Lemon 9 ½

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—Solo es una broma. —Meliodas le dió su mejor sonrisa mientras cerraba los ojos.

Elizabeth soltó el aire contenido y se sintió regresar a la vida, esas bromas no eran hermosas, pero ella haría todo por él.

Sonrió con una pequeña vena en su frente que demostraba su molestia. Sí así jugaría el capitán, ella lo haría peor. Suspiró sonora mente y se paro.

El pecado la vió entrar a la cabaña desconcertado, eso no era normal, ¿Acaso se había enfadado?

Meliodas hizo lo mismo que ella y la siguió, no fue muy grata la vista cuando la vió entrar al baño y escuchó la traba cerrar. Capaz si se había molestado.

Aún así, el capitán estaba feliz, ella había demostrado claramente seguirlo a donde fuese, tal y como tres mil años atrás. Pasó por la cocina a buscar una manzana y camino por la cabaña hasta el cuarto, allí se quitó las botas y fue a acostarse en la cama. Al hacerlo se percató del pequeño bolso de Elizabeth a un lado, estaba abierto.

"La ropa interior de Ellie..."

La pervertida mente del capitán no dejo que desear, mordió su manzana y tomó el bolso para sacar la lencería de la joven que estaba en el baño, dió otra mordida y regreso a la cama, se puso a buscar.

Encontró su camisón, medias, un traje entero de combate blanco con cremallera en el pecho, "esto se lo quito con los dientes en el campo de batalla si es necesario...", unas remeras y un vestido, aún así, Meliodas recordó que cuando lo traía parecia tener más cosas.

—... capaz se tenía otro camisón y se lo está poniendo... —miró la puerta del baño y dejo el bolso en su lugar nuevamente.

Se acostó y termino de comer la manzana que tenía, dejo el resto en la mesita de noche que se encontraba a su lado.

En el mismo momento en que ponía sus manos atrás de su cabeza la puerta del baño sé abría, Meliodas decidió abrir los ojos justo en el momento preciso, delante de él una muy sonrojada Elizabeth se hacía presente. Aquel disfraz que días atrás habían comprado en ese momento de libertad que habían logrado se lucia de la mejor manera posible en ella.

El body de cuero negro mostraba su figura de la forma más provocativa posible, los pechos de la princesa se veían hasta más grande de lo normal, los botones que iban por el centro del disfraz parecían ejercer presión. Su trasero adornado con una colita de coneja daba un toque tierno y sexy al atuendo, y aquellas orejas altas blancas despertaban aún más el instinto pervertido del capitán.

Los ojos esmeralda abiertos de par en par grababan cada milímetro de imagen en su memoria, poco duraría aquella ropa en ella.

—Meliodas-sama... —la voz seductora de Elizabeth logro hacer reaccionar el cuerpo del pecado. —¿Le gusta Meliodas-sama?

Agarrando un mechón de su cabello y enredandolo en su dedo índice le dedico una mirada provocadora. Meliodas no pudo controlar el impulso de sangre que recorrió su cuerpo hasta sus piernas... Ni mucho menos el inicio de su erección.

Pero si el movimiento veloz de su cuerpo para aprisionar a la princesa contra la pared.

—¡M-meliodas-sama! —con suerte la jovencita de cabello plateado pudo notar como el capitán la elevaba en sus brazos y apoyaba su cuerpo contra la pared detrás de ella. —¿Qué hace Meliodas-sama?

El pecado no contesto, solo pasó sus manos por los brazos desnudos de la jovencita, luego por su cintura y subió a sus pechos, los que masajeo suavemente. La princesa completamente roja dejo escapar un suspiro. Ese fue el click para que Meliodas la cargara por los muslos y caminase con ella en brazos hasta la cama para arrodillarse sobre el colchón y dejar sentada a Elizabeth sobre su piernas.

Un Verdadero Rey para Camelot (Meliodas x Elizabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora