulta ni maltrata."