CAPÍTULO 11: ONCE upon a time

33 2 0
                                    

Apartó las chaquetas con la mano que tenía libre, nada, el armario estaba vacío.

Mientras Oscar seguía rebuscando por la habitación, continué avanzando por la repisa de la fachada del edificio. Estaba a unos diez metros de altura, sintiendo el frío de la estrecha repisa de mármol a través de mis pies descalzos.

Mientras avanzaba lateralmente pude oír como Oscar seguía rebuscando, apartando muebles.

El viento me azotaba en la cara y hacía que mi pelo se pasease por mi frente. Con la espalda pegada a la pared seguí avanzando, intentando mirar la arboleda de enfrente para no ver la que podría ser mi caída.

Seguí avanzando algunos metros hasta alcanzar la ventana. Pude ver una luz azulada, de linterna. Toqué suavemente el cristal. Sofía estaba de guardia. 

Cuando se acercó a la ventana no podía creer, se quedó plantada frente al cristal, mirando sin saber que hacer. 

Le hice un gesto para que abriese la ventana, me estaba muriendo de frío y, la idea de resbalar, no me hacía mucha gracia. Me ayudó a entrar.

-¿Que coño pasa?¿Que haces?

-Luego os lo contaré, ahora ayúdame a despertarles. -No nos costó mucho- Cogedlo todo -Susurré- Navajas, móviles, linternas...

-¿Que pasa? 

Nadie entendía nada.

-No hay tiempo, ya os lo contaré, ahora seguidme, y por dios no hagáis ruido.

Sabía que Oscar estaba todavía registrando la habitación, así que teníamos que aprovechar y salir mientras estuviese ocupado antes de que fuese a la otra habitación. Volver a salir por la ventana estaba descartado, sabía que algunos hubiesen preferido que nos atrapase Oscar a salir por la ventana, pero yo no estaba dispuesto.

Salimos por el pasillo. Con las luces apagadas parecía todavía más siniestro. Las sombras de los cuadros parecían alargase para atraparte.

Cuando nos alejamos de la habitación, la poca luz que nos alumbraba desapareció. Estábamos totalmente a oscuras. Palpábamos a tientas las paredes para seguir avanzando, sin articular ni un solo ruido.

Estábamos a oscuras y no sabíamos hacia donde íbamos, no tardó mucho en pasar lo que tenía que pasar. No se todavía quien fue, pero alguien cayó encima de mi. Cuando varios caímos al suelo, el ruido fue suficiente para que, alguien que había al fondo del pasillo yt que todavía n habíamos advertido, se alertase.

-¡¿Quien anda ahí?!

Reconocí la voz de Carlos.

-Todos al suelo. -Susurré.

-¡¿Que quien anda ahí?!

Carlos no se cansaba, de hecho oímos como se acercaba hacia nosotros, con paso firme rebotando por todo el pasillo. De pronto, la respiración de quien me estaba echando el aliento caliente sobre la nuca cesó, y la mía también.

-¿Quien anda ahí? -Por la voz debía de estar a un metro de nosotros. La oscuridad era total, lo engullía todo aunque hubiese estado encima no nos abría visto. 

Podía oír su respiración, se había parado justo al lado de nosotros. No le vi, pero lo supe en cuanto mi mano rozó uno de los cordones de su zapato. El pulso me aceleró tato que tuve miedo de que pudiese oírlo.

estuvo así unos seis o siete segundos hasta que oí el ruido de la suela sobre el suelo. Supuse que seguiría andando, pero como ya he dicho antes, todo el mundo se equivoca. Vi un pequeño destello. Al principio creí que era imaginación mía, pero pronto lo comprendí, Carlos había sacado el móvil y ahora estaba alumbrando el pasillo que se mostraba enfrente, inerte, vacío.

No tardaría mucho en alumbrar hacia nosotros y descubrirnos. Era el fin.

- ¡Eh!¡Carlos!  - Era la voz de Oscar. Sonaba cerca- Han escapado, no están en las habitaciones.

No podía ser, por si fuera poco ahora también Oscar. No teníamos ninguna oportunidad. Ya me imaginaba el titular. "Cinco Jóvenes aparecen muertos en sus habitaciones de hotel con navajas en su poder, una de ellos sigue desaparecida y..."

-¿Como es posible? -La voz de Carlos retumbaba en mi cabeza. Giró uno de sus pies trtando de encontrar a Oscar en alguno de los pasillos. Su pie pasó rozando mi cabeza, pero fuí suficientemente rápido para apartar la cara unas milésimas antes de que pusiese el pie donde yo tenía la mejilla. 

-¡Han huido por las escaleras! ¡Ve tras ellos hacia abajo, yo les seguiré por el otro lado y les acorralaremos en el piso de abajo!

- Pero jefe... -Dijo Carlos.

-¡¿No me has oído o qué?! ¡¿Que haces aún aquí?!

La voz de Oscar sonaba amenazante.

-¡Voy señor! Carlos salió corriendo hacia las escaleras.

Tardamos algo en asegurarnos que estábamos solos. Nos incorporamos. Marta rompió el profundo silencio.

-¿Como es posible que ya haya registrado las dos habitaciones?¿Tanto tiempo a pasado?-Marta siempre tenía mas curiosidad que miedo.

- No lo ha hecho, todavía no ha terminado. -Respondió Javi confiado. Parecí que yo fuese el único asustado.

-¿Que? -Dije rebuscando el móvil en el bolsillo.

-Que no ha terminado de registrarlas. -Dijo Javi, esta vez imitando la voz de Oscar.

- Que hijo de puta - Belén, bueno, todos, estábamos sorprendidos.

-No podemos detenernos -Dije encendiendo la linterna del móvil. No ha terminado, pero no tardará mucho.

-Cierto -Javi encendió la linterna de su móvil. ¿Que hacemos?

Los pasillos se mostraban ahora azulados por la luz de las linternas.

-Pues... -Dijo Sofía- Si Carlos a bajado y quedarse aquí está descartado, lo más sensato sería subir.

- ¿Y luego que? -Dijo Belén

-De momento sobrevivamos, luego, intentamos mantenernos así.

OSCARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora