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Las calles estaban a rebosar de pueblerinos, ya fueran ricos, pobres o con lo justo para vivir. Que más daba si tenían mas o menos, el rey les ayudaría.

Tonterías, la monarquía parece estar casi peor que el pueblo.

Los tratados de paz no están siendo seguidos por los reinos vecinos y nuestro monarca parece dudar en hacer lo mismo o no. Cada vez nos arrebatan mas bienes, y eso es malo para todos. El pueblo no tiene que comer, los soldados cada vez son menos por la falta de suministros para estos, los nobles se plantean mas seriamente empezar una revolución y en palacio cada vez estamos peor. Los escribas están viejos, los cocineros parecen morirse de ganas por meter veneno en su comida, los soldados tienen cada vez mas miedo del derrumbamiento del reino y el rey... No se lo que pensará. Nunca se sabe de un rey tan inesperado como el.

Pero todos esos temores se ocultan hoy, en la gran cabalgata real. Donde por un día en el año el pueblo se calma, sale a la calle y esconde todos sus problemas tras una ilusión. Que el rey viera el mal estado en el que se encontraban y les ayudara.

Si yo fuera el rey les ayudaría, pero primero me ayudaría a mi mismo. Como debería hacer el rey.

"Señor, esto será largo. ¿Seguro que quiere seguir" Nadie lo veía. Quería irse de allí lo antes posible y no volver. "¿Quiere gresar?"

"¿Regresar?" Pero el lo afrontaba a pecho, le daba igual exponerse ante su pueblo. Sean las condiciones que sean. Esos son los matices de los que me tengo que percatar todos los días. "¿Ya estas cansado? Choromatsu, tienes muy poco aguante" Y los que tengo que afrontar.

"No lo decía por mi..." Susurré en tres dientes, pero creo que se dio cuenta.

"Tranquilo, hoy es un día de descanso para todos" Sonrió acomodándose en su trono improvisado. "Incluido tú"

"Señor, yo no me puedo dar días de descanso porque..." Empecé a decirle con un tono mosqueado, pero el me interrumpió descaradamente.

"Porque debes estar a mi lado en todo momento y mi bienestar es tu deber en la vida. Si, lo se". Ahí si que me enfade, pero no pude expresarlo ya que el rey me agarró de los hombros y me estó en una silla. Ahí es donde yo me sentaba a veces en la carroza, a su lado. "Cállate y descansa un poco, madre arrogante."

Suspire resignado, ya no podía hacer mas. "Te sigo diciendo que esto será para largo."

"Y yo te seguiré diciendo que esto es para divertirnos. Si dura mas, mejor." Me dedicó una sonrisa junto con un dedo que rascaba su nariz.

Mi corazón latió muy fuerte en ese instante, pero era mejor que no me emocionara mucho.

Leal | Osomatsu-SanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora