Capítulo 16: ¿Me llamabas?

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Cuando me di cuenta, estaba parado sobre un lugar que no reconocía. Y aunque al principio era todo blanco, luego empezó a tomar forma. Debajo de mis pies se encontraba un montículo de arena, y noté que mis zapatos eran pequeños, eso sí, no eran muy destacables, además, estaba muy cerca del suelo, lo cual me extrañó. A continuación, me incliné sobre la loma que parecía tener una diminuta pala de juguete, lo cual me enrareció, así que estiré mi mano para tomarla, y ahí fue cuando me percaté de que era un niño; yo era el niño. "¿Cómo llegué a esto?", me pregunté, pero no alcancé a responderme yo mismo porque escuché a una mujer que me llamaba. ¿Era mi madre?

—¡Dalton, ya hay que irnos a casa! —me dijo, pero no era su voz. La dichosa destacaba por su dulzura y llegaba a embriagarme, por lo que cuando me giré, pude ver la más bella escena que jamás hubiera imaginado; era Lili, y ella estaba embarazada.

—¡Lili! —salí de lo que parecía un arenero, y corrí hacia ella, quien luego me regañó.

—No deberías decirme Lili, sabes que soy tú madre, así que dime mamá, ¿de acuerdo? —estaba demás aclarar que esto ya no me gustaba.

—Déjalo, seguro que no sabe lo que dice, aparte, su cerebro está en pleno desarrollo —habló alguien que de repente había aparecido a su lado, así como lo hace un espectro de la nada, este sujeto hizo lo mismo. Es así que... víctima de la curiosidad, levanté la mirada para ver quién era, pero no pude divisar su rostro, ya que una luz blanca le censuraba la mitad de éste.

—Pero, ¿qué dices, cariño?, no seas tan malo con tú propio hijo —¿qué?, ese sujeto... no era mi padre. ¿Qué diablos estaba pasando aquí? ¿Por qué era el hijo de Lili? ¿Por qué ella estaba embarazada? ¿Quién diablos era el padre de ese niño? Allí fue cuando caí en la cuenta, ese sujeto... ¿era el padre de ese bebé?, pero peor aún fue cuando me detuve a verlo más detenidamente, ya que una sonrisa bien marcada y maniaca se empezó a extender por su faz dejando a un lado la censura de la luz, por lo que poco a poco se descubrió uno de sus ojos, el cual estaba envuelto en carmín y su cabello era negro como la noche; ¡tenía que ser ese maldito! Y antes de que pudiera agarrarlo para matarlo, desperté abruptamente: me había sentado en la cama todo sudoroso, agitado, alterado, y por qué no decir, asustado. Fue todo demasiado realista, tanto, que me costó aceptar que regresé al mundo al que pertenecía, y comprender el hecho de que ese era mi cuarto.

—¿Qué diablos fue eso? —me pregunté en lo que me llevaba una de mis manos a mi rostro cubriendo la mitad del mismo. Me sentí por un momento desprotegido, y acompañado de esa sensación, había una aún más terrible, la cual escoltaba aquella pesadilla que recientemente había tenido. Ahora me poseía un mal presentimiento. ¿Qué era lo que significaba esto? Sin embargo, no tuve tiempo de pensar las cosas, pues al poco de haber despertado mi celular empezó a sonar, lo cual me hizo mirar la hora en el aparato, para darme cuenta de que eran las cinco de la mañana. ¿Por qué tan temprano? De cualquier forma, atendí y di con Louis.

—Buenos días Dalton, ¿te he despertado? —me preguntó con un tono alegre. Yo por mi parte, cerré los ojos y suspiré con pesadez.

—No, a decir verdad, recién me levanto —le respondí.

—¿Qué sucede?, te escuchas más estresado que ayer —dijo él del otro lado.

—Eso no importa. ¿Cómo diablos es que tienes mi número? —le reproché para cambiar de tema, y en lo que lo hacía, puse el altavoz para luego prepararme un cambio de ropa y así poder luego ducharme, ya que me sentía un poco asqueroso por haberme dormido con la ropa puesta.

—¡Oh!, eso. Pues... se lo quité a mi hermana en lo que se descuidó un poco —se le escuchó soltar una pequeña risa a lo que yo fruncí el ceño.

Soy un temerario mi amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora