-¿Pero porque yo?
-Haber Marta, no puedes negar que ese tio tiene algo conigo. No le va a dar su número a otro, y menos a nosotros que somos los que le alejamos de ti.
-Pero... Por lo menos que le pregunte otro primero, si no se lo da le pregunto yo.
-Marta -Dani decidió que era el momento de poner su palabrería en marcha- Sabemos que tienes miedo, es normal, pero si le preguntamos nosotros y luego tu sospechará.
-Pero no me voy a ir con el a preguntarle su número.
-No hace falta que te quedes sola con el. Puedes preguntárselo durante el desayuno, mientras nosotros estamos delante.
El desayuno no era tan malo como esperábamos y, si lo comparábamos con la cena, aquello era un banquete, eso si, el banquete mas aleatorio del mundo. El desayuno constaba de un vaso de leche que podias acompañar con cosas tan aleatorias como un bocadillo de salchichón.
Durante la noche anterior, la cena había captado toda mi atención así que hasta este momento, no me había fijado en el comedor.
Era amplio, de unos veinticinco metros cuadrados, Diez mesas rectangulares con capacidad para diez personas cubrían toda la superficié enmoquetada. Tambíen había tres puertas.
La primera, en la pared frontal, conectaba con un patio interior bastante grande. La segunda puerta, estaba en la pared de la izquierda y, aunque nunca había entrado, las iniciales "W.C." me dieron una pista. La última puerta estaba constantemente en movimiento, los camareros entraban y salían todo el rato con grandes bandejas en las manos.
Creo que fuí el único que se estaba fijando en el comedor, todos los demás tenían la vista fija en Marta, quien intentava hacer como que no se daba cuenta mirando su tazón de leche.
-¿Vas a ir o no? -Sofía rompió el silencio, obligando a Marta a dejar la tostada que estaba a punto de morder.
Oscar se había sentado tres mesas más allá, al otro lado del pasillo. Lo suficientemente lejos para que no nos oyese, lo suficientemente cerca para verle bien. Estaba desayunando una taza de café con una tostada y charlaba animado con los demás de la mesa, el muy hijo de perra habría podido actuar con normalidad aunque acabase de matar a diez personas.
Carlos en cambio, estaba callado, centrando su vista en algún punto indeterminado de la mesa, quizá un vaso, una cucharilla o alguna miga de pan que se hubiese caido de una tostada. Allí, sentado junto a Oscar, su nariz afilada y sus ojos saltones, le daban el aspecto de una rata agobiada. Espero que si alguna rata lee esto, no se sienta ofendida de que le compare con semejante monstruosidad.
Tubimos que esperar algún tiempo hasta que algunas personas empezaron a irse para que Marta se sintiera presionada.
-¡Ahora o nunca! -Animó Dani.
- Ojalá pudiese elegir nunca.
Marta se acercó hasta donde estaba Oscar y se quedó plantada al lado suyo.
No pudimos oir nada pero, despues de que hablasen algo, pudimos ver como Oscar le dictaba un número a María. Ya estaba, lo teníamos.
Terminamos de desayunar a trompicones y subímos corriendo a las habitaciones.
Dani cogió el movil, era el que mas controlaba de informática.
-Con el número puedo encontrar cualquier cuenta de cualquier red social que tenga asociada a este número. -Dani continuava tecleando mientras nos lo explicaba.- Nada en facebook.
-Prueba en instagram. -Sugirió Belén.
-Voy -Todos estábamos sentados en las camas, mirando a Dani, jugándonoslo todo a una carta.- Nada en instagram, ni en twitter.
-Mira en snappchat.
-¿Quien usa snappchat? Parece que no tiene ningúna red social, almenos con este número.
-Osea que he hecho todo esto para nada -Replicó Marta.
- ¿Habeis mirado al menos su perfil de whatsapp?
-Nada, ni foto, ni estado... Todo desierto.
Por supuesto, nos vimos obligados a crear el grupo de whatsapp.
No sabria como explicar la frustración y la agonía que sentimos todos en ese momento, pero servirá decir que cuando salimos quedava una mesita entera menos que cuando habíamos entrado.
Bajamos a la sala de juegos porque los organizadores, a los que no habíamos visto en todo el dia, nos habían citado allí a las nueve y media.
La sala de juegos era de tamaño mediano, con algunas mesas de las que habíamos usado ayer para jugar pero que, esta vez, estaban pegadas a la pared.
En su lugar había aparecido un corro de sillas de madera, una para cada uno. Nos sentamos en la parte deerecha, cerca de el pequeño altar con tronos para los organizadores, lugar a el que habíamos denominado como "La zona de los patriarcas". Los tronos estaban vacíos pero, sobre el altar, una pequeña grabadora tenía un cartel en el que se leía.
"ACTIVAR SOLO CUANDO TODOS ESTÉN PRESENTES"
Miramos al rededor y vimos que estábamos todos. Sofía, sin cortarse un pelo, se levantó y acivó la grabadora.
"Hablan los organizadores. Bienvenidos a el próximo juego. Debajo de cada una de las sillas hay un sobre con cinco cartas, numeradas del uno al cinco. Estas cartas os acompañarán durante las próximas treinta horas. La mecánica es sencilla, los dos jugadores que estén en duelo elegirán una de sus cartas sin que el otro la vea. El jugador cuya carta tenga un valor superior ganará y se llevará ambas cartas, pero solo se llevará los puntos indicados en las cartas. Para garantizar que ninguna carta sea usada dos veces, cuando un duelo termine, romperéis una de las esquinas de la carta. Si durante un duelo hay un empate, cada jugador recogerá su carta. Cualquier jugador podrá retar a otro en cualquier momento, durante la comida, en mitad de la noche... Los diez jugadores que, tras las treinta horas tengan más puntos, serán ascendidos a un nivel superior a la liga internacional de juegos de estrategia.
Suerte jugadores."
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OSCAR
Mystery / ThrillerUn grupo de amigos decide apuntarse a un grupo de juegos de mesa donde conocen a gente, juegan, quedan para comer algo... Pero no todo son risas. Un día se uniría al grupo un tal Oscar, un hombre demasiado extraño que no tardará en involucrar a nues...