CAPÍTULO 9 || MARATÓN (1/3)

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Narrador

— Debiste tener mas cuidado.. —comenta la joven peli azul mientras tocaba la mano de su abuela.

— Descuida, es normal que en mi edad me empiece a fallar el cuerpo.

Hace unas horas atrás, Marinette presenció la caída de su abuela en la motocicleta que tenia. Y ahora estaban en el hospital, viendo el enorme yeso que tenía alrededor de la pierna Gina, su abuela. En eso ambas presencia a un castaño corriendo hacia ellas. Algo sudado y con la respiración agitada.

— ¿Como hiciste eso mamá?! —exclamó Tom con preocupación.

— No sucedió na...

— Se cayó de la motocicleta —dice rápidamente la menor.

— Mamá... Deberías de dejarlo de una vez.

— Que tonterías dices. ¡Jamás!.

Después de unos cuantos minutos para que Gina dejará de dramatizar en no dejar de viajar con la motocicleta.

— Iré por unas bebidas —indica la joven.

Dicho eso, se retira del lugar dejando a una madre y su hijo un poco frustrados uno contra el otro. Gina toma aire para después decir la pregunta que tanto temía Tom.

— ¿Como te fue en el juicio?.

Pero Tom no dijo nada. No sabia como decirle que se había retirado antes de tiempo. ¿Cómo decirle que posiblemente jamás valla a volver a ver a su nieta?. Pero el silencio del castaño era lo suficientemente como que la preocupación y miedo se apoderada de su madre.

— ¿Qué sucedió?. —su respiración se estaba acelerando— dime que esa bruja no se llevará a mi nieta. Dime que no se la llevara lejos. Tom, dime algo por favor. ¡Di...

De repente empezó a temblar constantemente a la vez que una de sus manos acabo sujetando su pecho, justo donde se ubicaba el corazón.

— ¡Enfermera!.

[...]

— ¿No podemos quedarnos unos días más? De seguro hay mas lugares para tomar fotos, padre—volvió a insistir el joven. 

    — Adrien, cuando propusiste que viniéramos aquí pensé que por fin te estaba interesado esta carrera pero veo que tu razones fueron otras. —al ver el silencio y evasión de su mirada se dio cuenta que estaba en lo cierto— Entonces es por alguien... ¿Una chica?. 

   — Y que si fuese el caso. ¿Me alejarías?.

  —  Adrien, sabes que no puedes estar en una relación en la que no saliera beneficiada tu reputación. —hablo con firmeza Gabriel Agrestre.

  — Reputación.. — bufá— eso siempre te importo ¿Verdad?. Estoy cansado que solo te importe el trabajo. ¿Es qué a caso nunca pensaste en mi?.  

  — Pienso en tu futuro— justifica.  

  — Pero no en mi felicidad.  ¿Por qué siempre primero el dinero y lo que digan la gente? Es solo material, padre. Yo quiero ser feliz, tener una vida, tener momentos como tu lo tuviste con mamá. — sonríe de lado— pero no, al hijo hay que hacerlo infeliz por el resto de su vida como su padre.  Vamos, alejame más de ti.  

  — Mide tus palabras Adrien. No me faltes el respeto que soy tu padre.  

  — ¿Padre?. ¡Sigues eligiendo a otras personas antes que a tu propio hijo! — pasa su mano por su cabello, se estaba cabreando— juro que hago el intento de comprender todo esto, juro que hago todo mi esfuerzo  de comprender que todo esto lo haces por mi pero no lo logro. Pero desde que mamá nos abandono...

 — Ella desapareció—corrigió Gabriel con el esfuerzo que disimular su voz dolida. Ella no los había abandonado. Estaba seguro. O al menos eso quiere creer.

  — Desde que mamá nos abandono— prosiguió su hijo ignorado el comentario de su padre— me ignoras hasta decir basta.   Y discúlpame por ser tan idiota por estar luchando una y otra y otra vez un lugar el que no no debería luchar. ¿Y sabes por qué? Porqué soy tu hijo maldición. — rápidamente pasa su mano por sus ojos para evitar que le salieran lagrimas. No debería llorar y menos por alguien que realmente no lo merecía. Pero es inevitable. Todo este dolor que lo consumía tenía que dejarlo salir en cualquier momento y este, era el momento. Ya había llegado a su limite— Yo no debería estar peleando por un puesto. Es desesperante tratar buscar señales en que me digan que si te importo y que solo estás estresado por el trabajo, pero no. Soy un gilipollas que anda detrás de ti, esperando como un idiota en la mesa creyendo que algún día, estarías ahí, comiendo los dos juntos y estar conversando como cualquier padre e hijo hacen, sea hablar de fútbol o... yo que se. — suspira— Solo se que.... nadie debería mendigar por el tiempo de alguien. Por qué si alguien quisiera que esa persona estuviera en su vida, lo pondrá en ella. Nadie debería pelear por un puesto.

¿Lo triste?. Es que su hijo tenía toda la razón. 

  — Adrien... 

  — No— interrumpe el menor— Lo único que debes de saber es que sí me alejo ahora es por qué me doy cuenta que yo no soy igual de importante como tu eres para mi, padre. — suspira— En fin, te dejo para que pienses las cosas, y si realmente te importo lo suficiente, cambiarás y todo esto quedará en el pasado, te daré tiempo, sólo espero que no sea muy tarde cuando realmente te des cuenta a quien quieres más, a tu trabajo o a tu hijo; y sí por lo contrario, crees que es mejor el trabajo, también me lo haces saber, por favor. —pide— para tratarnos de jefe a empleado y no de padre a hijo...

Nuestro Mejor Error [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora