Hice todo lo posible para evitar llorar, pero bastó con un simple movimiento de Judal para que las lágrimas cayesen sin parar igual que aquel día que tuve que improvisar una tumba en el jardín trasero del palacio.
Yo sabía que él, en el fondo de tanta oscuridad, aún conservaba algo de ser humano común. Se había dejado ver un poco cuando le revelé la muerte de nuestro hijo, y ahora que estaba arrodillado con el diminuto ataúd pegado a su pecho no vi a un Magi ni a un degenerado, sino a un padre llorando frente al lugar donde su pequeño sería enterrado por segunda y última vez.
Nadie dijo nada, estaba claro que eso iba a ser un momento sólo para nosotros tres, cuatro contando a mi inseparable amigo felino, que al igual que yo se compadecía de ver a Judal tan devastado. En silencio, tras haberles señalado el lugar donde había sepultado a mi bebé, los Ocho Generales, Sinbad, Sphintus y Aladdin se marcharon para dejar intimidad a dos padres que iban a despedirse por última vez de su pequeño.
El ataúd que yo misma había hecho era muy simple, había cortado trozos de madera para después pegarlos entre sí con cera de vela, metiendo en él y envuelto con un pañuelo al embrión que jamás iba a ver la luz del sol o el resplandor de la luna sobre el mar. Tras desenterrarlo, el pelinegro se encargó de pulir una piedra alargada con otra piedra para tallar dos simples palabras llenas de significado: "Lo siento".
Ambos fuimos sin decir una sola palabra a otra parte del terreno, más alejado y fuera de los límites del palacio. Bajo un árbol de baobarobu cavamos un hueco profundo y metimos entre los dos la cajita en su sitio, cubriéndola de toda la tierra removida y colocando la piedra tallada con una disculpa tardía en el bulto castaño.
- Él era tu única oportunidad de salir de la corrupción aunque no lo supieras- comenté con voz baja y serena-. Varias veces el flujo de Rukh me dijo cosas que habrían ocurrido si estuviese vivo, y una de ellas era tu salvación.
- Deja de decir tonterías, no podría salir de Al-Thamen ni queriendo- repuso, y tuve que esconder con rapidez mi sorpresa al notar su estado casi depresivo. Mantenía la mirada fija en la diminuta tumba igual que yo, pero podía sentirlo temblando y llorando en silencio.
- Porque ya te han sorbido demasiado los sesos como para que te lo plantees, créeme que llegué a considerar hacer lo que nuestro hijo no pudo. Luego recordé tus palabras, lo que hiciste y todo lo que me torturaste aun estando a tanta distancia y se me pasó.
Tal vez no era el momento más apropiado para decirlo, pero no tendría otra ocasión así.
- Aquella vez que el flujo me enseñó una vaga imagen de cómo iba a ser... No tuve palabras para poder transmitir lo que estaba sintiendo. Esa ilusión lo dibujaba con unos ocho años, tu viva imagen pero con mi actitud, eras tú sin corromper.
Lo miré. Estaba peor que antes, en cualquier momento se iría al piso otra vez.
- Su única misión era enseñarte que no todo es malo en la vida, que siempre habrá alguien que te sacará de la oscuridad cuando caigas. Pero tú estás tan hundido en ella que hasta el Rukh admitió que no serviría, por eso me lo quitó tan pronto.
- Por pequeña que fuera- balbuceó con la voz rota por el llanto-, por ínfima que fuera, había una posibilidad de que lo consiguiese. Nunca había sentido esto, no me gusta estar así por otra persona.
- ¿Entiendes ahora por qué no debió nacer? Tú no entiendes el concepto de sacrificarse por amor, Judal. Yo habría dado mi vida sólo para que él tuviese una, y no pude porque ese pequeño en mi vientre llevaba tu sangre.
- Llevas un rato diciendo cosas contradictorias- meneó la cabeza-. Empezaste con que mi hijo sería mi salvación, y luego admites que está muerto porque no iba a funcionar.
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Gemas amatistas
ЮморNo es maga, pero hace milagros No es una conquistadora de calabozos, pero tiene un poder oculto. No tiene familia, pero sí amigos en quienes confiar hasta la muerte. Reena nunca pensó que lo perdería todo ese día. Una humilde invitación al palacio d...