capitulo 24

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Pasaba de forma mecánica aquel pequeño cepillo por toda la piel de mis manos, brazos y especialmente mis uñas perfectamente cortadas. Más de veinte minutos trabajando aquel utensilio en cada una, no veía mi imagen en el espejo, no escuchaba más sonidos que el arrastre de sus cerdas en mi piel arrastrando y quitando con ellas cualquier germen que pudiera tener. Tenía puesto el pantalón y la camisa color azul, esas que usábamos los cirujanos cuando estábamos por entrar en faena.
Mi mente repasaba uno a uno los pasos a seguir en la operación y repetía el procedimiento y suturas como si ya tuviera mis manos trabajando en esos huesos de su cuerpo...

- Doctor estamos listos.

La voz de Yanina fue la que me saco de mi mecánico trabajo. Levanté la mirada para encontrar su rostro en el reflejo del espejo. Había llegado el momento...

- Dame un par de minutos.

Pedí.

- Seguro.

Y con eso se giro sobre sus pies y salió de aquel lugar, dejándome a solas con mis pensamientos.
Cargué de aire mis pulmones y apoye mis manos en el frió metal del lavado apretando con fuerza hasta que mis manos tomaron el tono blanquecino que la falta de circulación marcaban...

" No me falles..." 

Pensé por un segundo  y volví a cargar mis pulmones de oxigeno y valor para lo que ahora tenía que hacer.
Salí y cruce las puertas batientes del quirófano empujándolos con mi hombro para no tocar con mis manos la superficie, una de mis asistentes de inmediato se acercó a mí y me coloco los guantes de látex. El chasquido del látex sobre mi piel retumbó en el silencioso quirófano. Miré de reojo la mesa de quirófano donde una pálida Lía respondía las preguntas de el anestesiólogo. No había notado mi presencia y eso en parte era tranquilizante.

- ( Anestesista) Tienes alguna alergia que debamos tener presente?

Pregunto Alejandro con seriedad a la paciente.
Y ahí decidí intervenir yo.

- ( NAT) Es alérgica al ácido acitil salisidico.

Los ojos de Lía me buscaron de inmediato cuando escucho mi voz seria.
Alejandro me dio una mirada y asintió hacia mi.

- ( Alejandro) Muy bien, cuando estén listos podemos hacerlo.

Dijo entendiendo que Lía necesitaba un segundo.

- ( Lía) Nathaniel yo...
- ( NAT) Tranquila.
- ( Lía) Es que...

Sus ojos estaban nerviosos, angustiados y eso dolió. Dolió como la mierda. Tuve que hacerlo, tuve la imperiosa necesidad de brindarle esa calma que sabia necesitaba de mi. Mi mano se apoyó en su frente y acaricio su pelo sin apartar mis ojos de los suyos.

- Yo no tengo dudas de esto...
Y tú?

Pregunté con voz suave.
Ella negó de inmediato.

- Confío en ti más que nada...

Eso fue como helio para mi necesitado ego médico.
Y sonreí sincero y agradecido a ella.

- Bien, hora de dormir princesa...

Dije sin quitar la mano de su frente, tomé con la otra la mascarilla que me tendía Alejandro, la coloque sobre la nariz y boca de Lía mientras el abría el filtro para pasar la anestesia.

- Cuenta desde el diez hacia atrás...

Le indique y ella comenzó el conteo.

- Diez, nueve, ocho... Siete... Seis...
Cin-co...

Su voz empezó a apagarse y supe que que ya estaba perdida en aquel limbo a donde la estaba mandando...

- Cu...

Y calló. Sus ojos ya estaban cerrados desde el siete.

- ( Alejandro) Demos 30 segundos de distancia para asegurarnos de que está en plano rem...
- ( NAT) Cuadrícula la pierna y vallan preparando los instrumentos mientras esperamos.

Indique a mi asistente Yanina.
Era momento de saber si podía con esto. No podía apartar mi mirada de el rostro relajado y dormido de Lía. Solo esperaba que todo saliera de forma correcta.
Comenzar el procedimiento fue la parte más complicada, no porque fuera lo más difícil que hubiera de la operación, sino porque tomar el bisturí era lo que me mantenía tensionado. Miré el instrumento en mi mano un par de minutos, intentando descubrir como me sentía, vi que mis manos no temblaban como había pasado años atrás. Sentí esa sensación de calma y adrenalina corriendo por mis venas. Exactamente como cuando en mi cabeza no habitaba nada más que confianza en mis manos y mi capacidad de recomponer lo que debía para devolverle al paciente para que su vida fuera igual que antes. O incluso mejor. Pero a la vez me sentía mejor aún que en aquellos tiempos.

- Yanina, Porque nos mantenemos en silencio? Pongamos algo de rock and rol para componer estos huesitos. 

Yanina, Alejandro y todos los asistentes sonrieron y ella asintió para mi.

- Con gusto Doctor Williams.

En cuanto la música empezó a sonar mis manos cobraron vida y empezaron la labor para lo que las había preparado por años.  Para sanar un hueso hay que romper primero la cáscara que lo envuelve y llegar a el.
Habían pasado ya más de dos horas en las que mis manos trabajaban con rápida eficiencia en el hueso de Lía, la música sonaba en el quirófano y me sentía como si nunca me hubiera detenido. Era una sensación sublime, poderosa.

- Como está la tensión?

Pregunté. Tenía mis manos metidas dentro de las carnes y huesos de Lía, moviéndose de forma mecánica.

- Todo normal doctor. Estamos dentro de todos los rangos.

- Bien, dame un poco de succión aquí. Vamos a poner la lámina a la tibia y luego vamos a lo demás.
- Si doctor.

Respondió eficiente Yanina.

- Cual es la historia de la chica?

Pregunto Alejandro. La pregunta no me sorprendió en absoluto. Era algo que siempre hicimos. Saber algo del paciente siempre nos motivaba a que todo saliera mejor que perfecto. Y yo agradecía que ellos actuarán como lo solían hacer cuando estábamos en el quirófano.

- ( Yanina)  Su cara me es muy familiar...
- ( Alejandro) Si, a mi también. Pero no logro darme cuenta...
- Es patinadora artística sobre hielo, y es catalogada como la mejor del mundo desde hace seis años.

Respondí.
Ellos se dieron una mirada entre sí y volvieron su atención al rostro relajado de ella.

- ( Yanina) Ohh!! Dios!! Es ella!! Es Tamara De los Santos!!! Conozco toda su historia, mi hermana es admiradora de ella. Entro a estudiar patín para ser como ella!!
- (Alejandro) Bromeas!?
- ( Yanina) Para nada, esta chica es un icono mundial. Todo el mundo vinculado a deportes artísticos la conoce y además es muy conocida por lo ocurrido con su ex. Creí que estaba de competencias en Uruguay. Lo último que me comentó mi hermana es que tuvo un accidente en un entrenamiento. Se supone incluso que se confirmo ayer que se casará.

Decir que no me molestó el comentario sobre la historia de Lía y su ex sería mentir descaradamente. Pero no podía perder el enfoque.

- ( Yanina) Ella te busco para que la operes?

Me pregunto directamente a mi. Podía decir que si. Podía no decir nada. Pero conociendo a mi equipo irían a comprar las revistas que tuvieran alguna noticia relacionada a ella y ahí...
Ahí aparecería mi nombre, así que no podía más que explicar un poco de las cosas y seguir con el papel que me había auto impuesto.

- En realidad... Prefiere que le llamen Anyelia. Y no, no me busco para que yo la opere. Eso lo decidí yo.
- ( Yanina) Tu?
- Es mi prometida...

Solté sin apartar los ojos de lo que hacía...

Aunque no quise te comencé a amar... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora