* Narra Joel *
Cuando era pequeño mi madre murió, mi padre se caso de nuevo con una viuda de nuestro pueblo, ella ya tenia un hijo de nombre Yoandri, la verdad, nunca me cayo bien, es demasiado serio, nosotros vivimos en un bosque ocultándonos de las personas, eso es porque nosotros no somos personas como tal, hay mas criaturas como nosotros en él pueblo, somos extraños que asustan o eso dice mi madrastra, mi piel es pálida me alimento de sangre de animales o humanos...No se que soy pero la gente nos conoce como VAMPIROS.
Mi madrastra era algo así como "La reyna de los vampiros".Hace unos 9 meses vino una adivina igual vampira a leerle la suerte a mi madrastra, aquella se sorprendió ya que en ellas vio que un chico acabaría con su reinado y su vida, un bebé humano del pueblo vecino que nacería en 9 meses y al cumplir 17 años cumpliría con lo dicho, mi madrastra no estaba dispuesta a aceptarlo, llamo a todos los vampiros y los entreno para ese dia, "Mataran a todo aquel bebé varón que nazca en 9 meses", de esa forma no podría cumplír con lo dicho por la adivina, mi madrastra nos dijo lo mismo a mi y a Yoandri, no me importaría matar a un humano ya que ellos fueron los responsables de la muerte de mi madre, sera una buena venganza. Así dicho y echo, llego él dia, en la madrugada nos dispusimos a ir al pueblo y atacar a todos los niños nacidos ese día un total de 20 bebés. Las personas comenzaron a correr, las madres trataban de proteger a sus hijos, sin éxito. Yo aun no había atacado ya que quería que fuera algo épico y no me parecía él momento. Mientras veía todo lo sucedio sobre un tejado me percate de una señora saliendo por la puerta trasera de su casa con unas sabanas envueltas que se estaban moviendo, reaccione en ese momento, lo que llevaba era un bebé, trataba de huir, obvio yo no lo permitiría, salte hacia donde ella estaba, la señora me miro con sus grandes ojos verdes aterrada, bien sabía lo haría, cuando estaba apunto de arrebatarle a su hijo él pequeño se asomo entre las sabanas, tenia unos grandes ojos verdes como los de su madre, unos labios rosados y una piel que me daba una sensación extraña, el bebé me sonrió, claro él era inocente no tenia ni idea de lo que pasaba a su alrededor, no pude hacer nada.
Ayude a la señora a salir del pueblo lo más pronto posible, sin importarme traicionar a mi gente.
Ella me agradeció, no pude evitar preguntar por él nombre del bebé.
- Erick. - Dijo la señora mientras salia corriendo dejandome atrás.
- ¿Erick?, que lindo nombre- dije en voz baja.
Desde esa vez 17 años han pasado, ahora tengo 19 y no he vuelto a saber nada de aquel bebé.
