Augusto PDV
Caminé por la interminable acera de la cuadra rumbo a la tienda de la esquina. Iba pateando rocas, latas y algunos botes de plástico en mi camino, cuando la veo a Ella.
La pitufa invisible.
Dudé un momento si seguir o esperar a que entrase de nuevo a, lo que parecía, su casa. Haciendo caso omiso a mis instintos infantiles, seguí caminando, pasando desapercibido por enfrente de su casa. Tenía una casita con estilo americano: un gran jardín justo en la entrada y un porche con un columpio colgando, que lindo.
De regreso me topé de nuevo con la chica, solo que ahora no vestía con una chaqueta de Adidas. Traía puesto un pantalón para correr ajustado gris, blusa negra atirantada y una chaqueta de Pull & Bear, la misma que llevaba esta mañana en la escuela. Sus pies calzaban Converse negros iguales a los míos y sostenía una escoba en su mano dándome la espalda. ¿De cuando en cuando describo a las personas de esa manera?
Ésta vez me tragué mi orgullo y me acerqué lo suficiente para que me pudiera escuchar.
-Hola Genevieve- me apoyé en la cerca blanca y descubrí que su jardín tenía alguna que otra margarita casi delirando.
Dió un salto y elevó una mano al cielo, resopló y se giró sobre sus talones.
-Hola- empezó a barrer la entrada mientras trataba de mantener su atención lejos de mí.
-Creo que vivimos sobre la misma acera ¿no? Nunca te ví por aquí antes...
-Es porque no me gustaba la idea de que lo supieras- dejó la escoba y caminó hacia mi apoyándose al otro lado de la cerca.
-Bueno, en ese caso, olvidaré tu acogedora choza- reí y me alejé de donde ella estaba.
-Hasta luego, Gus- dijo y me giré para despedirme con la mano.
Me arrepentí al instate de haber salido sin un sueter siquiera, ya que empezó a llover. Corrí lo más rápido que pude hasta la casa antes de estar más empapado. Saqué las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón y abrí la puerta en una milésima de segundo.
Mamá, que se encontraba aspirando los sofás, me miró confundida y me alcanzó una toalla del cesto de la entrada. Me sequé frenéticamente el cabello y me saqué mi camiseta nueva << tendré que ponerla a secar >> pensé y suspiré cansado.
-Lástima de camiseta ¿no?- mamá rió y sacó la funda de un cogín.
-No, para nada- dije y subí a mi cuarto, me cambié los jeans ajustados por unas bermudas deportivas y tenis para correr.
Genevieve PDV
Ya eran las 7 de la tarde y no paraba de llover a cántaros.
Apoyé mis cabeza en la ventana y tomé un sorbo a mi chocolate caliente. Los días como éste no suelen suceder mucho en la vida invisible que poseía: El salón de cómputo y la clase de inglés. Augusto Vega era el problema o el personaje principal en ambas situaciones, incluso vivía sobre la misma acera que yo.
"¿Cómo saldremos de éste laberinto que es la vida?". Cerré el libro que había comprado ésta tarde antes de llegar a casa: Buscando a Alaska de John Green.
Tomé y IPhone y revisé mis redes sociales.
Nada
Nada
Y...¡oh! Nada
Cuando estaba dispuesta a irme a dormir, mi móvil sonó en toda la habitación, anunciando una llamada entrante. Alargué mi mano a la mesa de noche, en la pantalla se reflejaba 'Número Desconocido'. Me acosté en la cama y abrí el edredón para colocarme dentro.
-¿Hola?- una voz grave que creía que no volver a escuchar en lo que restaba del día, carcajeó.
-Hola Pitufina- Augusto rió.
-¿Qué quieres?- contesté directa...¡sólo quería descanzar!
-Nada en especial, solo te recordaba que mañana tenemos que juntarnos en algún lugar.
-No estoy obligada- gruñí.
-A menos que quieras un diez.
-Antes de colgar agresivamente y dejarte con las palabras en la boca, necesito que respondas algo- resoplé y me tapé hasta el cuello con el edredon.
-Pregunta, preciosa- volví a gruñir ante su 'preciosa'.
-¿Cómo tienes mi número?- y era enserio ¿cómo lo obtuvo?
-Contactos, nena... no es tan difícil.
-Vale, nos vemos- fría y cruelmeente, eso funcionaba.
-Adiós.
Colgué, no soportaba que por un simple roze con él esta mañana llegara a tanto, todo por culpa de Astrid.
Mi vida es genial ¿no?
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¡Hola guapuras! Su escritora se sintió inspirada ésta semana y les trae un capítulo algo largo (por primera vez!). Esperemos que los leídos suban y los votos también, significa mucho.
Nos leemos.
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Un día sin ti es simplemente injusto
Novela JuvenilConozcan a Genevieve Valdez, una chica normal con gustos comunes. También a Augusto Vega, el típico muchacho popular en la preparatoria privada a la que asiste Genevieve. ¿Nombres poco conocidos? Sí, esa cualidad era única en ambos... cualquiera qu...