Romanticismo y egolatría

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Hay muchos amores, y es importante sentir el correcto.
En el caso de ella, no consiguió enamorarse de él, y aunque es posible que ni ella misma lo notase, él se percato de donde estaba su amor.
Toda su vida enamorado del amor, soñador idealista y romántico empedernido. Fue duro para él darse cuenta cuanto daño podía causar el romanticismo. Los detalles, los pequeños gestos, le dan vida al amor, lo nutren y sustentan. Pero si no hay amor, es fácil alimentar sin querer el ego, haciendo que dentro de una pareja, dos dirijan su amor a solo uno de ellos.
En su entrega al amor, solo consiguió hacer que aquella dama, se enamorase de si misma. Y aunque ella aun creía que lo amaba, el sabia la verdad y no se haría mas daño, tampoco la volvería a dañar.
Culminando aquella triste relación, solo quedaba aprender de sus errores, y meditando en las enseñanzas del pasado cuestionaba su propia forma de ser.
Si su deleite era complacer al ser amado, ¿como lo haría para no volver a caer en aquella trampa que generaba aquel romanticismo?
Enamorar a alguien de su yo, no solo era volver a dañar su propio corazón, también era guiar a quien amase, directo al mayor peligro para un creyente. El amor al yo impide depender de Dios, y él lo sabia ¿Cómo podría volver a declarar amor por alguien, si sabiendo que su tendencia generaba tal daño, continuaba haciendo lo mismo?
Decidió entonces mutilar esa parte de si mismo, no se arriesgaría a encantar nuevamente a alguien con romanticismo, no se permitiría, buscando el bienestar de alguna dama, dañar de esa manera su vida.
Eso si, esperaba a futuro hallar a la compañera indicada, a la cual, sin necesidad de cortejarle, conquistar dia a dia con pequeños detalles y poder deleitarse en su sonrisa dia tras dia, hasta el atardecer de sus vidas.

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